Opinión

Mentir en Washington

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La última semana de noviembre estuvo dominada en Estados Unidos por las revelaciones de la manera en que Paul Manafort y Michael Cohen mintieron a las autoridades de ese país. Como resultado, tanto Manafort como Cohen, pasarán un mínimo de diez años en prisión, sin posibilidad de purgar la pena en sus domicilios.

Manafort fue durante un tiempo, en el verano-otoño de 2016, el presidente del comité de campaña de Donald Trump. Cohen fue uno de los muchos abogados en la nómina de Trump. Él se encargaba de los asuntos más sórdidos, como los pagos a sus amantes. En esta semana también se dieron a conocer detalles acerca del papel que jugó Roger Stone en la campaña de Trump. Stone es un operador político republicano, quien vivió su apogeo durante los gobiernos de Richard Nixon y Ronald Reagan. Se le conoce por sus campañas negras, de descrédito de candidatos demócratas y fue una de las primeras figuras de ese partido en expresar su apoyo a la candidatura de Trump en 2015.

En esa capacidad, Stone construyó—junto con Manafort—una trama de relaciones que involucra al expresidente de Ecuador, Rafael Correa, al actual presidente de ese país, Lenin Moreno, así como a Julian Assange. Correa le otorgó a Assange asilo político en la embajada en Londres, así como la ciudadanía ecuatoriana, para que eludiera los cargos que enfrentaba en Suecia y los que aún enfrenta en EU.

Assange, no se sabe si con el conocimiento de Correa, ayudó, desde la embajada ecuatoriana, a la campaña de Trump con la publicación de los correos electrónicos de Hillary Clinton. De acuerdo al diario británico The Guardian, la relación entre Manafort y Assange incluyó al menos tres visitas a Londres en 2013, 2015 y 2016. La acusación, sin embargo, no está suficientemente sustanciada y fue repudiada por Wikileaks, a nombre de Assange.

Sin embargo, sabemos, desde septiembre de 2017, que Manafort viajó a Quito a entrevistarse con Moreno, entonces candidato a la Presidencia, y posiblemente con Correa.  Las actividades de Manafort en suelo ecuatoriano han vuelto a ser noticia, porque ahora se sabe que Stone y su asociado, Jerome Corsi, informaron a Manafort en 2016, en correos electrónicos en poder del fiscal Mueller, que Assange publicaría los correos de Clinton. En esos correos, además, expresaban su deseo de incidir en la elección. Ello implica la colusión de Trump con extranjeros, lo que es un delito electoral grave. Las revelaciones de The Guardian, sin embargo, han coincidido con los renovados esfuerzos de Moreno para tomar distancia de Assange, limitar su acceso a internet desde la embajada y, eventualmente, sacarlo de ahí.

Ante el nuevo escenario que enfrentan Cohen y Manafort, Trump ha tratado de justificarse acusando a Cohen de haber “chillado” para conseguir un mejor trato, al tiempo que ensaya la que muchos consideran que será su respuesta a las preguntas que Mueller le entregó por escrito, que se limitarán a variaciones de “no recuerda” los detalles de sus actividades con su comité de campaña.

No está claro qué sucederá si Trump insiste en usar ese tipo de respuestas. Lo que es claro es que, a partir de enero de 2019, Trump enfrentará el contrapeso efectivo de la Cámara de Representantes, así como todos los detalles de la información que Cohen y otros pudieran haber entregado a Mueller. También es necesario considerar que crecen las sospechas sobre la posibilidad de que Manafort haya mentido a Mueller confiado en que Trump lo indultaría. Si fue así, Donald Trump enfrentaría, además de los cargos de colusión, cargos de conspiración para obstruir la justicia, que harían insostenible su presidencia.

manuelggranados@gmail.com