Opinión

Delfina y los pendientes en la SEP

Pues sí, ya es casi oficial: dejará usted la SEP para probar suerte en la contienda por la gubernatura del Estado de México.

Foto: Cuartoscuro

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Veamos algunos, solo algunos de los pendientes y avances que nos deja en una de las dependencias más importantes del gobierno federal:

De una parte, celebro que haya usted contenido los ímpetus de Marx Arriaga, director de Materiales Educativos en la Secretaría de Educación Pública, para la implantación casi inmediata del currículum y del plan de estudios de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), cuyos disparatados postulados expuse ya en este espacio (Mayo 17, 2022). Las asambleas estatales celebradas en todos los estados fueron un mal intento de legitimar una propuesta autoritaria, con delirios ideológicos y, sobre todo, inoportuna en la medida en que todavía no nos reponemos educativamente de la pandemia.

Celebro también que en la SEP haya cabido el sentido común como para pilotear el proyecto de la NEM durante el próximo ciclo escolar; solo esperaría que su sucesor analice con rigor los resultados. No pretendo ser ave de mal agüero, pero una propuesta que prioriza la ideología del grupo en el poder sobre las necesidades reales de una variedad enorme de alumnos, dudo que sea una buena medida para la educación NACIONAL, así, con mayúsculas.

Le reprocho la cancelación del programa de escuelas de tiempo completo (PETC), de tanto beneficio en todos sentidos para alumnos y padres. Nunca escuché una explicación sensata al respecto; así pues, sospecho que el PETC nació con el pecado original de ser creado por Felipe Calderón y expandido por Peña Nieto.

Deploro también que la dependencia a su cargo haya ordenado aprobar a todos los alumnos, cuando la propia encuesta de la SEP indica que el 92 por ciento de los profesores detectó una pérdida de aprendizaje en sus alumnos, debido a la pandemia.

La poca enseñanza brindada por los maestros durante la suspensión de clases presenciales, no fue su culpa. Bastante hicieron en medio de la tormenta, pero no fue suficiente. A la fecha, la Secretaría no ha presentado ningún programa de recuperación, así que estamos hablando de una generación que cargará su lastre a todo lo largo de su educación.

Hay por ahí un estudio de carácter nacional, elaborado por el Consejo Nacional para la Evaluación Educativa y denominado “La Estrategia Aprende en Casa”, aplicada durante la pandemia. Me deja la impresión de que el estudio solo quiso ver el lado amable de la experiencia, pero aun así tiene recomendaciones rescatables, tales como capacitar a los maestros para la educación a distancia, aprovechar las redes de apoyo en situaciones extremas y la muy urgente necesidad de atender el déficit de infraestructura en los planteles.

Sobre este último punto, aun hay 89 mil escuelas sin drenaje, 39 mil sin agua potable y 10 mil sin electricidad. En conectividad para educación a distancia, las carencias son peores. Las cifras expuestas son alarmantes cuando el lema de moda es “Primero los pobres”. No todo se resuelve repartiendo becas a diestra y siniestra, si los chavos no disponen de un lugar medianamente aceptable dónde estudiar.

Deseo que, como dicen los rumores, usted sea sustituida por el doctor Juan Ramón de la Fuente, quien cuenta con la dura y admirable experiencia de haber rescatado a la UNAM. Pero mucho temo que el dedo presidencial se inclinará por el doctor Luciano Concheiro Bórquez, quien tendrá la enorme tentación de aplicar su visión personal del mundo, muy cargada hacia una izquierda dura, olvidando que la educación pública debe ser laica, incluyente y universal…

Me despido, doña Delfina. No sé si desearle suerte en su nuevo reto, o deseársela a los mexiquenses.

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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