
El 2025 trae consigo expectativas en diversas investigaciones científicas, misiones espaciales y la política vinculada con el cambio climático, donde se esperan retrocesos con la llegada de Donald Trump de nuevo a la presidencia de Estados Unidos. De acuerdo con la revista “Science”, estos y otros acontecimientos que habrá que tener en cuenta en 2025 se centrarán en el diseño de nuevos fármacos e incluso tecnología para leer la mente, entre otros.
FÁRMACO PARA ADELGAZAR.
Tras el éxito arrollador del fármaco “milagroso” Wegovy (semaglutida) y otros agonistas del GLP-1, es probable que en 2025 se obtengan resultados y aprobaciones para una nueva ola de tratamientos dirigidos a la obesidad. La empresa farmacéutica Eli Lilly de Indianápolis (Indiana) finalizará un ensayo de fase III de su píldora oral orforglipron, en el que se evaluará su seguridad a largo plazo en personas con diabetes tipo 2. El fármaco es más fácil de producir y potencialmente más barato que los tratamientos existentes.
Los ensayos del fármaco de triple acción de Eli Lilly continuarán durante 2025. En su ensayo de fase II, la retatrutida mostró una eficacia sin precedentes, y las personas que tomaron la dosis más alta experimentaron una pérdida de peso del 24,2% en 11 meses (los fármacos disponibles actualmente tienden a producir una pérdida de peso de alrededor del 15-20% en un período similar).
Otra empresa, Amgen en Thousand Oaks, California, está preparando un ensayo de fase III para su fármaco maritide, que se puede tomar mensualmente y se dirige a dos vías implicadas en el control del azúcar en sangre y el metabolismo. Los investigadores seguirán explorando el potencial de los agonistas de GLP-1 para tratar otras enfermedades, como la enfermedad de Parkinson, el Alzheimer y la adicción.
El año también podría marcar un punto de inflexión en la forma de tratar el dolor. Se espera que los reguladores estadounidenses completen una revisión de un analgésico no opioide llamado suzetrigina en enero. Si se aprueba, el fármaco, desarrollado por Vertex Pharmaceuticals en Boston, Massachusetts, sería parte de la primera nueva clase de medicamentos para tratar el dolor agudo en más de 20 años.

DE NUEVO, TRUMP.
El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero podría traer cambios radicales a la ciencia estadounidense, con ramificaciones globales. Durante su mandato anterior, Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo climático de París de 2015, un compromiso internacional para limitar el calentamiento global a 1,5-2 °C por encima de los niveles preindustriales. A algunos investigadores les preocupa que pueda volver a hacerlo, así como revertir las regulaciones climáticas sobre las centrales eléctricas y los automóviles.
También se espera que Trump introduzca políticas que tengan implicaciones para la salud reproductiva y la medicina. Su nominación de Robert Kennedy Jr., conocido por su escepticismo hacia las vacunas, como secretario de salud y servicios humanos ha sido criticada por los científicos. El nombramiento del multimillonario Elon Musk para dirigir un organismo asesor llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental podría afectar los presupuestos y las fuerzas de trabajo de las agencias científicas. Durante su campaña electoral, Trump prometió derogar la orden ejecutiva del presidente Joe Biden sobre inteligencia artificial (IA), una directriz para desarrollar tecnología de IA de forma segura y responsable.
PRÓXIMA PANDEMIA.
El mundo todavía está aprendiendo a prepararse y prevenir futuras pandemias, y los estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no cumplieron con el plazo original de junio de 2024 para acordar un tratado mundial contra las pandemias. Las conversaciones llegaron a un punto muerto debido a los desacuerdos sobre las normas para compartir muestras y secuencias genómicas de patógenos, y sobre el uso de tecnologías que puedan ayudar a los países de ingresos bajos y medios a producir vacunas, medicamentos y kits de prueba rápidamente durante las pandemias. Los estados miembros ahora aspiran a finalizar el texto del acuerdo para mayo de 2025.
INVESTIGANDO PARTÍCULAS.
Los físicos de partículas esperan que la Fuente de Espalación Europea en Lund, Suecia, comience a funcionar en 2025, después de más de una década de construcción. Esta máquina colosal generará pulsos de neutrones disparando un haz de protones, acelerados casi a la velocidad de la luz, hacia un objetivo de metal pesado. Los científicos utilizarán estos neutrones para investigar la estructura de los materiales.
