
Un funeral festivo y brutal para el heavy metal
El sábado 5 de julio de 2025 no fue un día cualquiera. Birmingham, la ciudad que vio nacer la revolución sonora más oscura del siglo XX, se convirtió en la capital, mundial y espiritual, del heavy metal.
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El estadio Villa Park, cuna futbolera convertida en catedral del estruendo, acunó el evento bautizado como “Back to the Beginning”, en donde se llevaría a cabo la estocada final de Black Sabbath, esa banda pionera que convirtió los gritos de guerra, la desesperación juvenil y las pesadillas industriales, en icónicas banderas que impulsarían los sueños y deseos más rebeldes de toda una generación con mucho estilo.
Más de 45,000 asistentes y más de 6 millones de espectadores por streaming, se dieron cita, para ser parte de “La noche más grande en la historia del metal”. ¿Te imaginas que por solo $287 pesos mexicanos puedas ver desde tu sofá uno de los mejores lineups de la historia como la antesala del show que despide a una de las bandas más legendarias del género? Pues estos genios lo lograron.
Porque sí, ese fue el costo del acceso a la transmisión; lo cual, me hizo pensar en que miles de nosotros pagamos mucho más por ver contenidos considerablemente menos memorables durante la pandemia. Desde donde yo lo veo, la estrategia de apostarle al volumen, también apapachó el verdadero fuego de “compartir más” que el de “ganar”. Plausible.
El producto no era solo un concierto, era una misa negra que cerraba a calavera, murciélago y sangre mano, una era con cada riff de Tony Iommi y cada aullido de El Príncipe de las Tinieblas: Ozzy Osbourne.
Del apocalipsis sonoro a ser leyenda: el legado de Sabbath
Black Sabbath fue, es y seguirá siendo el punto de origen. La semilla que floreció bajo cielos grises, la primera banda que se atrevió a decir que el mundo era oscuro, que la humanidad estaba rota, y que la belleza también podía encontrarse en un acorde menor disonante. Desde aquel debut homónimo en 1970, lanzado un viernes 13 de febrero con lluvias de fondo y riffs pantanosos, la banda definió una estética, un sonido y una actitud.
Sus letras no eran simples narrativas fantásticas: eran retratos de la guerra de Vietnam, del desasosiego juvenil, de la alienación en una sociedad hipertecnificada y más, mucho más.
Más de Destino C
Paranoid, War Pigs, Iron Man, Children of the Grave o Sabbath Bloody Sabbath no solo rompieron moldes, sino que construyeron los propios, esos sobre los que se forjaron los tronos de Metallica, Slayer, Tool, y decenas de bandas más.
Tony Iommi, quien perdió la punta de dos dedos en un accidente en su juventud, reinventó la manera de tocar la guitarra eléctrica. Su sonido pesado y sombrío se convirtió en canon. “Crecer en el castigo”.
Geezer Butler, bajista y letrista, dio alma filosófica a las canciones, mientras que Bill Ward exorcizó la batería como si, lejos de ahuyentar demonios, los invitara a realizar su mejor headbanging.
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Y Ozzy... Ozzy oficiaba. El loco, el payaso oscuro, la figura trágica y carismática cuya voz cortaba el aire como un grito de ultratumba lleno de ternura y diversión muy a su manera.
Back to the Beginning: una noche para la historia
Desde Rolling Stone Argentina, lo definieron como “una misa pagana de redención colectiva”. Esto no figuró como una despedida en tono menor, sino un rugido final, el último misil lanzado para devastar. La escena no fue de nostalgia, fue de afirmación y potencia. Black Sabbath no regresaba a casa para despedirse, lo hizo para incendiarla una última vez.
Este 5 de julio fue la culminación de 56 años de historia, de tormentas, separaciones, reconciliaciones y resurrecciones. El evento no solo reunió a Sabbath con su alineación original (algo que no sucedía desde 2005), logró el lineup de hermandad más monumental del metal: la liberación de los titanes para despedir a los padres fundadores.
Tom Morello, guitarrista de Rage Against the Machine y director musical del evento, lo dijo con claridad: “Este no es un simple concierto. Es el equivalente a un eclipse de sangre, a una invocación masiva del metal“. Y así fue. Desde el primer acorde, el estadio retumbó como si fuera el centro del mundo.
Black Sabbath logró, con vampírica clase, una despedida que, a pesar del tiempo, las separaciones, la modernidad, la edad y las enfermedades, los refrendo con fuerza en el presente. No te arrodilles ante el tiempo, velo de frente y con dignidad.
