Opinión

EUA Y MÉXICO: Mundos paralelos

CRÓNICA CONFIDENCIAL

Mendivil

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¡Todos unidos contra la corrupción y la impunidad!

Mañana la secretaría a su cargo estará de manteles largos, cuando se celebre el Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad (DANS) entre Estados Unidos y México.

A la reunión vendrán puros picudos, como los secretarios de Estado, Anthony Blinken y de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, así como el fiscal general Merrick Garland. Del lado mexicano estarán los principales miembros del gabinete de seguridad, junto con usted.

Se supone que ambos países buscan pasar a otra etapa en la cooperación sobre seguridad, para lo cual llegaron a un acuerdo sobre 10 ejes comunes. Hasta ahí todo suena fantástico, doctor Ebrard, pero mucho me temo que además de la traducción simultánea de idiomas, van a requerir un intérprete sociólogo para explicar la racionalidad del crimen organizado en México.

El consumo de drogas en EUA es un problema de salud pública, pero no necesariamente de violencia. Los narcos gringos -según cuentan los que saben- compran los cargamentos a los mexicanos y los diluyen en complejas y extensas redes de miles de vendedores. Los jefes mafiosos y sus secuaces no se andan pavoneando por las calles. Ahora sí que calladitos se ven más bonitos y mientras no generen violencia, pasan por debajo del radar policíaco.

En cambio, los narcos mexicanos andan en su camionetotas, meralleta en mano, donde sea y marcan sus territorios con ferocidad. ¿Cómo va a explicar la parte mexicana que los narcos sigan libres a pesar de ser tan abiertos y cínicos sus crímenes? ¿Qué dirá sobre lo que pasa en Michoacán y hasta en diminutas poblaciones chiapanecas?

En cuanto a la frontera, dejaré de lado la migración para seguir con la droga:

En 2020, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EUA incautó 10 toneladas de cocaína, 2.5 de heroína, 81 de metanfetaminas y tres de fentanilo. ¿Cuándo se han logrado tales decomisos en México? Me dirá, doctor Ebrard, que la CBP cuenta con equipo y tecnología; sin duda, pero también es mucho menos corrupta.

Viendo la frontera de allá para acá, el tráfico de armas es un gran dolor de cabeza. Además de la cantidad de puntos porosos en nuestra línea divisoria, está el tipo y volumen de armamento introducido a México. La mayor parte son rifles semiautomáticos, pistolas y balas; pero los narcos mexicanos también compran lanzacohetes RPG-7 y lanzagranadas. Hablamos de unas 200 mil armas al año que, a estas alturas, deben ser millones circulando por todo el país.

Las armas se introducen escondidas en automóviles particulares y, ya entrados en gastos, en camiones de carga que al cabo se puede... Si la Guardia Nacional mexicana pescara a uno de ellos en territorio nacional, de acuerdo con la ley mexicana, los transportistas irían directo al tambo… Claro, el chiste es que los agarren. ¿Cómo explicar que nuestras autoridades conocen el modus operandi, pero-no-logran-detenerlos…?

Aquí llegamos a un punto nodal de los 10 ejes: el intercambio de información y -me permito agregar- la corrupción. La 4T tiene prácticamente abandonado el Sistema Nacional Anticorrupción, el cual pretendía crear bases de datos delincuenciales de todos los estados y ayudar a hacer más eficiente el combate al crimen organizado y a quienes lo encubren. Por cierto, no tengo claro qué pasó con el CISEN ni con el área de inteligencia de SEMAR que tan bien funcionaba. En fin, ¿qué información de calidad brindará México a EUA?

Por último, secretario Ebrard, espero que nadie le pregunte por qué el presidente saludó a la mamá de El chapo o cómo se traduce en acciones de seguridad el dogma de abrazos, no balazos…

Investigación: Upa Ruiz upa@delfos.com.mx

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