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Xóchitl Gálvez, más incisiva; Sheinbaum reafirma lealtad a AMLO; Máynez, propositivo

Este debate fue más ágil que el primero y hubo tiempo de tratar temas coyunturales, como el de las pensiones de personas de 70 años y más que, por vía de una reforma legal, quedarán incautadas en caso de no ser reclamadas 

segundo debate presidencial

Captura de pantalla

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El segundo debate presidencial incluyó acusaciones más fuertes que las registradas en el primero, con Xóchitl Gálvez mucho más incisiva, incluso rompiendo las reglas del encuentro en ocasiones para desdecir a su rival morenista y una Claudia Sheinbaum tranquila, confiada, dedicando mucho tiempo para reafirmar su lealtad al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Al final, terminarían refiriéndose una a otra con insultos: “narcocandidata”, “mentirosa serial”, “corrupta”, “priandillera”.

Este debate fue más ágil que el primero y hubo tiempo de tratar temas coyunturales, como el de las pensiones de personas de 70 personas que, por vía de una reforma legal, quedarán incautadas en caso de no ser reclamadas o usadas.

Xóchitl se mostró más abierta en sus planteamientos de un desarrollo económico en el que la inversión privada sea vista como un aliado insustituible. Claudia, en tanto, despejó cualquier duda respecto a su respaldo al gobierno de López Obrador, el tiempo que usó para alabarlo y aprobarlo fue impresionante.

Máynez propositivo

En este contexto, Jorge Álvarez Máynez fue quien dedicó más tiempo a proponer cambios en la forma de afrontar educación y reordenamiento de las cadenas productivas internacionales, por ejemplo. Su público objetivo, sin duda, es el del votante joven.

Fue también el de voz más serena, lejano a la disputa, en ocasiones tosca, que las candidatas asumieron.

La pelea por la Presidencia en sí ya no llenó los tiempos del debate y hubo capítulos enteros en torno la reñidísima elección de la Ciudad de México. Xóchitl aseguró que Taboada ganará la capital y Sheinbaum y Máynez lo negaron. El tema del agua chilanga también salió a relucir, la candidata opositora llevaba su botellita de agua xochimilca (amarillenta) que le ofreció a Claudia para que bebiera. Mientras que la candidata oficialista habló de logros en la CDMX y prometió llevar sus logros (cablebús, trolebús elevado, pilares) a todo el país.

Así la elección de la capital se comió parte del debate presidencial.

Hubo buenas intervenciones de Adriana Pérez Cañedo y de Alejandro Cacho, los moderadores; una se dio para preguntar si los candidatos estaban dispuestos emprender una reforma fiscal (previo a la pregunta, todos indicaban que no se cobrarían más impuesto). Xóchitl fue más lejos y prometió que quienes ganen menos de 15 mil pesos no pagarán impuestos; Máynez le preguntó entonces porqué ahora tenía propuestas sobre estos temas y antes, en el senado, apenas había participado en tres proyectos de ley.

El formato, que dejó mucho que desear en el primer encuentro, no tenía porqué ser mejor en el segundo. A las “Preguntas ciudadanas” (presentadas en esta ocasión en video), en general, los candidatos dieron unos pocos segundos o simplemente las ignoraron. Salvo como una forma simbólica de mostrar la relación entre políticos y ciudadanos, esta noche de domingo dio pocos motivos para intentar dar una tercera oportunidad a esa forma de plantear un debate.

Sin embargo, el formato tampoco fue el responsable del resultado de la noche. La pelea entre Xóchitl y Claudia se dio en forma fluida.

Oficialmente los temas tratados fueron: “Crecimiento económico, empleo e inflación; infraestructura y desarrollo, pobreza y desigualdad; Cambio climático y desarrollo sustentable.

Sobre los temas socioeconómicos, Sheinbaum mostró que tenía un camino fácil que seguir: No se cobran más impuestos en este gobierno, no hay más inflación y tenemos más empleos. Comprobable o no, ese discurso se mantuvo a lo largo del debate en los labios de la candidata oficialista.

El aumento del salario mínimo y la propagación de apoyos directos le resultó más que útil y, una vez más, fue cuidadosa en mencionar que todo esto arrancó con AMLO y que a ella le tocaría continuar su labor.

Xóchitl Gálvez, como estrategia o desesperación, rompió las reglas del encuentro al usar su micrófono mientras era el turno de Claudia y, contra lo convenido en el debate, mostró cartelones mientras la candidata de la 4T hablaba.

Hacia las 21:40 horas, Sheinbaum y Gálvez ya se dirigían apodos poco agradables: “Corrupta” de Claudia a Xóchitl; “narcocandidata”, de vuelta.

Y en verdad que desde entonces cada intervención o respuesta era una oportunidad de usar los epítetos contra la rival.

Un resumen “preciso” al inicio del debate

El inicio del debate resumió mucho de lo ocurrido a lo largo de la campaña. Xóchitl, en su primera aparición a cuadro, saludo cordialmente al auditorio, pero se confundió y dirigió un simple “Buenas noches a todo México”, cuando debía lanzar un mensaje de 30 segundos.