Las bandas que encendieron el infierno
La velada arrancó con la presencia arrolladora de Mastodon, seguidos de Rival Sons, Anthrax, Halestorm y Lamb of God. Posterior a ellos, se presentó el “Supergroup A” en donde la idea fue combinar el talento de cada invitado con el de otros artistas, como David Ellefson, Jake E Lee, Mike Bordin, Adam Wakeman y II, por mencionar a algunos.
Alice In Chains, Gojira y Drum Off, le abrieron paso al “Supergroup B”con músicos de la talla de K.K. Downing, Steven Tyler, Travis Barker, Nuno Bettencourt, Andrew Watt, Rudy Sarzo y Chad Smith, entre otros.
Pantera, Tool y Slayer conmocionaron al público, preparándolo para la entrada de Guns N’ Roses, con un Axl Rose inusualmente contenido, pero lleno de respeto. Le siguió Metallica, quienes interpretaron un par de versión brutales, en homenaje a la banda estelar, haciendo estallar al público en una ovación que parecía no terminar.
Pero el momento más esperado fue, por supuesto, la aparición de Ozzy.
Ozzy Osbourne: “¡Que empiece la locura!”
Con 76 años, diagnosticado con Parkinson (enfermedad neurodegenerativa que afecta su movilidad) y múltiples problemas de salud, muchos pensaban que Ozzy Osbourne no lograría estar en el escenario. Pero, como si fuera “poseído” por los mismos demonios que lo tomaban en su juventud, emergió desde el centro del escenario montado en un trono gótico adornado con murciélagos, cubierto con una túnica negra y coronado con espinas. Era un rey digno de las tinieblas, pero con el corazón envuelto en fuego.
“I fucking love you,” gritó al micrófono con los ojos brillosos y el estadio se quebró. Acompañado primero por su banda solista, regaló una versión inolvidable de Crazy Train, I Don’t Know y Mama, I’m Coming Home, antes de unirse a Tony, Geezer y Bill para dar inicio a la misa final de Sabbath.
Según Rolling Stone, Ozzy fue delicado, pero no como el fino cristal, sino como una bomba, y su energía durante Paranoid y War Pigs fue tan cruda que logró lo impensable: hizo que la multitud se olvidara del tiempo, de la nostalgia y del lógico desgaste del cuerpo tras una vida de rockstar, para sumergirse en la pura esencia del metal.
Los acordes de War Pigs fueron el anuncio del apocalipsis. Con Iron Man se desataron los infiernos. Y cuando sonaron los primeros acordes de Paranoid, las lágrimas eran inevitables. Era la última vez. Era real. El final ya estaba ahí.
Secretos, rarezas y simbolismos
Detrás del escenario giratorio (inspirado en el Live Aid de 1985) se escondían muchos detalles que solo los más atentos notaron:
- Las luces del estadio formaban un pentagrama invertido durante Children of the Grave.
- El trono de Ozzy tenía inscritos los nombres de cada uno de los discos de la banda.
- Sharon Osbourne estuvo todo el tiempo tras bambalinas, asegurándose de que su esposo terminara su carrera como se merecía.
- La guitarra de Iommi usada para Black Sabbath fue la misma de 1970, restaurada por Gibson exclusivamente para la ocasión.
- El concierto recaudó más de 140 millones de libras esterlinas, destinadas a fundaciones como Cure Parkinson’s y hospitales infantiles de Birmingham.
El final del final
Es necesario subrayar el carácter casi cinematográfico del evento. El escenario sirvió de portal entre el inframundo de la historia del rock, y el “común y corriente” que habitamos a diario. La entrega del público fue total. Cada garganta que gritó era consciente de que, incluso si este lineup se repitiera en el futuro, siempre les faltará el estelar: como Sabbath no hay dos.
Las palabras de Hetfield resonaron fuerte: “Sin Sabbath, ninguno de nosotros estaría aquí. Somos hijos de su oscuridad.”
Axl Rose, por su parte, se acercó al trono de Ozzy y le entregó una rosa negra. Tom Araya (de Slayer) abrazó a Geezer entre lágrimas. Y Maynard James Keenan (de Tool), simplemente se arrodilló.
Fue una despedida con sabor a funeral vikingo: fuego, metal, amor fraternal, y una sensación de fin del mundo. Pero también de trascendencia. Porque Sabbath no murió. Sabbath se convirtió en mito. Ya lo eran...
El eco que nunca dejará de sonar
La herencia de Black Sabbath no es solo musical. Es emocional, espiritual, casi filosófica. Enseñaron que del dolor puede surgir arte, que la oscuridad también puede abrazarnos, y que no hay nada más liberador que gritarle al abismo y que el abismo te responda con un solo de guitarra.
