Opinión

Revocación de mandato: un paso adelante y otro más En la tranformación democratica de méxico

2019 fue el año en que el Congreso de la Unión aprobó una reforma constitucional para crear la figura de la revocación de mandato; este año, hizo lo mismo con su ley reglamentaria. 

Su principal función es buscar una amplia participación para decidir la elección, en sentido negativo o positivo, de proyectos e iniciativas ciudadanas, ya que supone eliminar el contrato de representación erigido por el voto antes de que concluya el período preestablecido. 

Así, la revocación de mandato, elementalmente, es un instrumento de responsabilidad, entendida ésta como la capacidad para asegurar que los funcionarios públicos rindan cuentas por sus conductas; no es una concesión generosa realizada por los representantes, sino un acto obligatorio y propicio en democracia. Este mecanismo estimula a los funcionarios para que informen y expliquen sus decisiones. 

La revocación de mandato, procede a ser la remoción del servidor público a partir de la valoración de los ciudadanos que lo eligieron. Esto es un paso imprescindible en la consolidación de una democracia, ya que la participación ciudadana y el voto no se limitan a los procesos electorales (lo que nos exige aún más participar en este ejercicio democrático de gran calado). 

Con ello, a manos de los electores, se pone un instrumento que permite la consciencia de reconocer el ejercicio pleno de la soberanía popular y de decidir la continuidad o no en un cargo público de quien se eligió para que procediera siempre y en cualquier momento con la debida y honesta actuación, bajo una irrenunciable ética de la responsabilidad y el deber. 

La revocación de mandato, no es privativo de nuestro país, es un ejercicio de participación que se realiza en diversos países de América Latina y Estados Unidos. 

En este país la figura existe desde hace casi cien años, sin embargo, sólo es aplicable en el ámbito estatal. En Latinoamérica, Perú, Argentina, Colombia, Panamá, Ecuador, Venezuela y Bolivia también incluyen la revocación de mandato a escala local. En estos tres últimos países lo contemplan también únicamente para el ámbito nacional, siendo la revocatoria tanto presidencial como para todos los cargos electivos del estado central. 

En cuanto al plazo habilitado para iniciar una revocatoria, Bolivia es el que más lo restringe, a sólo un año y medio mientras que Venezuela es el que más lo extiende a tres años, quedando Ecuador en el punto medio de solo dos años. En los dos primeros países, los votos a favor de la destitución deben superar aquellos que se emiten en su contra, pero, asimismo, deben ser mayores o iguales (en el primer caso) que aquellos que obtuvo el candidato en su elección, es decir, que al menos la misma cantidad de personas que lo invistieron (una mayoría absoluta de los votos válidos o cercana a ella en Bolivia y una mayoría simple en Venezuela) sea la que lo destituya, respetando el principio de representación y el poder del sufragio. 

En México, el ejercicio de la revocación del mandato por primera vez se realizará en este mes de abril de 2022 a propuesta del propio presidente, Andrés Manuel López Obrador. La herramienta solicitada será el 3 % de los ciudadanos inscritos al padrón electoral en al menos 17 estados der la república, y para ser vinculatoria, es decir con efectos reales, se requiere la participación de al menos el 40 % o 37 millones de personas. Estamos ante la oportunidad histórica de democratizar al régimen presidencial, siendo que no sólo la designación sino también la destitución de un representante podría realizarse por medio del ejercicio del voto ciudadano. 

De este modo, este voto es una decisión de corresponsabilidad, pues quien es elegido está sometido al escrutinio público y debe rendir cuentas a sus electores a riesgo de ser revocado por éstos. Entonces, el cargo ya no pertenece enteramente al presidente electo, sino que en su ejercicio estaría supervisado por el pueblo, debiendo ser honesto, congruente y empático con sus intereses, valores y necesidades.

Foto: Especial

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