Sheinbaum, más segura, se ayudó con movimientos de sus brazos (que no los hombros). La seguridad no la abandonó nunca, ni durante los ataques más agrios. Se dio tiempo para atacar también con fiereza “a la comisionada de los Pueblos Indígenas de 2000 a 2006” por tener contratos con el gobierno durante su gestión e incluso la acusó por el caso de San Salvador Atenco en aquel frustrado primer intento por contar con otro aeropuerto internacional en el centro del país.

Jorge Álvarez Máynez inició con su discurso de siempre, agradeciendo un cambio en el curso de la campaña que difícilmente alguien ve, aunque logró sacarle un par de sonrisas a Adriana Pérez Cañedo al dar un mensaje de amor en lenguaje de señas y al apoyarse en un escrito de su pequeño hijo para, en su mensaje final, describir al México que desea.

¿Puede cambiar algo un debate como este? Es muy probable que no.

Las propuestas

El candidato de Movimiento Ciudadano habló reiteradamente de jóvenes, educación, nearshoring y habló de los logros de los gobiernos de Nuevo León, donde está el gobernador Samuel García que le apoya constantemente, pero fue generoso con las alusiones a Jalisco, donde el gobernador Alfaro se distanció de él y su candidatura desde hace tiempo.

“No hay planeta B”, señaló respecto al tema ecológico.

Sin menoscabo de lo hecho por Máynez, el cambio climático, como se esperaba, fue terreno fértil para Claudia Sheinbaum, quien en sus años de investigadora se abocó a ello. Ligó el tema a la producción agrícola lo mismo que al industrial, a la necesidad de pensar en procesos económicos integrales, que contemplen la sustentabilidad al largo plazo. Sin duda, es cuando se le vio con una actitud más didáctica frente a la cámara.

“La única de los tres que ha hecho acciones para energía renovable es su servidora”, añadiría y aludió a la captación de energía solar en los techos de la central de abastos de la capital.

Sin embargo, allí cayó la pregunta de Xóchitl sobre la desaparición de la Conabio y la cancelación de recursos para las áreas naturales protegidas.

Xóchitl llamó a lograr que 50 por ciento de la energía usada en México sea renovable en 2030 (es decir, en 6 años) y lograr un “cero neto” de emisiones de efecto invernadero en el 2050.

Los ciudadanos en el debate

Joselín, 21 años, chilanga, fue invitada a grabar una pregunta para los candidatos y les cuestionó cómo puede el gobierno garantizar la equidad económica entre hombres y mujeres.

Para responder, Xóchitl uso 10 segundos escasos, para luego lanzarse contra Sheinbaum por el uso de Morena de aquella famosa playera de la Santa Muerte. Sheinbaum respondió con un poco más de detalle y prometió que habrá de lograr esta misión de equidad. Nuevamente se plegó con firmeza al “ya lo hemos hecho” como parte de lo que llamó un nuevo sistema nacido en 2018.

Máynez uso el tiempo con más detalle para responder a Joselín. El terreno de la equidad y los derechos de nueva generación fueron los que le resultaron más propicios a lo largo de la noche.

Daniel (26 años) de Coacalco, preguntó por salarios justos y sobre las formas de evitar que las empresas cierren sus puertas. Xóchitl se presentó como la única de los candidatos que sabe crear empleados y fue muy puntual al señalar que el sector privado debe participar, como aliado. Se mantuvo en esa línea cuando Máynez le preguntó si apoyaría la propuesta emecista de semana laboral con 2 días de descanso obligatorio. La candidata del PRI-PAN-PRD señaló que sí, previo acuerdo para lograr que las empresas tengan menos problemas fiscales y menos mermas por la inseguridad, “los empresarios serán así los primeros en participar gustosos de la propuesta”.

En este tema, Xóchitl aprovechó para decir que la CDMX de Sheinbaum decreció en empleos mientras los estados en manos opositoras crecían.

Para entonces, los epítetos habían aparecido y el “mientes” era una respuesta constante y puntual.

Las acusaciones de Xóchitl incluyeron las presuntas cuentas de la familia Sheinbaum en paraísos fiscales, la apropiación poco clara de una casa y apoyo a sus empresas familiares durante la pandemia. Por supuesto la foto de Imaz, exmarido de Sheinbaum, tomando bolsas de dinero de Carlos Ahumada, también apareció y Claudia se limitó a señalarle a su rival que estaba recurriendo a temas viejos ya explicados.

Del lado de Xóchitl cayó constantemente la acusación de que sus empresas habían recibido contratos de gobierno cuando ella era Comisionada Nacional de los Pueblos Indígenas (2000 a 2006). Ante ese señalamiento, la candidata del PRI-PAN-PRD indicó que no era ilegal toda vez que eran contratos con otras instancias de gobierno y no con la dependencia que ella encabezaba. Remató mencionando que en el actual gobierno, encabezado por AMLO, sus empresas han recibido más contratos (obtenidos mediante concurso) que durante los sexenios anteriores.

Claudia ni se inmutó y dijo que sí era ilegal recibir contratos siendo funcionario de gobierno, aseveración que carece de sustento legal, pero que dejó el efecto deseado en el debate.

Al final, los epítetos reinaron: “la candidata de las mentiras ya se convirtió en mentirosa serial”, de Xóchitl a Claudia; “la corrupta, vamos a decirle”, de Sheinbaum a Xóchitl, “hablaremos más de la priandilla inmobiliaria”; “narcocandidata”, de Xóchitl a Claudia... y así hasta el final de la noche de debate.