En un mundo que tiende a lo desechable, Sabbath nos recuerda que el arte verdadero es el que quema, el que transforma, el que deja cicatrices. Y esa noche, miles de personas salieron con el alma marcada.
Ozzy cerró con una sonrisa temblorosa: “Nos vamos... pero siempre estarán con nosotros. Porque ustedes... ustedes son Sabbath también.”
Y así, entre luces apagándose y un silencio sepulcral, terminó la noche más grande en la historia del metal. Conmovedor.
Bonus Track
A continuación, encontrarás el épico setlist de “Back To The Beginning”:
Mastodon
1. Black Tongue
2. Blood and Thunder
3. Supernaut (con Mario Duplantier, Danny Carey y Eloy Casagrande)
Rival Sons
4. Do Your Worst
5. Electric Funeral
6. Secret
Anthrax
7. Indians
8. Into the Void
Halestorm
9. Love Bites (So Do I)
10. Rain Your Blood on Me
11. Perry Mason
Lamb of God
12. Laid to Rest
13. Redneck
14. Children of the Grave
Supergrupo A
15. The Ultimate Sin (con Lzzy Hale, Nuno Bettencourt, Jake E Lee, David Ellefson, Mike Bordin y Adam Wakeman)
16. Shot in the Dark (con David Draiman, Jake E Lee, David Ellefson, Mike Bordin y Adam Wakeman)
17. Sweet Leaf (con David Draiman, Nuno Bettencourt, Scott Ian, David Ellefson, Mike Bordin y Adam Wakeman)
18. Believer (con Whitfield Crane, Nuno Bettencourt, Scott Ian, Frank Bello, II ‘Sleep Token’ y Adam Wakeman)
19. Changes (con Yungblud, Nuno Bettencourt, Frank Bello, II y Adam Wakeman)
20. Mr. Crowley (con Jack Black, además de Revel Ian, Roman Morello y otros jóvenes músicos en pantalla)
Alice In Chains
21. Man in the Box
22. Would?
23. Fairies Wear Boots
Gojira
24. Stranded
25. Silvera
26. Mea culpa (Ah! Ça ira!) (con Marina Viotti)
27. Under the Sun
Drum Off
28. Symptom Of The Universe (con Chad Smith, Travis Barker and Danny Carey, Tom Morello, Nuno Bettencourt y Rudy Sarzo)
Supergrupo B
29. Breaking the Law (con Billy Corgan, Tom Morello, K.K. Downing, Adam Jones, Rudy Sarzo y Danny Carey)
30. Snowblind (con Billy Corgan, Tom Morello, K.K. Downing, Adam Jones, Rudy Sarzo y Danny Carey)
31. Flying High Again (con Sammy Hagar, Nuno Bettencourt, Adam Wakeman, Rudy Sarzo, Chad Smith y Vernon Reid)
32. Rock Candy (con Sammy Hagar, Nuno Bettencourt, Adam Wakeman, Rudy Sarzo, Chad Smith y Tom Morello)
33. Bark at the Moon (con Papa V Perpetua, Vernon Reid, Nuno Bettencourt, Adam Wakeman, Rudy Sarzo y Travis Barker)
34. The Train Kept A-Rollin’ (con Steven Tyler, Ron Wood, Nuno Bettencourt, Tom Morello, Andrew Watt, Rudy Sarzo y Travis Barker)
35. Walk This Way / Whole Lotta Love (con Steven Tyler, Nuno Bettencourt, Tom Morello, Andrew Watt, Rudy Sarzo y Chad Smith)
Pantera
36. Cowboys From Hell
37. Walk
38. Planet Caravan
39. Electric Funeral
Tool
40. Forty Six & 2
41. Hand of Doom
42. Ænema
Slayer
43. Disciple
44. War Ensemble
45. Wicked World
46. South of Heaven
47. Raining Blood
48. Angel of Death
Guns N’ Roses
49. Never Say Die
50. Junior’s Eyes
51. Sabbath Bloody Sabbath
52. Welcome to the Jungle
53. Paradise City
Metallica
54. Hole in the Sky
55. Creeping Death
56. For Whom the Bell Tolls
57. Johnny Blade
58. Battery
59. Master of Puppets
Ozzy Osbourne
60. I Don’t Know
61. Mr. Crowley
62. Suicide Solution
63. Mama, I’m Coming Home
64. Crazy Train
Black Sabbath
65. War Pigs
66. N.I.B.
67. Iron Man
68. Paranoid