Cultura

Hallan restos de mono araña en una ofrenda de Teotihuacán

Indicios. Son parte de los resultados que se ofrecieron en la conferencia Descubrimientos recientes en Teotihuacán: excavaciones en la Plaza de las Columnas. Los restos del mono araña podrían ser la evidencia de la presencia maya en la zona durante tiempos tempranos

Indicios. Son parte de los resultados que se ofrecieron en la conferencia Descubrimientos recientes en Teotihuacán: excavaciones en la Plaza de las Columnas. Los restos del mono araña podrían ser la evidencia de la presencia maya en la zona durante tiempos tempranos

Hallan restos de mono araña en una ofrenda de Teotihuacán

Hallan restos de mono araña en una ofrenda de Teotihuacán

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Arqueólogos hallaron en Teotihuacán los restos de un mono araña depositados en una ofrenda junto a otros animales sacrificados, objetos de obsidiana, caracoles y artefactos de piedra verde. Estos vestigios se localizaron en el Complejo Plaza de las Columnas y fueron presentados la noche del miércoles en El Colegio Nacional durante la conferencia Descubrimientos recientes en Teotihuacán: excavaciones en la Plaza de las Columnas.

La conferencia que formó parte de la segunda actividad del ciclo La arqueología hoy, organizado por el investigador Leonardo López Luján, fue impartida por los arqueólogos Saburo Sugiyama, de la Universidad Estatal de Arizona, y Nawa Sugiyama, de la Universidad de California Riverside.

Los restos del mono araña en Teotihuacán podrían ser la evidencia de la presencia maya en la zona durante tiempos tempranos, es decir, en años anteriores que los científicos han registrado en la literatura. Esto significa que los mayas y teotihuacanos posiblemente tuvieron amistad durante los años 300 al 450 d.C.

La investigadora Nawa Sugiyama comentó en la plática de divulgación abierta al público, la existencia de cuatro evidencias materiales sobre la visita de mayas en Teotihuacán, siendo los restos del mono en un montículo, la más sorprendente e inesperada.

En la ofrenda —llamada Ofrenda D4—, los arqueólogos hallaron 95 objetos de obsidiana entre puntas de proyectil y navajillas prismáticas, artefactos marinos, caracoles, artefactos de piedra verde y animales sacrificados.

“Los artefactos de piedra verde fueron de una calidad y cantidad excepcional, muchos de ellos se presentan idénticos a unos excavados en la Pirámide de la Luna. Estamos tratando de definir de dónde vienen esas piedras verdes”, señaló.

Sobre los animales sacrificados, hallaron un águila real que en su abdomen conservaba los restos de un conejo, el cual fue el último alimento de esa ave.

“También encontramos un cráneo de puma, varias concentraciones de serpientes de cascabel y una especie extranjera a Teotihuacán, particularmente interesante, porque se ven sus manos atadas por la espalda: es el esqueleto de un mono araña. Hasta el momento no he encontrado bibliografía de un individuo completo (de mono araña) que tuvieron que traer de su hábitat natural ubicada más hacia el sur (del país)”, explicó Nawa Sugiyama.

Actualmente, el equipo de investigadores que conforman el Proyecto Complejo Plaza de las Columnas trabajan en el análisis de los restos del mono araña para determinar su origen, saber si estuvo en cautiverio y si tuvo una previa preparación para depositarlo en la ofrenda.

CRÁNEOS, CERÁMICA Y MURALES. La arqueóloga Nawa Sugiyama compartió la existencia de otras tres evidencias mayas en la Plaza de las Columnas de la zona arqueológica de Teotihuacán. La primera de ellas, restos humanos cuyos huesos presentan deformaciones propias de la cultura maya.

“El primer contexto incluye una plétora de más de 2 mil 400 restos de esqueletos humanos desarticulados, probablemente desmembrados. La mayoría de los esqueletos mezclados eran de humanos y adultos, muchos de éstos tenían huellas de corte y modificaciones en la superficie”, comentó.

Entre los restos óseos observaron, dijo, varios dientes con incrustaciones, otros con su corona dental limada intencionalmente para exponer la dentina subyacente. Además, se percataron de que, al menos tres cráneos, mostraban una deformación.

“Es significativo que este tipo de deformación craneal y también las mutilaciones dentales no son muy comunes en Teotihuacán, son una práctica del área maya”, indicó.

El segundo contexto de las relaciones entre Teotihuacán y mayas, es un gran depósito de cerámica con restos probablemente de una fiesta extravagante.

“Las exploraciones de túneles en uno de los tres montículos principales registraron 3 mil 500 huesos, la mayoría animal, y más de 10 mil tepalcates cerámicos rotos, posiblemente matadas ritualmente. Todo distribuido en un área de 10 metros cuadros. Es el desecho de una fiesta que cubre un salón, fue un evento de escala mayor”, precisó Nawa Sugiyama.

La fauna que recuperaron y analizaron los expertos demostró la existencia de un banquete lujoso compuesto de conejos y codornices. “El análisis paleobotánico identificó productos extranjeros, como la yuca y el tabaco, entre los alimentos exóticos que se llevaron a la gran fiesta”, dijo Sugiyama.

En esa ofrenda la arqueóloga también identificó cerámica extranjera, es el caso de una tapa refinada con estándares artísticos mayas.

“(Una cerámica tiene) Una figura con marcas faciales en una falda de piel de jaguar y un adorno con cabeza de flores que recuerda a las representaciones del dios del viento maya que está sentado con las piernas cruzadas, una postura no común en Teotihuacán y que sugiere ser un individuo de alto estatus”, detalló Sugiyama.

El tercer contexto, explicó, son más de mil fragmentos de murales mayas matados (destruidos) ritualmente y dispersos.

“Había una concentración de fragmentos de muros de estilo maya demolidos intencionalmente, se recuperaron más de mil fragmentos de murales con elementos mayas. Estamos en el proceso de limpieza, restauración, escaneo y documentación. Tienen figuras de caras y animales”, indicó.

Estos fragmentos también presentan colores usados por los mayas, es el caso de un fondo rojo llamativo hecho con cinabrio y que probablemente fueron obtenidos dentro de Teotihuacán.

ANTERIORES EVIDENCIAS. Antes de los hallazgos hechos por el equipo del Proyecto Complejo Plaza de las Columnas se conocía la presencia maya en Teotihuacán por el episodio La Entrada y por individuos mayas sacrificados en la Pirámide de la Luna.

Sobre La Entrada se refieren al día en que murió el rey maya Tikal cuyo lugar lo ocupó un rey extranjero, representado como teotihuacano y con atuendos militares. Eso sucedió un 14 de enero del 378 d.C.

La segunda evidencia es el descubrimiento del arqueólogo Saburo Sigiyama de individuos sacrificados dentro de la Pirámide de la Luna, con ornamentos de piedra verde estilo maya que sugieren eran dignatarios mayas enterrados en el corazón de esta pirámide.