Opinión

Las Mujeres Olvidadas

Con el regreso del Talibán al poder y tras la salida de Estados Unidos de Afganistán, la ayuda extranjera también se fue. Esto, aunado a que las mujeres han sido obligadas a de nuevo estar encerradas en sus casas, abandonando escuela y empleos, el país está sumido en una pobreza desesperante que está obligando a las familias a vender sus hijos, en particular las niñas, para sobrevivir el hambre.

Saleha, una madre de 40 años, con seis hijos, le dijo a the Wall Street Journal que para dar de comer a su familia acumuló una gran deuda de la que solo podrá salir si regala a Najiba, su niña de tres años, al hombre que le prestó el dinero, quien le confirmó la versión al diario.

La deuda de esta mujer en Herat al oriente de Afganistán —quien gana 70 centavos de dólar al día limpiando casas— es del equivalente a $550 dólares (unos once mil pesos). La niña cuando alcance la pubertad será obligada a casarse con uno de los hijos del dueño del dinero, el mayor tiene seis años, mientras tanto, la utilizarán como sirvienta.

Como Saleha y su familia, 95 por ciento de los afganos pasan hambre, ya que los productos básicos como harina y aceite han aumentado al doble su precio, mientras Washington ha congelado miles de millones de dólares en el Banco Central de Afganistán y toda asistencia de fuera ha dejado de llegar debido a que las agencias internacionales temen que el Talibán la robe.

En las 10 semanas desde que las tropas del Pentágono abandonaron el país, el mundo se ha olvidado de la crisis humanitaria que quedó atrás. Y sobre todo se ha olvidado de las mujeres. Estados Unidos fracasó en tratar de modernizar Afganistán y su cultura, pero sí logró abrir nuevos horizontes para ellas, muchas de las cuales por primera vez pudieron asistir a una escuela, tener un trabajo, convertirse en jueces, maestras, periodistas, policías y hasta ministras de gobierno. De hecho el congreso afgano llegó a tener mayor porcentaje de diputadas que el estadounidense.

Ahora nadie sabe cuál será el futuro de los 19 millones de mujeres y niñas afganas. Su situación es cada día peor y las pocas que se atreven a salir a protestar son reprimidas a golpes y con gases, pero las cámaras se han ido y pocos se acuerdan de ellas. Esas mujeres que ahora saben el orgullo y satisfacción que da tener educación, trabajo e influencia en la política y el gobierno.

La llamada “Guerra Olvidada” concluyó, pero no es justo que la administración Biden olvide a todas esas mujeres a las que Estados Unidos les abrió los ojos. “Una vez que el cambio social empieza, no tiene reversa. No se puede deseducar a quien ha aprendido a leer, tampoco se puede reprimir a quienes ya no tienen miedo” decía el líder chicano de los Derechos Civiles, César Chávez.

Foto: EFE

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