Opinión

La tercera ola de COVID-19 escalará a niveles peores a las dos anteriores

La tercera ola de COVID-19 escalará a niveles peores a las dos anteriores

La tercera ola de COVID-19 escalará a niveles peores a las dos anteriores

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Roberto Gutiérrez Rodríguez*

En la reciente entrega del Informe de Seguimiento de la COVID-19-UAM-I, el autor compara las características de la población contagiada y fallecida a consecuencia del virus SARS-CoV-2 entre el 27 de febrero de 2020 y el 13 de julio de 2021, dividida en dos subperiodos: desde el inicio de la pandemia hasta el 4 de abril de 2021, y de esa fecha hasta el 13 de julio, en coincidencia con la gestación de una tercera ola. Este segundo promedio no evidencia las cifras de la segunda quincena de julio, en que los contagios aumentaron hasta 19,223, con lo que se superó en 110% el tope de la primera cresta (mayo-julio 2020), y se está a 86% de la segunda (diciembre 2020-febrero 2021). En cuanto a fallecimientos (537), el nivel está a 50% del tope de la primera cresta y a 30% de la segunda. El resumen de resultados es el siguiente:

El promedio diario de contagios bajó de 5,295 en el primer subperiodo, a 3,613 en el segundo, una reducción de 32%. En aquél, cinco quintiles con las edades de 25 a 49 años concentraban 52.3% de las personas contagiadas. En éste, tan sólo cuatro quintiles, de 20 a 39 años, concentran 45.4%. La edad promedio de los contagiados se redujo de 33 a 28 años. Si se hace un corte de 0 a 39 años, se observa que hasta el 4 de abril de 2021 este rango concentraba 44%, y de esa fecha al 13 de julio subió a 55%. Así que, desde que se puso en operación la aplicación masiva de vacunas y aparecieron nuevas variantes del SARS-CoV-2, en particular la B.1.1.59 mexicana y la Delta, los contagios de menores de 40 años han aumentado sensiblemente su participación, y la tasa de reproducción R ha pasado de 0.8 a 1.2. La distribución por género antes y después del 4 de abril es similar: 50% para cada género.

En el primer subperiodo, el promedio diario de fallecimientos por COVID-19 fue de 981; en el segundo de 318. Asimismo, por cada mujer que muere, fallecen dos hombres. El rango de edad que ha registrado la reducción más alta, con -70%, es de 60 a 79 años. La concentración por edad de dichos decesos casi no ha cambiado; apenas un aumento de las personas de 0 a 59 años, que en conjunto representaban 36.5% del total de fallecidos hasta el 4 de abril de 2021, y que entre esa fecha y el 13 de julio subieron a 40.3%. Esto quiere decir que alrededor de 60% de las personas que mueren por COVID-19 en ambos periodos tienen 60 años o más. De la misma manera, el promedio ponderado de edad de los fallecidos se ha movido muy poco: de 63.6 años hasta el 4 de abril de 2021, a 62.9 años a partir de esta última fecha. Sorprende que mueren muchos infantes de entre cero (nonatos) y 4 años: 383 hasta el 13 de julio de 2020, un promedio de casi uno diario; pero de 5 a 14 no muere ninguno.

La tasa de letalidad acumulada disminuye de 9% en el primer periodo a 8.8% en el segundo, lo que de cualquier forma mantiene a México en el primer lugar mundial, misma que aumenta mucho en la población de 50 años y más. Es decir que por una parte mueren menos adultos mayores debido a la pandemia, y por otra la proporción de fallecidos respecto a contagiados es más alta. Si antes en promedio la esperanza de vida de un adulto mayor que se contagiaba era de 52%, ahora es de menos de 40%. Desde el punto de vista sanitario esto sugiere que el sistema hospitalario está prestando insuficiente atención a las personas de más de 60 años, debido al mayor número de jóvenes contagiados.

Inmunizar a toda la población es un ejercicio de mediano plazo; inmunizar al 70%, lo cual no impide que el virus se siga propagando, va a tomar más tiempo. Por tanto, argumentar que 50% de la población ya se contagió y creó anticuerpos es un argumento excesivamente optimista. Debe considerarse que en otros países ya se está vacunando a jóvenes de menos de 18 años; que nuestros intentos por reabrir las escuelas siempre han estado acompañados de malas experiencias, y que la política de distanciamiento social, uso de cubrebocas y asepsia personal se debe reforzar con: reconocimiento de que la tercera ola va a escalar a niveles peores a las dos anteriores; hacer más pruebas; rastrear las cadenas de contagio; aplicar un presupuesto suficiente para mejorar las medidas de control de las instituciones públicas; deducir impuestos a las escuelas y centros de trabajo privados que cumplan con medidas sanitarias adecuadas, e implantar, así sea temporalmente, un seguro de desempleo para trabajadores formales e informales.

Hasta ahora, se ha asumido que las vacunas protegen a la población de las variantes del SARS-CoV-2 y que su periodo de inmunidad es de 6-8 meses; pronto comprobaremos si eso es correcto, aunque países como Israel ya están aplicando una tercera dosis de la Pfizer-BioNTech. Las de una sola aplicación, Janssen y particularmente CanSino, siguen generando inquietud y evidentemente requerirán un refuerzo; empero, las cifras que reporta la SSa no incluyen de qué se enferman o fallecen las personas ya vacunadas y de qué laboratorio. Es cierto que todos los virus mutan, y que hasta ahora la ciencia médica ha resuelto eso con refuerzos a las vacunas de aplicación anual, como la de la influenza; empero, a pesar del número de meses que llevamos lidiando contra el SARS-CoV-2, nos movemos con un alto grado de incertidumbre.

Las cifras sobre contagios y fallecimientos que da a conocer todos los días la SSa deberían ser objeto de una actualización periódica y no sólo de ajustes ocasionales e insuficientes, pues el número de fallecimientos reportados entra en contradicción con las cifras sobre exceso de mortalidad de su propia página electrónica y sus reportes oficiales. Para ello, cuenta con el apoyo de instituciones especializadas en estadísticas generales y de salud, como el INEGI, el IMSS y el RENAPO. as autoridades de salud han reconocido públicamente que 70% del exceso de mortalidad a partir de enero de 2020 es atribuible a la COVID-19. Al aplicar esta cifra, se tendría un adicional de 168,000; es decir que el acumulado al cierre de julio de 2021 debería ajustarse de 240,000 a 408,000 .

* Profesor-investigador y jefe del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la UAM.

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