Opinión

Aprueban beatificación de Juan Pablo I

El Papa Francisco firmó la declaratoria por la cual se autoriza la beatificación de Juan Pablo I, el Papa de la Sonrisa como le decían, (Albino Luciani, 1912-1978) quien únicamente duró al frente de la Iglesia 33 días. El proceso de beatificación inició el 14 de mayo 2007.

A la muerte de Paulo VI, el cardenal Luciani no figuraba entre los papables pero el sábado 26 de agosto de 1978, en un breve Cónclave, el humo blanco sobre la Capilla Sixtina dio a conocer que había Papa y en el balcón de la Loggia apareció el Patriarca de Venecia quien tomó el nombre de Juan Pablo I y renunció a la ceremonia de coronación.

La noche del domingo 27 de agosto de aquel año, el recién electo Papa cenó con el cardenal Villot, Secretario del Estado Vaticano, quien no se sentía cómodo con el nuevo pontífice, pero el Papa no aceptó su renuncia y le pidió que continuara en el cargo al tiempo que informaba que ratificaba en sus puestos a los demás dignatarios de la Curia Romana.

El Vaticano

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Al día siguiente, 28 de septiembre, el Papa se reunió con el cardenal Villot a quien le informó de numerosos cambios que deseaba realizar. Terminando el diálogo, Villot se retiró y el Papa, en compañía de sus secretarios Magee y Lorenzo penetró en sus habitaciones para cenar. Luego les dijo: “A domani. Se Dio Vuole”, (Hasta mañana, si Dios quiere). Faltaban cinco minutos para las 9:30 de la noche.

A la mañana siguiente, Juan Pablo I estaba muerto en su cama y desde que se supo del deceso, muchas conjeturas se tejieron sobre la causa de su muerte, pero ninguna se ha podido demostrar. Las dudas y sospechas se hicieron más grandes luego de que la Santa Sede negó la autorización para practicarle al pontífice la autopsia.

Durante el pontificado de Juan Pablo II se comenzó a hablar de la posible beatificación de Juan Pablo I pues murió en olor a santidad. La Fase diocesana de la causa dio fin cuando se cumplieron 28 años de su fallecimiento y el vicepostulador, el padre Giorgio Lise, explicó que desde el 23 de noviembre de 2003, “se habían escuchado a 170 testigos en 190 sesiones, y anunció que faltaban otras entrevistas en Roma y en Vittorio Veneto”. La apertura de este proceso estuvo respaldada por 300 mil firmas y la solicitud provino de varias conferencias episcopales.

Primero se habló de un posible milagro a favor de la curación de un jornalero italiano de la localidad sureña de Altamura que padecía cáncer de estómago, según reveló entonces Enrico Dal Covolo, postulador de la causa.

El Papa Benedicto XVI, en cierta ocasión se refirió a su sabiduría y a su humildad, y dijo: “en sus discursos usaba ejemplos sacados de la vida concreta, de sus recuerdos de familia y de la sabiduría popular. Su simplicidad era vehículo de una enseñanza sólida y rica, que, gracias al don de una memoria excepcional y de una vasta cultura, enriquecía con numerosas citas de escritores eclesiásticos y profanos”.