Opinión
Sofía en modo rápido
David Gutiérrez Fuentes

Sofía en modo rápido

Del cómo y porqué de esta entrevista

Esperaba un tiempo oportuno para entrevistar a la colega editora Sofía de la Mora Campos y éste se dio en las semanas de cierre de 2021. Esta plática es parte de una serie en la que he entrevistado a otros actores o “agentes” del amplio y complejo sistema editorial.

Sofía, a nivel de imágenes, sin pensártelo demasiado: ¿con qué relacionas tus primeras experiencias lectoras?

Difícilmente uno puede disociar el lado sentimental. Hay imágenes del librero de mi abuelo, de mi madre leyendo en su recámara o de mi padre en el jardín o en su sofá escuchando música con una taza de café. Mis momentos mas apreciados te diría que fueron en la preparatoria. Me veo en el taller de química y física leyendo ciencia ficción que me encantaba en aquel tiempo, cuando descubrí mi interés por la lectura.

En preparatoria tuve maestros que me acercaron muchos libros, destaco a Yuri de Gortari en literatura, a “El Chale”, Jorge Martínez que nos aproximó a Marx desde la economía y con una postura crítica lectora y a Jorge Juanes por su visión dialógica sobre arte, estética y filosofía. Fue una época de lecturas literarias y académicas que me devoraba.

Grosso modo explícame tus experiencias formativas como editora “de papel”, aunque tú y yo sabemos que esas competencias están en permanente rejuego e intercambio, háblame también de tu participación en la primera generación en la CDMX de la Maestría en Edición.

Cuando concluí la licenciatura obtuve una plaza de técnico editorial en la UAM Iztapalapa y poco después fui nombrada jefa de departamento de producción editorial en la misma unidad. Ahí entré en contacto con la tinta y el papel que, como tú sabes, envenena el cuerpo. Quedé fascinada con la fotocomposición: cortar y pegar, líneas y párrafos, la mancha tipográfica. Era un tiempo en el que pude conjugar esa necesidad para darle forma a un discurso, a una narrativa, con el armado de páginas. Además, tuve la fortuna de participar en el análisis que contribuyó a la redacción de las Políticas Operativas de Producción Editorial de la UAM, así como asistir a la primera Feria del Libro de Guadalajara. Desde entonces la experiencia obtenida del encuentro con profesionales me permitió contribuir a la creación de organizaciones en redes para mejorar los procesos en la edición universitaria.

Un día vi en el periódico la convocatoria para la segunda generación de la Maestría en Edición de la Universidad de Guadalajara que tendría sede en México. Llegué a presentar mi solicitud en la Cámara de la Industria Editorial (CANIEM) con un gran editor: Jesús Anaya Rosique quien tenía desde entonces claridad de la necesidad de profesionalizar al editor. Tuve la fortuna de formar parte de esa generación y resultó una rica experiencia, lo más interesante fue su carácter plural, la diversidad de experiencias de todos los compañeros y la claridad de los profesores a propósito de lo que se quería y hacia dónde ir.

Esta maestría me brindó la oportunidad de realizar una práctica profesional en la Editorial Everest, en León, España, dedicada a libros de texto, infantiles y guías turísticas. Ahí estuve un año en todas las áreas de producción y distribución. Son experiencias que poco a poco se fueron colocando para ayudarme a comprender las oportunidades que ofrecen los nuevos y viejos ecosistemas de libros. Le agradezco profundamente a Jesús Anaya su propuesta visionaria. Ya como editora y profesora en Comunicación Social de la UAM Xochimilco se abrió un panorama que me permitió desarrollar una investigación en torno a la Cultura editorial.

Aunque fue un proceso de muchos actores, cómo contribuiste para que la UAM tuviera su Maestría en Diseño y Producción Editorial (MDPE) de la que ya hemos egresado varias generaciones.

Por la experiencia de la Universidad de Guadalajara, algunos de los egresados profesores de la UAM Xochimilco nos planteamos la posibilidad de proponer una maestría retomando cualidades del proyecto inicial más las ventajas que ofrece el sistema modular. Conformamos un programa que se aprobó después de varios años con valiosas aportaciones de profesionales del libro y académicos de diferentes disciplinas que afinaron con el toque necesario el proyecto. Tratamos de vincular lo académico con lo profesionalizante, una maestría donde la investigación–producción juega un papel central. Pusimos en práctica proyectos trimestrales que le dieran la circularidad necesaria a los trabajos editoriales de los estudiantes porque el mundo del libro no es una línea de producción, es circular, complejo, es una de las grandes cualidades que contempla la Maestría en Diseño y Producción Editorial. Mi participación estaba encaminada sobre todo a aportar experiencia desde la academia para que el estudiante pudiera darle un cierre metodológico a su investigación, principalmente desde la sociología de la edición, para articular y contextualizar la producción, la distribución, la promoción y la divulgación, con capacidad de analizar la vinculación autor, editor y lector.

Eres fundadora de proyectos funcionales para la comunidad universitaria y desde luego para la [agencia, gremio, campo, para mí “sistema complejo”] editorial. Sofía, cómo se desenvuelve el proyecto “Interlínea: cultura editorial”, que inició como una serie radiofónica y a pesar de llevar ya varios años en UAM Radio, se ha consolidado como un proyecto académico, multimedia y transdisciplinario.

Es un todo: las ferias del libro, la trayectoria en la Maestría en la UG y mi aportación como editora al campo. Es un cruce con otros nodos que se ve consolidado en investigación-producción en el Departamento de Educación y Comunicación en el que se plantea a la cultura editorial como un concepto que se va desarrollando poco a poco y se nutre por algunas raíces editoriales que, contempladas en términos globales, abarcan a México y todo el mundo. La entrevista no sólo es una fuente primaria indispensable para dar visibilidad a los actores del mundo del libro, sino que ha permitido a lo largo de casi diez años analizar y construir discursos para la conceptualización y maduración de los procesos de la investigación. La tesis doctoral en Educación, los productos de Interlínea, seminarios y foros fueron elementos de la investigación “Cultura editorial: actores, agentes y discursos”. Estas actividades plantearon un diálogo que llevó a la conformación del comité académico de Interlínea, desde donde surgen aportaciones para el análisis y la teorización. Aunque en términos más sencillos, pienso en Interlínea como un espacio donde se reúne el amor por la edición y por la comunicación para construir una cultura editorial y al mismo tiempo una comunidad lectora.

¿Qué es Cleeo: cultura lectora? Yo me baso en la foto que me compartiste de la asociación.

Desde hace tiempo se hizo evidente la necesidad de un espacio de pertenencia horizontal. El eje de la lectura es motor para el desarrollo de proyectos multidisciplinarios y de vinculación profesional. Nace así en 2021 “CLEEO, Cultura lectora: edición, escritura y oralidad”. Los fundadores son piezas nodales que reflejan experiencia, pero sobre todo el interés por generar proyectos intergeneracionales sustentados en las necesidades lectoras, en el análisis y la discusión, dar visibilidad y articulación a los agentes y actores desde diferentes espacios y disciplinas. El acompañamiento en este proyecto es colectivo, de interacción y de impulso en el que todos son piezas clave y son parte de esa comunidad del libro.

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Letras al pie

De izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: Vianney González, Zyanya Ruiz, Daniela Páez, Jesús Anaya Rosique, Sofía de la Mora Campos y Varinia del Ángel.

De izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: Vianney González, Zyanya Ruiz, Daniela Páez, Jesús Anaya Rosique, Sofía de la Mora Campos y Varinia del Ángel.