Opinión

La inflación, la pobreza y los Objetivos del Desarrollo Sostenible

México enfrenta un proceso inflacionario que nos ha colocado en un nivel de elevación de precios no visto hace 21 años. Lo más preocupante de todo esto es que, aún cuando varios especialistas económicos sostenían el año pasado que se trataba de un fenómeno estrictamente temporal y pasajero, ya llevamos más de 12 meses en esta tendencia y lo que se observa en el corto plazo es que, ante la incertidumbre provocada por el conflicto en Ucrania, esto podría prolongarse todavía varios meses más

Las malas noticias económicas no sólo están ahí. Frente a la expectativa de la Secretaría de Hacienda, respecto de que este año creceríamos en alrededor del 4% del PIB, las expectativas del Banco de México y de los analistas privados nos ubican muy lejos de ese número, y hay algunas proyecciones que ya están por debajo del 2%.

Por su parte, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), estimó que al cierre del año pasado, el ingreso laboral per cápita en México se ubicó en 2,745.32 pesos mensuales (a precios del I semestre del 2020), lo que significa que estamos todavía por debajo del nivel del I trimestre de 2020, cuando inició la pandemia de la COVID19; peor noticia aún es que ese dato es inferior al de los dos trimestres previos en 2021.

Es en este punto donde entra el proceso inflacionario en la ecuación, pues el indicador de la pobreza laboral en México, mide justamente la capacidad de compra del ingreso, respecto del valor de la canasta alimentaria y la no alimentaria en el país, es decir, qué ´porcentaje de la población tiene ingresos laborales por debajo de la línea de la pobreza y de la pobreza extrema.

El CONEVAL señala al respecto que, al cierre del cuarto trimestre del 2021, había un 40.3% de la población ocupada con ingresos por debajo del valor de la canasta alimentaria -o sea, de la pobreza extrema-, lo que indica que la recuperación del empleo dista mucho de ser la óptima pues los puestos de trabajo que se han creado siguen pagando muy bajos salarios y con muy bajos niveles de cobertura de prestaciones económicas, médicas y sociales.

A nivel internacional, se llevó a cabo el 9 de marzo, la Quinta Reunión del Foro de los países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, en la cual participó desde luego nuestro país. En esta reunión los países participantes ratificaron que trabajarán arduamente para cumplir con los Objetivos del Desarrollo Sostenible, entre los que destacaron el Objetivo número 1, que consiste en la erradicación de la pobreza en todas sus formas; es decir, la pobreza moderada y la pobreza extrema, con fecha límite en el año 2030.

Dadas las proyecciones de crecimiento económico, las tendencias del empleo y el ingreso, y de la inflación, la meta para México se antoja poco menos que imposible, pues a lo ya dicho debe añadirse la magnitud de las desigualdades de ingresos que persisten en el país.

En efecto, de acuerdo con el CONEVAL, en el cuarto trimestre de 2021, las personas que trabajaban y estaban ubicadas en el primer quintil de ingreso, es decir, el 20% que menos gana, tenían ingresos reales promedio de 87.5 pesos por mes; las personas en el segundo quintil registraban ingresos promedio reales de ,199.48 pesos mensuales; en el tercer quintil, el ingreso laboral ascendió a $2,044.79 pesos mensuales, en promedio; en el cuarto se llega a $3,179.38 pesos al mes; mientras que en el quinto quintil, es decir, el 20% de más altos ingresos laborales en el país, se llega a $7,150.24 al mes.

Como se observa, nuestros indicadores en términos de salario y de calidad del trabajo son a todas luces impresentables; y constituyen el principal obstáculo para la erradicación de la pobreza, pues no sólo la gente no tiene la posibilidad de trabajar para vivir con dignidad, sino que estos niveles de precariedad laboral no son sino el reflejo de la incapacidad estructural de la economía para crecer de manera sostenida y con instrumentos eficaces de redistribución equitativa.

Si México no cumple con sus metas de inflación, es un hecho que estaremos poniendo más clavos en el ataúd en que está depositada la posibilidad de salir de la pobreza. Según el CONEVAL, en México había en 2020 un total de 55.7 millones de pobreza. Eso significa que al año deberían salir de esa circunstancia al menos 5.57 millones para erradicar la pobreza del país.

En contraste con la emergencia social, los avances y logros en esta administración se aprecian no sólo insuficientes sino que podríamos estar ante un posible escenario de estancamiento o incluso de incremento en el número de personas en pobreza; pues si no mejora el salario, si no se incrementan las prestaciones, y si la inflación, sobre todo en combustibles y alimentos continúa, lo que se está generando es un peligroso “caldo de cultivo” que podría prohijar mayores porcentajes de personas que no alcanzan a satisfacer sus necesidades elementales.

Los datos permiten sostener que México necesita otra política económica y otra política social. Erradicar la pobreza no admite otra ruta. Pero el mayor problema se encuentra en que el Gobierno de la República niega esa posibilidad, con lo que lo esperable, es que esta sea una meta incumplida en el sexenio.

Foto: Especial

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