Opinión

Educación pública: presa de las ocurrencias

Me dirijo a usted porque, desde la salida de Esteban Moctezuma de la SEP, no hay una autoridad educativa visible capaz de entender la enorme complejidad y la trascendencia de la educación pública. Y parece que doña Delfina anda muy ocupada preparando su candidatura al gobierno del Estado de México.

AMLO en su conferencia matutina en Palacio Nacional

AMLO en su conferencia matutina en Palacio Nacional

Desde la misma contrarreforma educativa de 2019 fue patente la falta de una mirada estratégica sobre el papel de la educación en el desarrollo de México. La visión de la 4T impuesta en el Artículo 3º Constitucional es una amalgama de proclamas político-ideológicas, que incorporan definiciones en torno a los maestros, los indígenas, la escuela, la ciencia y la educación superior, sin que haya consistencia sistémica.

Derivado de lo anterior, surgen varias y graves contradicciones. Muy pocas se han evitado, como aquel supuesto error de técnica legislativa que, si no se hubiera detectado, habría desaparecido la autonomía universitaria.

Otras contradicciones y ocurrencias prevalecen, sobre todo en el nivel de la educación básica. Por ejemplo, al reformar el Artículo 3º Constitucional, la 4T se comprometió a que, en las escuelas y regiones más pobres y marginadas, el gobierno proporcionaría apoyos de todo tipo a los estudiantes y sus familias, incluyendo alimentación. Sin embargo, su gobierno desapareció las escuelas de Tiempo Completo y las Estancias Infantiles.

Otro problema inexplicablemente sin abordar con seriedad es el rezago en aprendizaje y el incremento en deserción escolar, ocasionados por la pandemia. Se intuye grave, pero se desconoce hasta dónde llega el daño en cada materia, capacidad y habilidad.

En vez de que la SEP hiciera un diagnóstico integral al respecto para desarrollar una estrategia de recuperación, solo hizo una encuesta entre profesores. Aún así, ya se prefigura el tamaño del desastre, a partir de que el 92 por ciento de los maestros detectaron una pérdida de aprendizaje en sus alumnos, ubicando el daño mayor en el nivel de secundaria.

El estudio de la SEP no incluye una estrategia integral para la recuperación, mucho menos aborda el tema de las deserciones.

Peor aún está la ocurrencia reciente de la SEP: ahora impulsa un nuevo Marco Curricular y un Plan de Estudios para desaparecer los grados escolares y sustituirlos “fases de aprendizaje”, cada una abarcando varios años escolares. ¿Cómo para qué fusionar los años? Según la SEP, con este modelo se dedicará mayor tiempo a los procesos cognitivos, sociales y culturales de los estudiantes. Eso está por verse porque hay que modificar todo el esquema de enseñanza y luego capacitar a los maestros.., pero justo para la capacitación magisterial prácticamente se canceló el presupuesto…

Especialistas como Eduardo Backhoff, consideran que ese modelo empobrecerá más el aprendizaje y no contiene elementos para enfrentar y superar el desastre educativo intensificado por la pandemia; además, colocaría a México fuera de la órbita de los organismos, instrumentos y parámetros internacionales de cooperación en materia de educación, como lo son la OCDE y el mecanismo de evaluación y seguimiento PISA.

Igualmente preocupante es la deserción escolar. Según la “Medición del Impacto de la Covid-19” (INEGI, 2021), 5.2 millones de alumnos dejaron de ir a la escuela. Tres fueron las razones principales: la primera, que “las clases a distancia son poco funcionales para el aprendizaje” (26 por ciento); la segunda, que los padres o tutores se quedaron sin trabajo (25 por ciento); y la tercera, que no tienen computadora ni otros dispositivos o conexión de internet (21 por ciento). Hasta hoy, nada ha propuesto la SEP para recuperar a esa población de escasos recursos que, sin educación, perpetuarán su condición de pobreza.

Me pregunto si será posible distraer la atención y los recursos de su gobierno, señor presidente, para orientarlos a la educación y el desarrollo de esta generación completa de niños y jóvenes que está a punto de perderse para siempre.

No exagero, será para siempre…