Deporte para la vida
EL DEPORTE EN FAMILIA
Debería resultar una aspiración de parte del gobierno el contar con una población activa físicamente y envuelta en una práctica deportiva regular, las razones podrían ser muchas, podemos enumerar desde el uso formativo y utilitario del tiempo libre, así como los innumerables beneficios relacionados con los efectos, tanto en el tejido social y familiar, como en la parte física.
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En nuestra sociedad, desafortunadamente, no se encuentra arraigada lo suficiente la participación en actividades deportivas o recreativas, adicionalmente es común ver a los padres de familia presionar a sus hijos durante las competencias, sin comprender el daño que pueden causar, al no permitirles que se convierta en una fuente de disfrute, juego y recreación.
DEPORTE CON VISIÓN HUMANISTA
En realidad, la práctica del deporte en la población abierta, y en particular entre los jóvenes y niños, se encuentra contaminada en gran medida por la desmedida búsqueda del triunfo a cualquier costo, aprendida a fuerza de ver en todos los medios el llamado deporte espectáculo, el cual implica el triunfo como bandera.
En tanto, en el momento de considerar con seriedad involucrar a niños y jóvenes en algún deporte, ya sea desde un punto de vista recreativo o competitivo, lo más importante debe ser priorizar a la persona, sus intereses y necesidades por encima de cualquier resultado, el sentido profundo del impacto real y benéfico de esto debe ser subordinar todo a la premisa mencionada anteriormente.
DEPORTE PARA LA VIDA
Ya hemos comentado en colaboraciones anteriores como, en el juego y el deporte, en realidad se vive una simulación de aquello que sucede cotidianamente, y por lo tanto se puede considerar un entrenamiento para la vida, así podemos ver cómo se aprende a saludarse antes de cualquier confrontación deportiva, a entender que ya estamos ahí, con el rival enfrente y es el momento de darle la cara y luchar, de desarrollar armónicamente el trabajo en equipo, en tu vida personal nuestro equipo son tus amigos y la familia.
También la práctica deportiva nos permite vivenciar las emociones implícitas en ganar y perder, no hay lugar para el azar, además si se impulsa creativamente la experiencia, normalmente se aprende más cuando se pierde, el niño y joven así entonces adquiere la habilidad de ser autocrítico, de madurar, de asumir su responsabilidad y no poner la culpa de lo que le sucede en los demás.
La divisa para la utilización correcta y educativa del juego y el deporte es pensar: yo nunca gano o pierdo, siempre aprendo.
Se desarrolla con mayor profundidad la capacidad de conservar la atención y la concentración, la memoria no tan sólo se beneficia por aquello que es necesario recordar sobre la estrategia y la táctica, también lo hace gracias a las conexiones neuronales generadas por el ejercicio y la actividad física. Un gran aporte es entender la diferencia existente entre ser derrotado y darte por vencido y esa, es una de las grandes lecciones de vida brindadas por esta extraordinaria herramienta.
Pierre Parlebas, pedagogo y psicólogo francés, desarrolló el concepto de praxiología motriz, una de sus partes centrales es lo llamado por él, sociomotricidad, donde al momento de estar practicando una actividad en grupo, se genera un metalenguaje nuevo, esto es, simplemente con la capacidad de alcanzar a leer y traducir los movimientos propios y del contrario, se genera una respuesta, individual y colectiva, en la cual se involucra el cuerpo y su respuesta inteligente.
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