11 jun 2025 - 05:31 AMLogo La Crónica
Destino C

Una oda al amor profundo y al dolor de dejar ir sin filtros, proyectada en el nuevo sencillo de Sidecars

Tenemos que hablar de “A Cámara Lenta”: el nuevo himno a la despedida emocional de Sidecars

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Tenemos que hablar de "A Cámara Lenta": una oda al amor profundo y al dolor de dejar ir sin filtros de Sidecars

Sidecars y su viaje emocional en A cámara lenta

En un mundo donde todo corre a mil por hora, donde los algoritmos dictan el ritmo de nuestras emociones y las conversaciones se resumen en audios de 30 segundos, Sidecars llega con una propuesta radical: detenerse.

Con su nuevo sencillo, A cámara lenta, la banda madrileña le planta cara al vértigo moderno y nos invita a mirar la vida con otros ojos. Esta balada no es solo un adelanto de su próximo álbum, sino una especie de dogma: vivir, sentir y amar sin poseer; sin expectativas innecesarias, sin miedo al silencio y menos a la despedida. En un universo saturado de estímulos, Sidecars nos ofrece un refugio.

Una canción para saborear sin prisa

A cámara lenta es exactamente lo que su nombre promete: una caricia suave, en calma y en forma de canción; una invitación a degustar la tristeza, el amor, la despedida, con la delicadeza de quien sabe que todo lo bueno (y lo malo) termina pasando.

La melodía es suave, pero no tibia; tiene esa electricidad contenida que Sidecars domina con maestría desde hace casi dos décadas. Las guitarras no gritan, pero susurran verdades que arden como el quemar del sol después de unas vacaciones disfrutables.

Este sencillo previo al lanzamiento del álbum número siete de la agrupación, propone en amplitud que, dejar ir también es un acto de amor profundo y, este mismo acto, cae en laureles cuando al terminar uno toma sus maletas y se marcha con paz y gratitud. Es una reflexión sobre el cuidado mutuo, lo cual podría estarnos hablando de un disco sumamente emocional y reflexivo.

La producción, a cargo del propio Juancho y Paco Salazar, hasta el momento, apuesta por la sobriedad emocional: ningún adorno sobra, cada instrumento parece estar ahí con propósito quirúrgico.

El videoclip refuerza esta filosofía. En él vemos escenas que exigen tiempo, paciencia y presencia: cortar un bonsái, meditar, ver cómo se disuelve una pastilla efervescente en un vaso de agua. Es como si la banda nos dijera: “Detente. Mira. Respira. Esto también es vivir”. Y aunque no es una canción triste, A cámara lenta tiene ese tono nostálgico y hasta confusamente feliz que solo aparece cuando uno ha vivido lo suficiente como para entender que el amor no siempre es quedarse, sino, a veces, saber soltar.

Ya lo dijo Gustavo Cerati alguna vez: “Poder decir adiós es crecer” y acá Sidecars no solo creció, maduró.

Letras que tocan el alma

Si algo ha caracterizado a Sidecars desde sus inicios es la forma en la que logran decir cosas complejas con palabras sencillas, tanto, que bien saben a una charla con esencia de amigos y bar.

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En este nuevo hit, dicha habilidad se multiplica. La letra aborda el fin de una etapa desde una perspectiva casi luminosa, como si la banda nos estuviera enseñando o recordando una práctica que todos en algún momento debemos aprender: soltar para avanzar. En una de las líneas más poderosas, cantan: “Cuidar y querer de verdad también es aprender a soltar, dejarse marchar y desearse suerte”. No es solo poesía: es una lección de vida.

La canción no se empapa en el drama, pero tampoco le huye. Es un equilibrio casi imposible entre la melancolía y la gratitud, entre el apego y la libertad. Lo que Sidecars logra aquí es hablarnos desde un lugar profundamente humano, donde todos hemos estado alguna vez: ese cruce de caminos donde amar a alguien implica dejarlo ir para que encuentre su felicidad real. Y lo hacen sin cinismo, sin rencor, con esa elegancia emocional que pocas bandas logran mantener con el paso del tiempo.

