Opinión

Las reformas que no fueron (I)

Debo reconocer que el presidente mantiene desconcertada a la clase política, lo mismo que a los analistas, a fuerza de cambiar las reglas no escritas del juego.

Es como si antes todos jugáramos futbol: aunque con distintos estilos, al final, era balompié. Ahora, don Andrés Manuel nos ha puesto a jugar beisbol, lo cual le da una ventaja estratégica muy grande. Encima, cuando la oposición le gana un partido allá muy de vez en cuando, de todas maneras AMLO saca ventaja.

Mucho se debe a la capacidad narrativa del presidente; él es un mago en la creación y apropiación de campos semánticos, a través de los cuales moldea la realidad y define tanto adversarios como batallas. Empezó con los fifís y los aspiracionistas, hasta llegar ahora a los “traidores a la Patria”. Con tal descripción de la oposición es que AMLO y MORENA se han declarado dueños de la pelota, la cancha y hasta del árbitro para el juego político…

Esta estratagema, llevada ahora al extremo, obedecería a que las iniciativas del interés presidencial podrían no pasar en el Congreso, así que López Obrador -quien nunca reconoce la derrota- ha fomentado que se dinamite cualquier puente de diálogo con el resto de los partidos.

Como sea, es posible que el presidente presente una iniciativa para una reforma político-electoral (RPE), en cuyo caso presionaría al Congreso para que se discuta en fast track. Y también es muy posible que la oposición impida su aprobación, con lo cual López Obrador tendría más leña que echar a la hoguera para seguir quemando a los otros partidos.

Pero lo cierto es que la oposición no detendría a la RPE solo por llevarle la contra al inquilino de Palacio, sino por varias razones que ahora le comentaré:

Una de las propuestas dentro de la RPE es la disminución de legisladores plurinominales, quienes justamente fueron creados hace décadas por don Jesús Reyes Heroles para dar representación a las minorías y con ello fortalecer la pluralidad democrática, así como para limitar el peso de la primera mayoría, o partido dominante.

Veámoslo con números:

En la actual Cámara de Diputados, MORENA tiene 125 diputados de mayoría, y 78 “pluris”, para un total de 203 curules; si sumamos las 73 de sus aliados alcanza 276. Esto significa que, en conjunto, el partido de presidente tiene el 40 por ciento de la Cámara de Diputados.

Si se eliminaran los 200 plurinominales y quedaran solo los 300 diputados de mayoría, MORENA y aliados tendrían 179 diputados de 300, es decir 60 por ciento de las curules, pero… habiendo obtenido solo el 46 por ciento de la votación.

Como podemos ver, no se trata de reducir gastos porque los pluris sean un gasto excesivo; lo que López Obrador pretende es un control absoluto de la Cámara de Diputados.

Otra propuesta de la RPE es reducir a la mitad el financiamiento de los partidos políticos. En tal caso, MORENA dispondría de 800 millones de pesos para actividades ordinarias y casi 250 millones para gastos de campaña. Además, contaría con los recursos y apoyo de las dependencias públicas, como ocurrió en la campaña de revocación de mandato.

En cambio, el presupuesto ordinario del PAN bajaría de 900 a 450 millones y el de campaña bajaría de 270 a 135 millones; el PRI solo tendría 420 millones de presupuesto ordinario y 125 para campaña. Casi sin gobernadores, los partidos de oposición estarían asfixiados.

Los partidos resultan caros, sin duda; pero la reducción debiera darse cuando la correlación entre ellos sea menos dispareja.

Con todo, estas no son las propuestas más descabelladas de la reforma político-electoral de la 4T. Hay otras dos tan preocupantes como demagógicas… pero de eso le contaré mañana.

Un último comentario don Adán:

Me pregunto si al luchar tantos años por la Presidencia, Andrés Manuel se olvidó de todos sus principios políticos y ahora sólo busca conservar el poder a toda costa. Eso lindaría entre la obsesión y la dictadura…

Usted escoja.

Reforma eléctrica

Reforma eléctrica