“A comienzos del siglo XX, la obra de muchas escritoras está atravesada por la construcción de mitos biográficos y la relación no mediada entre escritura y vida, y muchas veces se las lee con esas coordenadas. Se instalan entonces ciertos casos aparentemente no invisibilizados que son casos de excepcionalidad”, consideró la escritora chilena y doctora en literatura, Alejandra Costamagna, durante la presentación “Vindictas Reivindica: día de las escritoras” que transmitió la Universidad Nacional Autónoma de México desde su canal de youtube.

Moderadas por Socorro Vengas, editora y directora general de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, las escritoras latinoamericanas Carmen Boullosa, María Fernanda Ampuero y Alejandra Costamagna conversaron sobre la invisibilización histórica del trabajo hecho por mujeres en la literatura –y en la esfera pública en general- y sobre el movimiento feminista actual.

“Hay varias estrategias desde el patriarcado que está, por una parte, en invisibilizar algunos aspectos de estas escritoras, y de sus producciones en el quehacer intelectual y crítico”, observó Costamagna, y apuntó el caso de la autora Marta Brunet.

“Se decía que escribía como hombre y de la varonilidad de su talento como formas de piropearla. Se tiende a leer y hacer construcciones binarias en las que quedan fuera del canon todas las producciones que no corresponden con esos códigos masculinos”, añadió.

Como ejemplo, señaló que se puede pensar en la generación del Boom latinoamericano: todos autores incontestables, pero que dejó completamente fuera a escritoras como Clarice Lispector, Elena Garro, Rosario Castellanos, María Luisa Bombal, entre otras.

“En algún punto, Juan Rulfo dice que la novela de Bombal fue importante para la construcción de Pedro Páramo, pero a María Luisa Bombal: ni el Premio Nacional, ni ningún tipo de canonización. También el caso de Gabriela Mistral es emblemático, significativo de cómo una mujer entra en ese canon un poco torcidamente, y se le va a desdibujar hasta el fin de sus días como una profesora soltera, muy inocua, cuando sabemos su modo de asumir una vida queer, inesperada para la época”, comentó Costamagna.

Por su parte, la ecuatoriana María Fernanda Ampuero destacó que el proyecto Vindictas, que busca poner al alcance de la comunidad lectora actual las obras de escritoras que, no obstante sus méritos literarios, han sido relegadas, es una reparación necesaria para cambiarnos como continente.

Recordó que el ‘autor ecuatoriano del Boom’ fue un personaje imaginario, inventado por Donoso, y subrayó lo significativo de que en un país así –“con todo imaginario, que recibe su nombre de una línea imaginaria”- hoy en día exista un protagonismo no-imaginario de escritoras, cosa que no había ocurrido anteriormente.

“Las ecuatorianas que estamos publicando, que formamos parte de antologías, etc., no somos una anomalía en la historia de Ecuador: somos herederas de decenas de magnificas escritoras que fueron silenciadas, porque si algo caracteriza este país, además de su enorme apego por la iglesia católica, es el patriarcado tan feroz”, ahondó.