La esencia de Sidecars en cada nota

A cámara lenta no es una reinvención del sonido de Sidecars, pero sí un refinamiento. La madurez artística de la banda se nota en cada acorde, pero también en los silencios, en cada decisión de producción.

Lejos de seguir modas, apuestan por una identidad que han ido puliendo con el tiempo, y eso se agradece. Además, la colaboración con Esmeralda Escalante (del dúo argentino Ainda) aporta un brillo sutil, como una ráfaga de aire fresco que se cuela por una ventana entreabierta. Su voz contrasta con la de Juancho, pero no compite: se entrelazan, se acompañan, se elevan. Y a nosotros con ellos.

Además, el diseño de la portada del sencillo, creada por Sidecars y Pablo Velasco Bertolotto, es una declaración estética inspirada en las célebres imágenes de movimiento de Eadweard Muybridge. Este arte remite a esa idea de observar con detenimiento lo que normalmente pasa desapercibido. Es, en sí misma, una metáfora perfecta de la canción: mirar la vida en detalle, escena por escena, sin cortar, sin acelerar.

La vida personal detrás de la música

Para entender la sensibilidad de Juancho, hay que mirar un poco hacia su historia personal. Nacido en Madrid en 1987, lleva al frente de Sidecars desde 2006. Siendo el hermano mayor de Leiva, creció rodeado de guitarras, vinilos y letras que buscaban sentido en medio del caos y un desarrollo plenamente musical.

Fue Leiva quien le enseñó sus primeros acordes y quien indirectamente lo empujó a lanzarse al vacío de la música y la aventura que “la vida de rockstar” conlleva. Pero, contrario a lo “esperado”, Juancho nunca vivió a la sombra de su hermano: desde el primer disco, él y Sidecars, tenían la fuerza para conectar con el público desde su gracia y propia referencia, además de la fluidez que te brinda el tener algo que decir. Y vaya si lo han dicho.

Junto a sus inseparables compañeros, Gerbass y Ruly, ha construido una banda que, más allá de los discos, ha tejido una hermandad. En entrevistas han confesado que, pese a sus pintas de rockeros de bar, son tipos profundamente sensibles (y se nota). Esa sensibilidad no es una pose: es el motor que impulsa sus letras, su forma de tocar, su manera de estar en el mundo. No son músicos de cartón, son artesanos del sentimiento.

Curiosidades que pocos conocen

  • Durante la grabación de otra canción, el equipo colocó a los Sidecars frente a un coche que iba a ser destruido con mazos. Ellos debían mantenerse serios, estoicos, sin saber si el parabrisas estallaría en mil pedazos en su cara. Spoiler: casi pasa.
  • Juancho compuso la melodía de A cámara lenta en la frontera entre el sueño y la vigilia. Una de esas madrugadas en las que el insomnio se convierte en musa. Se levantó, la grabó en una nota de voz y al día siguiente, al escucharla, supo que ahí había algo especial. El resto es historia.
  • Contrario a lo que muchos creen, en realidad Juancho es el hermano mayor de Leiva y fue en un verano donde los padres de ambos habían castigado a Juancho por sus malas calificaciones que, su hermano, a modo de distracción, le regaló su primera guitarra y le transmitió toda su cultura musical.
  • Fue hasta su su quinto álbum, “Ruido de fondo“, que Sidecarsllegó al número 1 en ventas y también publicó un CD y DVD en directo con invitados de lujo como Carlos Tarque, Iván Ferreiro y Dani Martín.

Un futuro prometedor

Sidecars no tiene que demostrarle nada a nadie. Y quizá por eso siguen sorprendiéndonos. Con más de 18 años de carrera, han sobrevivido a las modas, al cambio generacional y a una industria cada vez más caprichosa. Hoy, afinan los últimos detalles de un nuevo disco que saldrá en septiembre y que promete ser, como ellos, honesto hasta los huesos.

A cámara lenta no es solo una canción: es una declaración de principios. Un recordatorio de que vivir vale más que publicar, que amar no siempre es poseer, y que la música, cuando es verdadera, puede curar heridas que ni sabíamos que teníamos.

Con A cámara lenta, Sidecars no solo nos regala una canción, sino un acto de resistencia. En un mundo que exige velocidad, ellos eligen el tempo del alma. Y eso, amigos, es puro rock and roll con corazón.