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“Vivimos en un mundo deforestado; el Amazonas ardiendo es una muestra”: Andrés Ruzo, explorador de National Geographic

La emergencia en la selva más grande del mundo continúa por los incendios generados por ganaderos, señala Andrés Ruzo, explorador de National Geographic

“Vivimos en un mundo deforestado; el Amazonas ardiendo es una muestra”: Andrés Ruzo, explorador de National Geographic

“Vivimos en un mundo deforestado; el Amazonas ardiendo es una muestra”: Andrés Ruzo, explorador de National Geographic

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Cuando era niño, Andrés Ruzo escuchó la leyenda sobre un río que hervía en el corazón de la selva del Amazonas. Años más tarde, como explorador de National Geographic, investigó el Río Hirviente bajo la aprobación de los chamanes locales; desde entonces, ha realizado los principales estudios del este río termal, el más grande que se conoce en el mundo.

Por sus investigaciones en la amazonia peruana, Ruzo ha mantenido una estrecha relación con la selva tropical más grande del mundo y verla arder con mayor furia que nunca le causa un profundo dolor, que no debería ser distinto al de cada persona sensible en todo el mundo.

“Cuando hablamos del Amazonas, que es la selva tropical más grande y antigua del mundo, hablamos de un súper ecosistema, de los más biodiversos del planeta”, refiere en entrevista. “Su densidad de vida y flora es tan grande que debemos considerarla no como un montón de plantas, sino como reservorio de agua muy importante. Es una selva tan grande que incluso produce su propia lluvia”.

El investigador de National Geographic —con nacionalidad peruana, nicaragüense y estadunidense— ofrece ésta y otras entrevistas para hablar de la gravedad de un acontecimiento que se mantuvo por días en la opinión pública, aunque ahora de manera insuficiente. Mientras tanto, la emergencia continúa, al igual que el fuego provocado en su totalidad por los humanos y los intereses económicos, reflejo de una sociedad insostenible.

Ruzo relata lo que muchos han visto, lo que muchos saben que sucede desde hace años en la Amazonia en temporada de secas: las personas entran a la selva, cortan árboles y queman la “maleza” con gasolina o diésel para convertirlos en territorios donde puedan pastar sus vacas.

“La deforestación es ilegal y la agricultura no se practica porque lleva tiempo e infraestructura que pueden perder si son capturados. En cambio, queman el lugar, esperan a que crezca pasto y sueltan a su ganado; si las autoridades vienen por ellos, toman a su ganado y se van a otro lado a repetir el proceso”.

El problema no es nuevo, pero la política permisiva para degradar el medio ambiente del gobierno de Jair Bolsonaro ha catalizado el combustible que incinera la selva. “Bolsonaro dice a EU y Europa que son unos hipócritas, puesto que ellos se enriquecieron destruyendo sus bosques; aunque tiene razón, no puede permitir que esto suceda. Colegas en Brasil han demostrado que el Gobierno no ha querido hacer un manejo sobre este tipo de problemas, han censurado y despedido a científicos que lo han visibilizado, les han cortado recursos, incluso a los mismos bomberos. Éste no sólo es un fuego descontrolado, sino además uno ‘promocionado’ por el Gobierno”. Es un círculo vicioso que hace más vulnerable a la selva año con año, puesto que en la próxima temporada de secas será más fácil de quemar.

TIERRA DEFORESTADA. Sin embargo, el incendio sin control en la Amazonia no es la noticia más impactante y negativa que ha sorprendido al geólogo, dice, puesto que es una manifestación de la deforestación global. “La que más me impactó ocurrió en 2017, cuando se dio a conocer un estudio que confirmó que las zonas tropicales liberaban más CO2 del que eran capaces de absorber. Por primera vez, la balanza se fregó… para mí este suceso es como el chasquido de dedos, Thanos en el medio ambiente. Casi nadie habló del tema, pero su escala es inmensa, es un problema global”.

Ruzo no es muy optimista y refiere que la humanidad enfrentará situaciones tremendas en las próximas décadas, como consecuencia del deterioro del medio ambiente, el cambio climático, los refugiados del clima, el desarrollo cada vez mayor de súper patógenos… por mencionar algunos. Incluso en la selva amazónica tenemos una farmacia natural que estamos perdiendo, dice.

Pero no todo está perdido, Ruzo menciona que se pueden hacer muchas cosas incluso en medio de la emergencia, como apoyar a organizaciones que protegen el Amazonas, mejorar prácticas de consumo e incluso hacer turismo sostenible. “Pero lo que siempre recomiendo más es sembrar un árbol, no importa en qué lugar ni espacio del mundo. Nos urge tener más árboles porque vivimos ya en un mundo deforestado, todo rincón es valioso. Si reforestamos el planeta quizá podamos restablecer el balance que hemos perdido”.