Opinión

Yeidckol se aferra al calcio

Yeidckol se aferra al calcio

Yeidckol se aferra al calcio

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Los políticos que no pudieron, no quisieron o no alcanzaron a sumarse a la aplanadora de Morena, pasaron a formar parte de una oposición destructiva y autodestructiva, con líderes tontos o perversos como el expresidente Felipe Calderón. Eso es pésimo porque desde el PAN (o desde los partidos ultra en “formación”) no hay capacidad de construcción política colaborativa, salvo casos aislados como el del panista Javier Corral. La verdadera oposición está dentro del propio movimiento que se dio una precipitada estructura que resultó funcional para arrasar, gracias al apoyo de una impresionante base ciudadana y la legitimidad aborrecida por muchos del presidente, pero que con la misma rapidez está mostrando tumores de disfuncionalidad cupular.

La historia ya la conocemos: ganó Morena con una sui generis composición de candidatos a cargos de elección popular y una, también peculiar, integración de funcionarios públicos al gabinete federal y los gabinetes estatales. Este es sólo un factor que se traduce en las pugnas al interior del partido para regocijo del borolismo. El otro es que hay tendencias conservadoras dentro de la estructura de gobierno que están ansiosas por el reparto de candidaturas para 2021.

Yeidckol Polevnsky las personifica y desde luego no es un prieto en un arroz de blanquísima pureza de izquierda, ella representa a los arroces prietos y por eso tiene simpatías. El otro, con arroces de varias gamas, está cobijado por las redes políticas de Claudia Sheinbaum, de ahí que algunos concluyan que Bertha Luján y Ramírez Cuéllar tienen el apoyo de AMLO. Es un poco la versión remasterizada de la lucha por la candidatura para gobernar la CDMX entre la actual jefa de gobierno y Ricardo Monreal.

Estas dos grandes divisiones, tienen que alcanzar acuerdos o, como se dice coloquialmente, a Morena se la va a cargar el payaso para beneplácito de la oposición enana y truculenta que perdió casi todo. En el caso de Yeidckol Polevnsky, me resulta reaccionaria su oposición al fortalecimiento del Instituto de Formación Política de Morena. El gobierno necesita cuadros. El gobierno necesita voces críticas que desde las bases y desde una estructura más organizada le den seguimiento justo a la gestión que ganó limpiamente y a los excesos de sus integrantes también en cámaras. Las acusaciones de Yeidckol contra Rafael Barajas de las que después se desdijo con torpeza, ponen de manifiesto que el funcionalismo electorero del que formó parte para que Morena alcanzara el triunfo, lo quiere monopolizar para la elección de candidatos en el 2021. Este hecho lo ha presentado en medios mediante un falso dilema en el que después de pedir “sólo dénme un año más”, lo expone sin tapujos: “Por qué supongo que un partido político está para ganar elecciones, ¿no?”.

Eso todos lo tienen claro. En términos absolutamente pragmáticos hay tres aspectos que tienen que resolver en el corto plazo para consolidar el cambio por el que votamos muchos en 2018: el primero es “negociar” las listas de los integrantes de todo lo que está en juego para 2021, el segundo incorporar la experiencia de Yeidckol en el proceso pero sin ella a la cabeza del mismo y el tercero dotar al partido de recursos para que la cuarta transformación pase de frase de campaña y muchos logros encomiables, a un movimiento sostenido desde la ciudadanía que poco a poco vaya rompiendo las inercias del conservadurismo y la deificación paternalista de la política.

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