Mientras tanto, un estudio de viabilidad detallado para un supercolisionador propuesto de US$17 mil millones en el CERN, el laboratorio europeo de física de partículas en las afueras de Ginebra, Suiza, finalizará en 2025.
LEER LA MENTE.
En 2025, China planea probar tecnologías de interfaz cerebro-computadora (BCI, por sus siglas en inglés) que podrían competir con los implantes fabricados por la firma Neuralink de Elon Musk, con sede en Fremont, California. El Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China ha anunciado planes para desarrollar dispositivos BCI para aplicaciones que van desde la rehabilitación médica hasta la realidad virtual.
EXPLORAR EL UNIVERSO.
En una primicia histórica, en 2024 una nave espacial privada aterrizó con éxito en la Luna. Ahora, 2025 parece que será un año ajetreado para el tráfico lunar. En enero, la empresa ispace, con sede en Tokio (que estuvo muy cerca de aterrizar su propia nave en 2023), lanzará su próximo intento, una misión llamada Venture Moon, que llevará un módulo de aterrizaje y un microrover. No muy lejos de allí, Intuitive Machines, en Houston, Texas, enviará un módulo de aterrizaje al polo sur lunar. La nave espacial llevará un taladro de hielo de la NASA y un espectrómetro de masas para analizar el material debajo de la superficie lunar. Como parte de la misma misión, la nave espacial Lunar Trailblazer de la NASA, con forma de caja, orbitará la Luna y mapeará su agua superficial.
En 2025 se lanzarán dos misiones para estudiar los vientos solares (corrientes de partículas cargadas que fluyen desde la atmósfera exterior del Sol). El satélite SMILE (Solar Wind Magnetosphere Ionosphere Link Explorer), un proyecto conjunto entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Academia de Ciencias de China, estudiará cómo interactúa el viento solar con el campo magnético de la Tierra. La misión PUNCH (Polarimeter to Unify the Corona and Heliosphere) de la NASA estudiará más profundamente la atmósfera del Sol y capturará imágenes en 3D que ayudarán a aclarar las preguntas sobre cómo fluye esa energía hacia el Sistema Solar, algo que ha desconcertado a los astrónomos durante 60 años.
Otra misión de la NASA que se lanzará en 2025, el observatorio SPHEREx (Spectro-Photometer for the History of the Universe, Epoch of Reionization and Ices Explorer), mapeará todo el cielo en 102 colores por primera vez utilizando luz infrarroja cercana. Durante dos años, el satélite recopilará datos sobre más de 450 millones de galaxias y más de 100 millones de estrellas en la Vía Láctea para ayudar a los científicos a comprender los orígenes del Universo.
COP 30.
La cumbre climática COP30 de noviembre de 2025 en Belém, Brasil, marcará 30 años de conversaciones sobre el clima de las Naciones Unidas. Los países esperan finalizar las decisiones de financiación que quedaron sin resolver en la conferencia COP29 de 2024. Estas incluyen cómo asegurar los 300 mil millones de dólares anuales en financiación climática prometidos para apoyar a los países en desarrollo para 2035, cuánto se entregará como subvenciones, en lugar de préstamos, y de dónde provendrá el dinero.
Las negociaciones para un tratado de plásticos de la ONU también continuarán, después de que la última ronda de conversaciones terminara sin un acuerdo final en diciembre. El tratado busca establecer un marco internacional vinculante para regular los productos plásticos.
BOSQUES DESDE EL ESPACIO.
Los investigadores del clima tendrán nuevas oportunidades para estudiar los bosques y los desastres naturales con el lanzamiento de dos satélites. La misión NISAR (NASA-ISRO Synthetic Aperture Radar), una colaboración entre la NASA y la Organización de Investigación Espacial de la India, mapeará casi toda la superficie terrestre y cubierta de hielo de la Tierra dos veces cada 12 días. La misión Biomass de la ESA, que se lanzará desde Kourou (Guayana Francesa), utilizará un radar para medir la biomasa forestal y estudiar su papel en el ciclo del carbono. Las observaciones de estas misiones podrían contribuir a futuros debates sobre los compromisos para poner fin a la deforestación.