Opinión
2048 un futuro probable
David Gutiérrez Fuentes

2048 un futuro probable

Este texto fue leído en la presentación del libro 2048: Crónicas de un futuro exponencial de Carlos Alberto Ortiz, Algarabía, ediciones-2021.

Un prólogo malicioso

Especial

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Para ser franco me resulta poco probable que Satoshi Nakamoto haya contribuido a escribir en formato de entrevista el prólogo de esta inteligente novela de ciencia ficción que nos reúne hoy, sí me equivoco tanto mejor. Lo cierto es que le deseo suerte al libro en su caminar por el mundo real.

Desde luego que las cuentas de correo electrónico mencionadas en el prólogo tienen alguna relación con el mundo de las criptomonedas, pero hay quienes dicen que Nakamoto, de haber existido como ente individual, se comunicaba por medio de Reddit a través del protocolo de Tor, o incluso sólo por bitcoin talk. Por otro lado veo poco probable que el creador de bitcoin escribiera (o escriba) de ethereum con tanta deferencia.

Menos probable consideré que el 22 de mayo de 2021 el creador de la cadena de bloques se haya puesto en contacto con Carlos Alberto. Pero fueron los detalles de este prólogo entrevista los que me atraparon y contribuyeron a que reconociera en el autor de 2048 al conocedor de la materia de su libro que nos son los bitcoines,, aunque aparezcan como elemento central de la fortuna primigenia del Señor X, personaje antagonista de la obra.

Entonces cuál es la materia de este trabajo. Yo creo que cada lector podrá derivar muchas interpretaciones porque esa es la esencia de la literatura. Sin embargo visto en términos de objetivos para mí el principal es la relación entre el crecimiento exponencial de la tecnología y el ritmo lento del ser humano que se acelera dentro de eso que Ilya Prigogine y otros autores han dado en llamar la flecha del tiempo. De hecho en algún momento me pregunté si Carlos recurrió a la ayuda de la inteligencia artificial para escribir con aguda precisión ejemplos sencillos que describen fenómenos complejos como la relatividad del tiempo, la percepción de nuestro entorno y el vacío. En cualquier caso pienso que un mérito de 2048 es que el acercamiento a los fenómenos mencionados, fluye por la composición tipográfica para que el lector los entienda mientras se expone al entramado transhumanista de la novela.

Una arquitectura compleja

Especial

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Además de los fenómenos físicos descritos en el libro a través de varias tramas entrelazadas en planos que entremezclan lo virtual con lo real, hay capítulos que nos acercan a la filosofía griega. Por ejemplo, los diálogos entre Platón 2.0 y Einstein 2.0 a propósito de la representación platónica vista desde la inteligencia artificial son, además de simpáticos, profundos. O quizá sean profundos porque asoma de ellos un refinado sentido del humor.

Algunas pistas del trabajo

Desde luego que no voy a resumir ni a sintetizar la novela, pero sí quiero trazar algunas pistas lineales para adentrarlos en la exponencialidad que se refleja en 2048. Los protagonistas Mann y Eve se conocen en Guatemala y deciden unir sus vidas. Estamos en 2028 y Mann elige aceptar un reto del Señor X para ganar un concurso que mejor explico con las palabras de su autor:

“[Permanecer] 48 minutos en un escenario simulado de las isla Sertung, en el estrecho de Sonda, entre Java y Sumatra, Indonesia. En las proximidades de la isla sería simulada una nueva explosión del legendario volcán Krakatoa. El único objetivo de Mann dentro de la simulación, para ganar el premio de 1 millón de dólares, era sobrevivir 48 minutos. Con ese capital sería más que suficiente para que Eve y Mann realizaran el golpe que llevaban planeando 9 meses, con el que buscaban digitalizar y hacer gratuita toda la información de todos los libros del mundo, mientras los gobiernos subsidiarían a los autores y editoriales por cada lector de sus libros. Lo llamaban el Proyecto Alejandría.”

Pero Mann se queda atrapado dentro de la simulación, más concretamente dentro de la Maitrevac mientras que Eve pierde, en apariencia, a su ser amado quien para la ciencia médica del mundo real permanece en una suerte de estado vegetativo.

Los capítulos entrelazan las vivencias y los descubrimientos de Mann dentro de las versiones de Maitrevac y las de Eve en el mundo real si es que la humanidad y su mundo, es decir nosotros, no formamos parte de un tercer nivel de simulación dentro de un mundo y un universo como le sucedió a Mann quien tuvo que vivir y morir en el lapso de casi un millón de años para regresar al mundo real. Primero mediante el entendimiento, el dominio y la supresión de los eslabones de la cadena

Recepción- percepción- sensación- reacción.

Y después mediante el amor y la transmisión sintetizada de su experiencia a Eve por medio del diario rojo que me recordó a Jung.

Cada quien con su X

El juego narrativo se mezcla con capítulos de los planes de X y sus personajes Cleopatra y Alejandro para recrear un universo ajeno al caos bajo el control absoluto de X. Por cierto, en algún momento me pregunté será casualidad que nosotros también tuviéramos ahora a nuestro propio señor X si no queriendo dominar al mundo y el universo, si por lo menos al país mediante tres partidos políticos.

Las pruebas que resiste Eve para salvar al mundo probando y después resistiendo el placer encarnado por la bellísima Cleopatra, más tarde sufriendo y posteriormente anulando el dolor infringido por Alejandro y por último desarmando al mismísimo señor X desde la aceptación de su frágil otredad, son las pruebas superadas como en un tortuoso concurso que salvan a la humanidad o en todo caso la reconfiguran a partir del incontrolable e imprevisible caos.

Por último estimo importante comentar que el capítulo del parque de diversiones ideado por un Walt Disney criogenizado es, además de ameno, el que expone de manera diáfana las potencialidades narrativas de Carlos Alberto.

Que un libro de ciencia ficción se deje leer rápido es, supongo, el objetivo de muchos autores del género.