Opinión

Ya estuvo bueno de crisis. Y de COVID también

Ya estuvo bueno de crisis. Y de COVID también

Ya estuvo bueno de crisis. Y de COVID también

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En el 1929 fue el crecimiento descontrolado del crédito para la especulación devalores bursátiles, gracias a la eliminación de la fiscalización del gobiernoderivado de la política ultraliberal del gobierno.Esta explicación del origen de la crisis contrasta con la mayor parte de lasexplicaciones que parten de la teoría económica neoclásica que señala que laoferta de bienes había ya excedido la demanda y que la caída de la bolsa fue elreflejo del necesario ajuste en el mercado de valores. Esta forma de entender las cosas no explica por qué el mercado orientó, en losaños previos a la crisis, los capitales hacia los valores bursátiles, y adolece dedogmatismo pues en su culto a la ideología de mercado es incapaz decuestionar siquiera a esta instancia impersonal que denominamos mercadocomo máximo regulador de la actividad económica, mucho menos se atreveríaa plantear que la desregulación a ultranza de la cuenta de capitales (sin ningúntipo de controles de salida y mucho menos de entrada) y la liberalizaciónfinanciera tienen algún tipo de responsabilidad en el desencadenamiento de lamayor crisis económica-financiera hasta entonces conocida.Este paradigma señala que la causa última de la crisis se encuentra en unproceso de sobreproducción de capital o sobreacumulación (que tiene que vercon el exceso de capital en relación con las posibilidades para emplearlo y nonecesariamente con una sobreproducción de mercancías). Así, como consecuencia del descenso de la rentabilidad en la actividadproductiva, los capitales se orientaron a la inversión de cartera, a capitales quepresentaban tasas mayores de rentabilidad y a corto plazo, y que fueronfinanciados cada vez más con créditos sin más respaldo que la acción que secompraría con ellos.En suma, es interesante que se presente una explicación de la crisis de 1929que salga de la dicotomía de estos dos paradigmas de cientificidad que son lasdos explicaciones más recurrentes.Es interesante destacar cómo en el desarrollo de le depresión de la década de1930, las teorías económicas dominantes —así como los responsables de lapolítica económica— tardaron tanto en aceptar que sus cuerpos teóricos nodaban cuenta de la coyuntura que se vivía, y que por tanto no podían seguiresperando que la recuperación llegara por sí sola, es decir, dejándola en manosdel mercado. Esto muestra que muchas veces los paradigmas teóricos se convierten en unobstáculo para comprender las realidades cambiantes.

La descripción correspondiente al periodo en el que se desarrolló la segundaguerra mundial aborda detalladamente no sólo el comportamiento económicoque tuvieron los países involucrados (especialmente el crecimiento de suproducto), sino también las motivaciones económicas que se encuentran detrásdel conflicto armado, trascendiendo el discurso oficial que hace referenciapreeminentemente a la lucha contra el fascismo. La repartición del mundo y el acceso ilimitado a recursos necesarios para laindustrialización y para buscar recuperar, acceder o mantener la hegemoníason elementos centrales para entender esos agitados años. En el libro estoselementos son abordados explícitamente y con claridad, y no quedan niexcluidos ni relegados.El desarrollo de los países como México, en ese entonces llamados de tercermundo es muy ilustrador. Si bien muchos estudiosos han destacado ya que unade las barreras para el crecimiento más sostenido de estos países, que sepudiera traducir efectivamente en un desarrollo económico, estribó en eldeterioro de los términos del intercambio (entre ellos se encuentran losdesarrollistas e incluso algunos teóricos de la dependencia), la explicación delas causas de ese deterioro varía mucho de una interpretación a otra. Interesante también es la forma como es abordado el tema de la crisis quesufre el Estado de bienestar, en la medida en que se creía que el capitalismohabía superado ya este inconveniente. Cómo se entra en una recesión generalizada y el mercado muestra signos desaturación. Igualmente interesante es advertir que muchas de las técnicasutilizadas en los años setenta para orientar e incrementar constantemente elconsumo siguen siendo utilizadas hoy en día: tal es el caso de la obsolescenciaprogramada y la obsolescencia percibida, que si bien resultan eficaces paraelevar en ciertos momentos los niveles de rentabilidad, resultan insuficientescuando se trata de evitar una crisis.

@DrLuisDavidFer