Opinión

La pandemia, la obesidad, el ejercicio…

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía dio a conocer recientemente sus estimaciones respecto de la mortalidad general en el país, para el primer semestre del año 2021. Se confirma que la primera causa de muerte es, en el contexto de la pandemia, la COVID19; pero en segundo lugar aparecen las enfermedades del corazón y, en tercero, la diabetes.

Enfermedades del corazón y la diabetes son las principales causas de muerte después del COVID.

Enfermedades del corazón y la diabetes son las principales causas de muerte después del COVID.

Las magnitudes son gigantescas: de enero a junio del año pasado, fallecieron 145,159 personas por COVID19; 113,899 personas perdieron la vida por enfermedades del corazón; mientras que 74,418 fallecieron por diabetes mellitus tipo II. Si se traduce a un promedio diario en ese semestre, solo estas tres causas de defunción implican un promedio de 1,832 personas, es decir, 76 por hora.

Estas cifras son resultado de las tres epidemias simultáneas que nos están golpeando: la primera, ojalá de carácter coyuntural (la COVID19); pero las enfermedades del corazón y la diabetes son de larga data y están asociadas a numerosos y complejos determinantes sociales de la salud.

Entre tales determinantes, se encuentran sin duda, los muy bajos niveles de activación física de la población nacional; los cuales se relacionan directamente como determinantes de las condiciones de obesidad y sobre peso que hay en México; y a su vez, de las mencionadas causas de enfermedad y muerte.

En ese sentido, destacan los datos dados a conocer, también por el INEGI, del Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico (2021), los cuales muestran que sólo el 39.6% de la población que declaró estar físicamente activa. Esos niveles son muy distintos entre mujeres y hombres: ellas declararon estar físicamente activas en un 33%; mientras que los hombres lo están en 46.7%.

Otro dato de enorme relevancia es que la mayor actividad física se registra entre población joven, pues en la población de 18 a 24 años el porcentaje de activación física es de 64.7%; mientras que, en contraste, entre la población de 45 a 54 años, el dato es de únicamente 31.6%.

Preocupa enormemente que entre la población de 18 años y más, el 28.6%, es decir, casi tres de cada diez, nunca han realizado ejercicio físico. En ese sentido, importa subrayar que las principales razones que se argumentan en el país para no hacer ejercicio físico son, en un 44.3%, la falta de tiempo; el 21.7% no hace ejercicio por cansancio por el trabajo; mientras que el 17.5% no lo hace por problemas de salud.

Debe reiterarse que estas condiciones no son nuevas. Y México arrastra un largo periodo de inactividad física de la mayoría de su población mayor de 18 años. En efecto, el año en que mayor porcentaje de población que se reportó físicamente activa fue el 2014, cuando el 45.4% del grupo de edad señalado declaró esa condición, mientras que el año con menor actividad física reportada fue el de 2020, con sólo el 38.9%.

Preocupa que, en la serie completa del 2013 al 2021, son las mujeres quienes reportan menor nivel de activación física: 38% en el primero de esos años; 39.3% en el 2014; 38.2% en el 2015; 36.7% en el 2016; 36% en el 2017; 35.6% en el 2018; 37.7% en 2019; 34.4% en el 2020; y el ya señalado 33.3% en el 2021; dato que debe destacarse porque, al contrario de lo que ocurrió entre los hombres, el indicador decreció entre los dos últimos años.

Asimismo, entre la población que reportó estar físicamente activa, el 29% declaró que no existen instalaciones físicas en su colonia; y entre el 68.6% restante, que declara que sí las hay, el 43% las percibe en “condiciones regulares”; y el 9.7% las considera en malas condiciones.

Por otro lado, aún entre las personas que realizan ejercicio, únicamente el 53.5% lo hace en el nivel considerado como “Suficiente” por parte de la Organización Mundial de la Salud (equivalente a 5 horas o más a la semana), frente a un 42.3% que realiza prácticas deportivas o de activación física de forma insuficiente

Los datos que permiten terminar de contextualizar este problema es que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG, 2019), justo antes de la pandemia, sólo el 71.7% considera que los parques y jardines públicos tienen horarios accesibles; el 73.2% considera que están cerca de sus viviendas; el indicador cae a 53.6% cuando se trata de la valoración relativa a la limpieza y buena imagen; mientras que únicamente el 31.1% los considera seguros. En promedio, considerando todas esas dimensiones, sólo el 39.7% de la población mayor de 18 años está satisfecha con los parques y jardines de sus ciudades.

A todo lo anterior debe añadirse que sólo el 38.2% de la población nacional se encuentra satisfecho con el servicio de alumbrado público de sus ciudades; y que el 25.1% se encuentra satisfecho con el estado de calles y avenidas.

Como se observa, hay una gran cantidad de acciones que deben tomarse, a nivel de infraestructura en los municipios y los estados; que debe acompañarse con una intensa campaña de promoción de activación física; así como de orientación a la gente sobre cómo hacerlo para evitar lesiones o daños colaterales a la salud.

Mejorar las condiciones para facilitar la activación física del país implica una inversión financiera importante; pero el costo de no hacerlo está siendo infinitamente superior, y lo que es peor, está costando cientos de miles de vidas todos los años. Y eso ya no puede continuar.

Investigador del PUED-UNAM

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