Opinión

¿Por qué y para qué existe el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia?

En su 70ª Asamblea General de 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) resolvió que el 11 de febrero sea considerado como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia entre sus países miembros. ¿Qué motivó a esta congregación de más de 100 países a tomar este acuerdo? Entre los fundamentos de tal declaración, se menciona que se encontró que en 14 países la probabilidad para mujeres de obtener un grado de licenciatura, maestría y doctorado en ciencia y campos relacionados es 18%, 8% y 2% respectivamente, mientras que los porcentajes para hombres son de 37%, 18% y 6%. Claramente, se percibe una brecha de género, es decir, hay una diferencia entre los niveles de participación de las mujeres en el campo científico.

cuencanews.es

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¿Qué se pretende al instaurar esta declaración? Llamar la atención sobre esta brecha y promover acciones que permitan lograr un pleno acceso y la participación igualitaria de mujeres y jovencitas en la ciencia, contribuyendo a la igualdad de género y a su empoderamiento. Desde entonces, con este fin en muchas ciudades del mundo se realizan conferencias, mesas redondas, concursos, talleres y exposiciones.

Datos de la UNESCO sobre América Latina de 2017 muestran que, en nuestra región, el porcentaje de participación de las mujeres dedicadas a la investigación, está en promedio por arriba del 30%. De hecho, es el mayor porcentaje regional en el mundo. Esto se puede entender si tenemos presente que la mayoría de las comunidades científicas son pequeñas y jóvenes, a diferencia de países con una larga tradición donde desde los inicios prácticamente las mujeres no tenían acceso a la educación de manera explícita. Los países latinoamericanos con mayor porcentaje son Venezuela (61%) y Argentina (54%). En México, el porcentaje de la participación de mujeres en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) es de 40.8%. Notablemente, en algunas áreas como Ciencias Exactas e Ingenierías el porcentaje es muy bajo, además, la cantidad de mujeres disminuye notablemente al ascender en la escala académica.

Pero no basta con incrementar el número de científicas hasta alcanzar el mismo porcentaje que los hombres. Un ambiente de trabajo y las condiciones para que pueda desarrollarlo en equidad son también necesarias. Desde hace décadas han existido en el medio científico, grupos de hombres y mujeres que detectaron esta situación e impulsan acciones para generar cambios entre la comunidad y en las políticas instituciones que no favorecen dichas condiciones. Entre otros, un grupo de estudiantes e investigadoras de nuestro país fundó la Red de Ciencia, Tecnología y Género (antes Red Mexciteg), que contó con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), hasta hace poco para realizar investigación y actividades sobre el tema.

A nivel mundial, a través de un proyecto impulsado por diversas uniones científicas agrupadas en el International Science Council (ISC), se realizó una encuesta que fue contestada en 159 países por alrededor de 33,000 científicos, con la misma proporción de hombres y mujeres. Esta encuesta muestra, entre otros, datos sobre acoso sexual, oportunidades para desarrollar la carrera científica y el impacto de la maternidad y paternidad en ella. Así, es 14 veces más probable que una mujer sufra acoso sexual durante los estudios o el trabajo. También, el tener hijos puede dar lugar a actos discriminatorios y la falta de apoyos para desarrollarla en buenas condiciones impacta negativamente en mayor proporción a las mujeres que a los hombres. Los resultados del proyecto pueden consultarse en el portal del proyecto Gender Gap in Science: A Global Approach to the Gender Gap in Mathematical, Computing, and Natural Sciences: How to Measure It, How to Reduce It? También se llevaron a cabo reuniones regionales y como resultado de América Latina, se publicó un libro que contiene análisis de las situaciones de científicas latinoamericanas en algunos países y disciplinas, además de compartir experiencias de acciones y buenas prácticas para una situación de equidad. Este libro también se puede descargar en la sección de Publicaciones (2018) del mismo sitio del proyecto.

A propósito de la reciente discusión sobre modificaciones al Reglamento de Becas de Posgrado del CONACYT, sería muy importante contribuir a incentivar a más mujeres a seguir una carrera en la ciencia. Por ejemplo, no creando disyuntivas entre el obtener el posgrado y tener una familia. Entre otros cambios, se podría incluir una extensión de un semestre en las becas por causa del embarazo. Este ha sido un logro importante en países como Brasil, Chile y Argentina, donde se reconoce el derecho de las mujeres a tener hijos, sin tener que postergarlo hasta tener después de un postdoctorado u obtener un trabajo. En nuestro país ya existen antecedentes de este reconocimiento, por ejemplo, en el S.N.I. el periodo de evaluación se extiende por un año para las mujeres en caso de embarazo.

Bien podría nuestro país, a través del CONACYT, celebrar el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia con un nuevo Reglamento de Becas, reconociendo la importancia de incorporar a las mujeres en el campo científico, sin obstáculos y falsas disyuntivas. (Mayra de la Torre M. en colaboración con Lilia Meza Montes)