Opinión

Guerrero. “La Torita” y la barbarie

Evelyn Salgado no puede con el paquete. En materia de seguridad ha quedado muy lejos de las promesas de campaña. La matanza de San Miguel Totolapan puso al descubierto que en muchas regiones de la entidad, el poder real no lo tienen las autoridades, sino los criminales. No es que antes fuera diferente, es que Morena ofreció cambiar esa realidad, pero no.

Soldados resguardan el Palacio Municipal de San Miguel Totoloapan

Soldados resguardan el Palacio Municipal de San Miguel Totoloapan

Cuartoscuro

Lo más seguro es que ella, la hija del Toro sin Cerca, no tome ninguna de las decisiones importantes de seguridad y que todo quede en manos de la Marina-Armada a través del capitán Evelio Méndez, su hombre en el gabinete de Salgado. De decir así hay que anotar que también la Marina se ha quedado corta.

El crimen organizado se expande. Va ganando la batalla. En Guerrero el cobro de derecho de piso se ha generalizado. Hace poco, las tortillerías, sí las tortillerías, de Zihuatanejo cerraron como una acción de protesta ante la extorsión generalizada. Si la Torita lo sabía, lo dejó pasar. Acaso por eso, Salvador Rangel, que es obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa afirmó´ que las autoridades son complacientes o de plano cómplices y permiten que grupos delictivos cobren derecho de piso a empresarios y comerciantes y que incluso impongan precios a los productos.

Por si quedaba alguna duda Rangel agregó: Podemos decir que las autoridades están coludidas de la A hasta la Z. El Obispo reveló que una alcaldesa de la región de la Tierra Caliente le informó que tiene que pagar cuota a una organización criminal que la tiene amenazada. "Este recurso que se le entrega a este grupo es de las arcas del ayuntamiento”.

Sobre la matanza en San Miguel Totolapan la prensa local, que conoce el terreno, asegura que todo mundo sabe desde hace años que ese municipio es el bastión de los Tequileros, banda que se distingue por su crueldad extrema y cuyos jefes se mueven por la zona tan campantes. Había, dice la versión, una suerte de acuerdo con la alcaldía que los dejaba hacer y los dejaba pasar. Sin embargo, ese acuerdo se rompió y dio paso a la matanza. Entre los 20 muertos hay ciudadanos que ni la debían ni la temían. El episodio acepta el calificativo de acto de terrorismo y así lo dirán analistas internacionales e incluso embajadas de países vecinos.

Las escenas que se conocen son dantescas, con el añadido que están siendo difundidas en muchos noticieros internacionales que ya ubican a México como un lugar de barbarie. Civiles desarmados acribillados. Hay algo que no cuadra. Cómo puede pensar un grupo criminal que puede perpetrar una matanza a plena luz del día, en el centro de la ciudad, y pensar que se puede salir con la suya, como si nada.

Dice la Fiscalía estatal que ya comenzó a investigar y se habla de que se enviará en pocas horas un contingente de la Guardia Nacional. Son las medidas de siempre. La cuestión ahora es quién se animará a asumir el cargo de alcalde sin el visto bueno de los Tequileros. Con seguridad ellos, los delincuentes, harán la encuesta, tipo Morena, para decidir quién se queda al frente del municipio.

Lo ideal sería que la gobernadora se apersonara en la localidad, presidiera los funerales y le dijera a la gente que no está sola, que hay una autoridad que la protege. Eso sería, repito, lo ideal, pero las posibilidades de que realmente suceda son microscópicas. La Torita añora los tiempos en que su única responsabilidad era cantar las de Selena al finalizar los mítines de la campaña.

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