Cuatro sabios, escritores, estudiosos de la sociedad contemporánea, a mi modo de ver, han producido el mejor material para entender causas, curso y desenlaces posibles de la invasión a Ucrania. Creo que vale la pena recrear un cuadro general de comprensión, a partir de ese, el mejor pensamiento disponible, en la conversación mundial. Propongo estas preguntas.

¿Porqué Putin se atrevió a dar un paso tan grave como el de agredir a Ucrania? Responde Jonathan Littell (sí, el autor de Las Benévolas): “Putin debió sentir un gran regocijo cuando E.U. y Europa, deseosos de acabar con la guerra en el Donbás, dejaron discretamente que Crimea desapareciera de la mesa de negociaciones y, en la práctica, permitieron su anexión ilegal por parte de Rusia. Putin vio que los perjuicios causados por las sanciones occidentales, aunque reales, no eran muy profundos, y que iba a poder seguir desarrollando el ejército y aumentando su poder. Vio que Alemania no estaba dispuesta a desprenderse de su gas ni del mercado para sus coches. Vio que podía comprar a los políticos europeos, incluidos un ex canciller germano y un ex primer ministro francés, e instalarlos en los consejos de administración de las empresas estatales rusas. Vio que, cada vez que presionaba, Occidente se dejaba avasallar y acudía servil, con la esperanza de lograr un “acuerdo” que nunca acababa de llegar…”.

¿Cuál es la visión política de Putin que le acompañó para lanzar esta guerra tan claramente desestabilizadora del orden mundial? Contesta Antonio Scurati (el autor de la monumental biografía sobre Mussolini, M El hijo del siglo): “…si Putin continúa violando la legalidad internacional y no choca contra una demostración de fuerza que le imponga pararse, continuará. Él tantea la disponibilidad del enemigo a ese recurso y, si no la encuentra, sigue adelante. Tiene una visión estratégica pospolítica animada por ideas y proyectos de hegemonía que responden a una lectura histórica y religiosa del destino de Rusia. Es lo que hizo Hitler, cuando no se paró con la anexión de Austria y cambió el mapa de Europa; pero luego invadió Checoslovaquia y después Polonia. Es un avance obstinado y obsesivo que no atiende a expectativas racionales en un mundo que todavía razona en términos políticos. El otro día, el oligarca Mijáil Jodorkowski apuntaba que los occidentales no entendemos a Putin porque aplicamos una lógica política, cuando hay solo una lógica criminal… criminalidad de verdad. Lo único que cuenta es la fuerza”.

¿Cuáles son los saldos -hasta ahora- de la agresión rusa? Brian Klaas, del College de Londres: “A parte de provocar una lenta y prolongada desestabilización en Europa, en un par de semanas, Putin logró revitalizar la OTAN, unificar a un Occidente dividido, convertir al presidente poco conocido de Ucrania en un héroe mundial, destrozar la propia economía de Rusia y soldar su legado, para siempre, como criminal de guerra asesino”.

¿Puede esta situación modificar el poder y el gobierno en Rusia? Responde Timothy Snyder (Sobre la Tiranía): “Hay una corriente muy crítica en la elites del poder ruso. Y el líder supremo está constantemente redistribuyendo la culpa por sus propios errores, por la resistencia de Ucrania, a la que le creía derrotable en dos días (Putin declaró su victoria el 26 de enero). Los líderes militares son escasa e impredeciblemente visibles y el responsable principal ha sido sustituido. Por eso, una clave es buscar líneas divisorias entre Putin y sus generales; entre sus generales; entre oficiales superiores y soldados en el campo; entre Putin y su policía secreta, y entre su policía secreta y los servicios rivales. El error de cálculo ha sido muy grande y el desconcierto se extiende”.

Anoto: arreglar las cosas exigiría el crucial y urgente alto el fuego en Ucrania y luego la retirada total de Rusia. Pero, quizás, después de tales decisiones, Putin no podría sostenerse en el poder. Y esto, justamente, es lo que hace inviable -por ahora- la salida de los agresores y la consecución de la paz.