Opinión

Las mañaneras, las Mil y una noches y Ebrard

Hay tantas asuntos qué tratar, tanto que leer y seguimos pendientes de las insulsas Mañaneras del presidente López Obrador. ¿Qué dirá mañana este hombre, a quiénes atacará desde su púlpito matutino, de qué se quejará? ¿Será que su perorata, llena de pausas, lo hace sentirse Sherezade y ,al mismo tiempo el sultán, que decapita sin compasión?

Cuartoscuro

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La historia, que es una sucesión de historias, la conocemos todos, aunque no hayamos leído todos los relatos de Las mil y una noches. El sultán Schariar, que ha decapitado a su esposa por haberle sido infiel, contrae nupcias cada día para cortarle la cabeza a su mujer al día siguiente, hasta que Sherezade, hija del visir, acepta casarse con él y todas las noches le cuenta historias engarzadas, cada relato surge del otro, por lo que el sultán espera la continuación de la última historia, que se convertirá en otra a la noche siguiente y así sucesivamente. Después de mil y un noches de escuchar atentamente los relatos de Scherezade, el sultán decide no cortarle la cabeza y ambos vivirán felices. Las historias de Las mil y una noches son fascinantes. Las de el señor presidente, no. Sin embargo tiene una necesidad imperiosa de hablar ante su público. ¿Pensará que eso disimula los constantes y garrafales errores que comete, que los mexicanos nos entretenemos y nos convence con su perorata diaria llena de mentiras, de falsos datos y de enojo jupiteriano?

Lo de Las mil y una noches me lo sugirió Ana Clavel, querida amiga y reconocida escritora. Las mil y una mañaneras (no llegan a tanto) distan del interés que durante mucho tiempo han despertado Las mil y una noches pero resultan excelentes distractores. Todos los días los buenos, o sea él y su gente que trabaja para la Cuatroté, pelean por el pueblo mexicano, amenazado por lo grandes villanos neoliberales, conservadores y de derecha, resueltos a ponerle obstáculos en la grandiosa Cuarta Transformación del país.

En algún otro momento comparé aquí a la “epopeya” de López Obrador con Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll y su visita a tomar té con el Sombrero Loco, pero los pregones mañaneros se han transformado en la petición constante de que a alguien le corten la cabeza, como ordenaba la reina de los corazones del libro citado o del misógino sultán Schariar. Resultan carnavalescos los alegatos de AMLO cuando pide a Austria que envíen el penacho de Moctezuma para exhibirlo en México, cuando sabemos que el famoso penacho parece que no era de Moctezuma ni penacho. Lo maravilloso, eso sí, es su creación con plumas de quetzal. Debería abrir el presidente una escuela de arte plumario, con plumas artificiales de quetzal. Claro, él lo haría con verdaderas, porque la ecología le importa un comino. “¡Qué decapiten a los ecologistas!” podría decir sin empacho, así como difamó el excelente trabajo de Julia Carabias, miembro del Colegio Nacional, cuando fue titular de Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, como se llamó durante la presidencia del presidente Ernesto Zedillo) y hoy se aplica como académica de la Facultad de Ciencias de la UNAM, como lo ha hecho siempre. Por cierto, dedicándose a la investigación y al cuidado del medio ambiente en las selvas mexicanas, donde pasa mucho tiempo. Créanme no cualquiera se introduce en las dantescas regiones selváticas.

Como sabemos, para el primer mandatario la ecología y el feminismo son meramente modas. No contienen sustancia, así que puede acusar con su dedo flamígero tanto a los y las ecologistas, como a las feministas y, finalmente, a quien se le antoje. Ayer miércoles se metió con España. Planteó una “pausa” en las relaciones con el gobierno español, en tanto termine su administración, debido a que en otros sexenios los peninsulares vinieron a robar. ¿Habré entendido bien? ¿Eso dijo? Agregó que “solo se darían un tiempo para que exista respeto entre ambos países” Sin embargo continuó:”… a lo mejor cuando cambie el gobierno se restablecen las relaciones, yo deseará, ya cuando no esté yo aquí, ya no sean como antes las relaciones”. Luego explicó que era un comentario, que se trata de su rechazo a los gobiernos y a las empresas españolas y no al pueblo español .

¡Dioses, cómo interpretar esto!

No solo el presidente dice cosas y hace extrañas. El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, la corcholata flotante para ocupar la presidencia en 2024, después de Claudia Sheimbaum, expresó, desde el Colegio Matías Romero de la Secretaría de Relaciones Exteriores, entidad fundamental en la preparación de futuros diplomáticos, que el principal actor del golpe de Estado en Bolivia (sic) en 2019 fue la Organización de Estados Americanos. Sí señores, la OEA. Esto lo dijo durante la presentación del libro Evo, operación rescate, de Alfredo Serrano. Él, Ebrard, que recibió a Evo para salvarlo y le tocó la carita emocionado, ¡cómo no iba a dar a conocer este libro que narra, según entiendo, la gran odisea mexicana cuatroteísta para salvar a Evo de los bolivianos conservadores!. Serrano Mancilla es un andaluz, doctor en economía por la Universidad de Barcelona, que ha escrito sobre el “pensamiento de Hugo Chávez” y otro libro titulado América Latina en Disputa. “En todos lados se cuecen habas”, diría mi también andaluza madre.

Serrano Mancilla es director ejecutivo de la CELAG, Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica. Para que el lector (a) pueda calibrar a este personaje, es cuate de John Ackerman. A mí con eso me basta para ubicarlo. Pero conviene agregar que en el Consejo Consultivo de la CELAG, se encuentra, entre otros, Juan Carlos Monedero, fundador del partido Político Podemos, de izquierda española delirante.

Es decir, que todos los mexicanos, todos los días, tomamos té con los sombrereros locos del régimen transformer, en lugar de poner nuestra atención en las intenciones de Putin y su necedad de invadir Ucrania, de la escalada nuclear en Corea del Norte, la horrible presencia de los talibanes en Afganistán, la hambruna que se cierne sobre Somalia, Etiopía y Kenía, la falta de medicinas oncológicas en México, nuestra situación económica tan endeble y otras calamidades que se ciernen sobre nuestro país.