Hay personajes que las circunstancias colocan en el escenario equivocado. Xóchitl Gálvez, alter ego femenino de su benefactor Vicente Fox, evasor de impuestos condonado por el superautónomo Poder Judicial, es uno de ellos. La agresividad y habilidad histriónica de la senadora son dotes indiscutibles para la carpa, para abrir sucursales de entrenamiento hooligan enfocado a los aficionados del panbol o, de plano, para disputarle el mercado a muchos standuperos que se la juegan rudo en el albur, pero no para ocupar un puesto de representación popular desde el que defiende, con pena ajena, intereses cupulares como los de las factureras.

Gracias a su indolente participación en la tribuna de la Cámara de Senadores en la que se discutió y aprobó penalizar a los factureros, es decir, a los beneficiarios de las empresas fantasma que emiten facturas falsas con las que políticos y empresarios corruptos evaden millones de pesos en impuestos, se convirtió, sin desearlo, en la representante de esa oposición inútil que más que construir puentes, se ufana por ponerle obstáculos al crecimiento del país, aunque en esa innoble actividad se autodestruya, como lo hizo el PRD, cuya representación en el Senado es ridícula y se encuentra encabezada por un político que tiene la representación gracias a que fue plurinominal del PAN: Miguel Ángel Mancera.

Pero fueron dos la circunstancias que confluyeron para que Xóchitl Gálvez pasara de porrista del Cruz Azul a cómica legislativa de los factureros, representantes de un sector de la delincuencia organizada que se opone a que se tipifique como delito grave el negocio de la evasión fiscal mediante la facturación falsa. Los evasores amenazan mediante sus empleados en las cámaras, en los medios deschayotados y desde luego mediante los líderes de partidos chatarra como el que encabeza el nuevo dirigente del PRI (otro rico improvisado que hizo su fortuna robándole a los contribuyentes campechanos), con llevar a la Corte en la que todavía hay empleados al servicio del neoporfirismo, la ley aprobada en el Senado para su discusión en la Cámara de Diputados, con el objeto de que se declare como “inconstitucional”, a lo que estos ladrones sin brújula han dado en llamar “terrorismo fiscal”.

En otras palabras, la evasión multimillonaria de impuestos que nos coloca como el país de la OCDE que menos le retribuye al erario, tiene representantes y una matraquera con músculo que se opone a que se penalice a empresas fantasma que tan sólo en los últimos cinco años emitieron más de 9 mil millones de facturas falsas, de acuerdo con el SAT. Y luego por qué no ganan en las elecciones.

La otra circunstancia que contribuyó a que Xóchitl encabezara la defensa porril de este incómodo, próspero y millonario sector de latrocinio vinculado también en red, fue un episodio bochornoso que se subió a Twitter y por el que se granjeó lamentables sobrenombres que ni al caso viene citar. El hecho es que circula un video en el que se le observa reprimiendo verbalmente a un adulto mayor porque no le dio su recibo de 5 pesos por el uso de un sanitario en un mercado público. Tras ese episodio, los memes y los comentarios la convirtieron en Trending Topic y reina de los factureros. Fue ella sola. Sin ayuda de nadie. Como Fox y Calderón.

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