Opinión
Juan de Dios Maya: editar entre dos jorobas
David Gutiérrez Fuentes

Juan de Dios Maya: editar entre dos jorobas

Con mucho pesar me enteré del fallecimiento de Gerardo de la Torre. A su memoria le dedico estas líneas de mi conversación con el inquieto y movido editor, autor también de varios libros, Juan de Dios Maya.

El Manzano

El Manzano

Juan te conocí hace más o menos veinte años, nos presentó René Avilés Fabila. Querías publicar un libro y asesoría para una revista. Después supe que colaborabas para el suplemento Hoja por hoja. Y hasta hace poco te reencontré en redes impulsando proyectos propios y de otros escritores. ¿Siempre tuviste claro que querías ser editor? Háblame de aquellos años.

Sí tú y yo nos conocimos a finales del siglo pasado, principios de éste, cuando yo era estudiante de la Universidad Autónoma Metropolitana y tú te desempeñabas como editor de esa casa de estudios. Eran las gloriosas épocas de René Avilés Fabila. Mi idea era hacerme escritor, e iba persiguiendo a Héctor Manjarrez en los talleres que impartía en la universidad. Con enorme inocencia me acerqué alguna vez a ti con la intensión de publicar mi primer libro de cuentos. Y digo con inocencia, porque, algunos años después, me di cuenta de que en ese entonces yo era apenas un aprendiz (aunque uno no deja de serlo, ciertamente). Mi trabajo aún era tierno, y algo pretensioso, con tu olfato te diste cuenta de inmediato, pero fuiste amable. Por supuesto que no me publicaron pero ese día me pusiste en contacto con Rodolfo Bucio y gracias a ello pude colaborar en Casa del Tiempo. Después de aquella primera entrevista contigo, y dado tu carácter de apertura, te visité varias veces, cuando tenía alguna inquietud editorial y siempre salía de tu oficina con hartos libros en las manos y una charla sabrosa. Hasta que, como bien apuntas, decidimos hacer una revista entre varios compañeros de la carrera: El Burak, con apoyo económico de la UAM y de la Fundación Cultural Pascual. La revista nos permitió acercarnos a personajes determinantes de la literatura como Adolfo Castañón, Vicente Leñero, José Agustín, Agustín Cadena y el propio RAF. Así se empezaron abrir para muchos de nosotros, las puertas del mundo profesional. Un año después, me vi colaborando en el suplemento de libros Hoja por Hoja, liderado por Tomás Granados Salinas. Aquella fue una temporada de aprendizaje que aún añoro, porque pude convivir con gente de alta valía espiritual e impecable disciplina y talento en el trabajo editorial: Alejandro Cruz, Juana Inés Dehesa, Cristóbal Henestrosa, Kenia Bello y Yeana González, por citar algunos. En esa misma época, ingresé al taller literario del maestro Marcial Fernández, lo que me permitió observar su trabajo de filigrana como editor de Ficticia.

¿Qué vino después? Me llama la atención tu seudónimo Jorobado de Tepotzotlán.

Dejé Hoja por Hoja en el 2006, porque gané la beca de la Fundación para las Letras Mexicanas. Luego me adentré laberínticamente en el sendero de la creación literaria, aunque siempre estuve cerca del ámbito editorial, sobre todo el independiente. Pese al relativo alejamiento, después de todo el escritor forma parte de la esfera editorial, la vida me hizo abrazar de nuevo el oficio de editor. En 2013 fundé el Concurso Estatal Pensador Mexicano de Literatura dirigido a niños y jóvenes, gracias al cual, en 2018, el Programa de Acciones Culturales Multilingües y Comunitarias (PACMyC) nos apoyó con la publicación de una antología de cuentos y poemas escritos por niños y jóvenes de Tepotzotlán. La antología me acercó a Ediciones Periféricas, y su hermano Librosampleados, proyecto dirigido por María Amor y Nahum Torres. El libro resultó un éxito y nos abrió las puertas para recibir un apoyo del Fonca y replicar el ejercicio con dos libros más, uno para Malinalco y otro para Villa del Carbón. Con ello dimos inicio formal a la colección “Érase…” en Ediciones Periféricas, misma que pensamos replicar en todo el país. Así que al parecer, una vez más, estoy en el camino de la edición.

Acerca del seudónimo “Jorobado de Tepotzotlán” —que es más bien un mote—, tiene que ver con un colectivo cultural que fundé en mi patria chica, Tepotzotlán, municipio cuya etimología en náhuatl quiere decir “El lugar del Dios Jorobado”. Este dios jorobado es un numen endémico, de origen otomí, cuyo nombre es Cogüe.

El rescate de la tradición y culturas populares es una tarea poco frecuente y más si nos remontamos a sexenios pasados. Pero yo he visto que te mueves bien en ese terreno. Además, te veo lejos de mafias y capillas culturales. Eso habla bien de ti. ¿Cómo le haces, Juan?

No sólo es una tarea poco frecuente, sino que ha habido una sistemática tendencia a borrar el alma de México con el menosprecio de nuestra cultura y nuestra historia que llegó a grados de destrucción cuando era secretario de educación Aurelio Nuño. Lo vimos con los planes de estudio de la SEP y mediante acciones de diversas administraciones culturales de la federación y de los estados. Hay sectores que apuestan a que los mexicanos olvidemos nuestras raíces porque así es más fácil vender a la nación. Quien no ama algo no teme perderlo. Es importante que no dejemos que los tejidos de la memoria, la historia y los personajes que la forjan se deshilvanen. Cada pueblo, cada ciudad del país, deberían contar con gente encargada de protegerlos. Como no vemos que desde los gobiernos vaya a darse esta iniciativa, nos convencimos de que todo debe partir desde la sociedad civil, porque una auténtica revolución social y cultural sólo puede provenir desde ahí.

Por eso en cada uno de nuestros proyectos nos apoyamos y trabajamos con la gente de muchas maneras: desde los niños y jóvenes que participan en nuestras convocatorias, hasta escuelas, padres de familia, colectivos, fundaciones, escritores y traductores con quienes nos articulamos desde la edición independiente. Creo que estamos haciendo las cosas bien, porque ya hemos incomodado a más de un politiquillo ramplón y cacique tirano. Es difícil a veces porque no son pocas las amenazas y los descontones que me han propinado por andar de “revoltoso”.

Dedícale unas líneas a tu trabajo literario: ¿Con qué libro te sientes más satisfecho?

En cada uno de mis libros he querido experimentar diversas técnicas, temáticas y estructuras, de tal suerte que ninguno es igual al otro. A cada uno le tengo un cariño muy especial, y eso incluye a los que no he publicado aún. De los que están disponibles podría mencionar a La venganza de los aztecas (mitos y profecías), Soboma y Gonorra y el más reciente, mi novela La serpiente y el manzano.

¿Cómo se pueden acercar los escritores y lectores a tus proyectos editoriales?

Directamente en facebook, como JuandeDios Maya Jorobado de Tepotzotlán, o como Juan de Dios Maya escritor en instagram y twitter. Siempre contesto lo más pronto posible. Y si quieren conocer fragmentos de mi obra, los invito a visitar en Wordpress mi página personal juandediosmayaavilaescritor.