04 jul 2025 - 08:31 AMLogo La Crónica
Destino C

Fundado por el artista Max Calavera, el espacio ofrece una alternativa terapéutica y artística para quienes buscan transformar cicatrices físicas y emocionales en símbolos de recuperación personal

Tatuajes que sanan heridas, Black Blood de Max Calavera, abre estudio con enfoque reconstructivo

Inauguración de Black Blood Tattoo de Max Calavera
Inauguración de Black Blood Tattoo de Max Calavera Foto: Cortesía

En la Ciudad de México, el arte del tatuaje ha dejado de ser únicamente un acto decorativo para convertirse en una poderosa herramienta de sanación emocional y física. En el corazón de Polanco, un estudio ha logrado transformar la percepción del tatuaje, convirtiéndolo en un proceso terapéutico que ayuda a muchas personas a sanar, tanto de cicatrices físicas como emocionales. Este lugar es Black Blood Tattoo, y al frente de él se encuentra Max Calavera, un artista con más de 11 años de experiencia, quien se ha convertido en uno de los pioneros del tatuaje reconstructivo en México.

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Max no es solo un tatuador, es un facilitador de transformación personal. “El tatuaje no se trata de ocultar el pasado, sino de resignificarlo”, dice Max, con la misma certeza que un cirujano que prepara sus instrumentos antes de una operación. El estudio, ubicado en Av. Ejército Nacional 468, no es solo un espacio para tatuajes, es un refugio para aquellos que desean dejar atrás el dolor de una cicatriz, de una cirugía o de una pérdida. Aquí, la tinta no se usa para esconder, sino para sanar.

Black Blood Tattoo se ha especializado en técnicas que permiten transformar cicatrices por quemaduras, operaciones o accidentes, en auténticas obras de arte, dándoles un nuevo sentido y propósito a partes del cuerpo que, para muchos, eran símbolos de dolor y trauma. En el caso de mujeres que han superado una mastectomía, Max y su equipo también realizan tatuajes en 3D para la reconstrucción de areolas, permitiendo que muchas redescubran su cuerpo y se enfrenten al espejo con una nueva visión de sí mismas.

Inauguración de Black Blood Tattoo de Max Calavera
Inauguración de Black Blood Tattoo de Max Calavera Foto: Cortesía

De la publicidad al tatuaje: el viaje de Max Calavera

Max, quien comenzó su carrera profesional en agencias de publicidad, jamás imaginó que sus habilidades artísticas lo llevarían a ser reconocido mundialmente en el mundo del tatuaje. En una conversación con Destino C de Crónica sobre su camino hacia el tatuaje, recuerda cómo, de niño, sentía una fascinación por los tatuajes, pero también un miedo que nacía de los prejuicios sociales. “De niño veía a alguien con tatuajes y me gustaba observarlo, pero también me provocaba cierto temor por todo lo que escuchaba”, admite.

Inauguración de Black Blood Tattoo de Max Calavera
Inauguración de Black Blood Tattoo de Max Calavera Foto: Cortesía

Fue su pasión por el dibujo lo que lo llevó a estudiar diseño gráfico y, posteriormente, a crear una marca de ropa llamada Skinny Clothing. No obstante, fue en un evento relacionado con su marca donde el destino lo llevó a descubrir su verdadera vocación. “Fue en una premiere de una película cuando conocí a los tatuadores. Ahí me nació el interés por aprender a tatuar”, comparte. Tras varios intentos fallidos de encontrar un maestro, Max se sumergió en el aprendizaje autodidacta, utilizando blogs y tutoriales para crear sus propias herramientas y aprender el oficio.

Su primer tatuaje, realizado en un amigo, fue una calavera. “Cuando vi cómo quedó en la piel, me di cuenta de lo difícil que era y lo lejos que estaba de ser un experto”, recuerda con una sonrisa. “Pero lo curioso es que, después de un mes, el tatuaje había sanado perfectamente, lo que me dio la confianza para seguir adelante”, afirma Max.

El impacto emocional de un tatuaje reconstructivo

Lo que comenzó como un reto personal se transformó en una verdadera vocación para Max. Hoy, además de su experiencia técnica, su capacidad para conectar emocionalmente con sus clientes se ha convertido en una de sus mayores fortalezas. Para Max, cada tatuaje reconstructivo no es solo un trabajo de precisión, es una forma de acompañar a las personas en su proceso de sanación emocional.

“Es increíble ver cómo la gente llega a nuestro estudio cargada de inseguridades. A veces no quieren ni mostrarme su cicatriz”, relata. Sin embargo, tras la sesión, muchos de sus clientes experimentan una transformación completa. Max recuerda el caso de una mujer que, después de su tatuaje, “se sintió bonita de nuevo, pudo ir a la playa y hasta se casó”.

Inauguración de Black Blood Tattoo de Max Calavera
Inauguración de Black Blood Tattoo de Max Calavera Foto: Cortesía

A lo largo de su carrera, Max ha descubierto que lo que realmente hace la diferencia en su trabajo es la capacidad de ofrecer un espacio seguro donde las personas se sientan acompañadas, comprendidas y, sobre todo, empoderadas. “No solo es tatuar, es darles confianza. Escuchar sus historias y ayudarles a sanar de una manera emocional, para que se vean al espejo y digan: ‘Estoy bien con esto’”, explica.

El futuro de Black Blood Tattoo

Hoy, Black Blood Tattoo no es solo un estudio de tatuajes; es una experiencia integral. Además del tatuaje reconstructivo, el estudio cuenta con una barbería boutique que complementa el proceso de autocuidado y expresión personal. Sin embargo, Max tiene planes más grandes. “La idea es expandirnos, llevar este concepto a más lugares dentro de la Ciudad de México y, en el futuro, llevarlo fuera de México. El sueño es grande y vamos a por ello”, asegura con una mirada de determinación.

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Inauguración de Black Blood Tattoo de Max Calavera
Inauguración de Black Blood Tattoo de Max Calavera Foto: Cortesía

Para Max, el futuro está lleno de oportunidades, pero su principal objetivo sigue siendo uno: hacer sentir a cada cliente como parte de una gran familia. “Cuando alguien llega a Black Blood, no solo le hacemos un tatuaje, lo hacemos parte de nosotros. Aquí, todos son tratados como amigos”, afirma con una sonrisa.

Y así, en cada línea trazada, en cada cicatriz transformada en arte, Max Calavera sigue demostrando que el tatuaje, más que un simple acto estético, puede ser un verdadero acto de sanación, tanto para el cuerpo como para el alma.

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