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El centro de investigación inauguró su Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3, que podrá detectar patógenos emergentes, así como realizar investigación para el diseño de fármacos y vacunas

Con nuevo laboratorio, el Cinvestav se prepara para la próxima pandemia y enfermedades emergentes

Laboratorio de Bioseguridad 3 El laboratorio cuenta con un área analítica que trabaja con cultivos, entre otros espacios. (Cinvestav)

Con el símbolo de riesgo biológico (“biohazard”), el nuevo laboratorio del Cinvestav da la bienvenida a humanos y patógenos. El símbolo internacional desata la imaginación y la ancla en escenarios distópicos y ficticios donde un virus o microorganismo mortal ha escapado al ambiente para desgracia humana.

Pero en el recién inaugurado Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3 (LBS-3), para la Investigación de Enfermedades Emergentes del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), esos microorganismos no tendrían boleto de salida.

La científica explica que este laboratorio cuenta con las características de un proceso de filtración de aire especial, con un sistema de presión positivo y negativo. “No hay nada que pueda entrar o salir donde está confinado el patógeno”, explica Martha Espinosa Cantellano, del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Cinvestav.

Este es el tipo de espacios de investigación y análisis donde se descubren y analizan nuevos patógenos, como el SARS-CoV-2, u otras “enfermedades emergentes” que significarían un “riesgo biológico” para el ser humano.

En el país existen alrededor de una decena de laboratorios con este nivel de seguridad, instalados en institutos de salud y universidades. El LBS-3 del Cinvestav fortalece la capacidad de vigilancia del país ante nuevas enfermedades, principalmente en la Ciudad de México, refiere José Tapia Ramírez, coordinador del nuevo laboratorio.

En entrevista, explica que tan sólo en 2009 –ante el surgimiento de la pandemia por influenza A (H1N1), existían sólo dos laboratorios de bioseguridad nivel dos en la ciudad; tras la emergencia se pusieron en marcha esta pléyade de laboratorios en la capital, entre ellos el del Cinvestav, que ahora alcanza un nivel más de seguridad.

“Es muy importante tener este espacio en la capital, dado que es una megaciudad donde confluyen personas de muchos estados. Ante ello, este tipo de laboratorios fungen como ‘centinelas’ que prevén la aparición de enfermedades”. Algunas pueden ser desconocidas, como el SARS-CoV-2, pero también pueden detectarse “brotes interesantes”: en 2017, por ejemplo, se detectó en la ciudad evidencia de SARS-CoV-1. “Ante estos escenarios no sabemos si podría tratarse de una nueva cepa, variante o linaje. ¿Cuántos laboratorios necesitamos para estar protegidos? Es variable, pero mientras más tengamos aquí y otras ciudades, se puede responder mejor”.

Laboratorio de bioseguridad 3 El LBS-3 se ubica en la Unidad Zacatenco del Cinvestav. (Cinvestav)

Tras ser detectado el caso de una enfermedad o cuadro atípico en un hospital, las muestras del paciente son enviada a un laboratorio de bioseguridad como este para procesar la información mediante su secuenciación genómica, análisis y estimar las precauciones, pero también para contener y coadyuvar en el desarrollo de fármacos, añade Tapia.

“Es muy importante tener un laboratorio así en el Cinvestav”, agrega por su parte Espinosa Cantellano, Secretaría de Planeación del Cinvestav. “No sólo tiene una función de centinela para identificar microorganismos de riesgo, sino la capacidad de respuesta inmediata, análisis y seguimiento de nuevo patógeno”.

Ante el advenimiento de una nueva emergencia sanitaria, es vital que un centro de investigación como el Cinvestav tenga la capacidad de análisis a través de sus investigadores en conjunción con infraestructura de vanguardia, lo cual otorga a la ciudad ventajas para analizar esos patógenos y dar respuesta rápida ante brotes de riesgo.

Ubicado en la Unidad Zacatenco del Cinvestav, el nuevo laboratorio cuenta con diversos espacios, entre los que destacan uno de recepción, donde se reciben las muestras, después a través de un transfer, pasan a una zona de alta contención que cuenta con gabinetes de bioseguridad (con sistemas de esterilización y filtrado de aire); centrífugas a prueba de aerosoles, una autoclave (horno), refrigeradores y congeladores.

También cuenta con un área analítica que trabaja con cultivos, para lo cual se usan incubadoras con capacidad de esterilizarse con vapor de peróxido de hidrógeno, además, ahí se encuentran microscopios sofisticados y un espacio para trabajar con muestras inactivadas, ácidos nucleicos, proteínas o ARN; ahí se hacen los análisis de ARN y ADN.

ROEDORES DE LABORATORIO.

En este laboratorio de bioseguridad los investigadores podrán realizar diagnósticos, analizar proteínas de parásitos, virus o bacterias y otros patógenos para mantener la vigilancia epidemiológica, pero también cuenta con la infraestructura necesaria para el desarrollo de vacunas y medicamentos, expusieron en entrevista académicos del centro de investigación.

Para ello, el laboratorio cuenta con un área para la manipulación de animales de experimentación ABSL-3 (Animal Biosafety Level 3), que le permitirá trabajar líneas de investigación enfocadas al desarrollo de vacunas, evaluación de fármacos antivirales-antibacterianos y ensayos preclínicos para probar la eficacia de nuevas moléculas terapéuticas.

Estos son espacios de seguridad dentro del mismo laboratorio, instalaciones internas donde se albergarán modelos animales de roedores para la investigación, apunta Jorge Fernández Hernández, Titular de la Unidad de Producción y Experimentación de Animales de Laboratorio del Cinvestav. Estas tres habitaciones significan una doble protección para evitar que los microorganismos puedan escapar, añade.

Laboratorio de bioseguridad 3 Área ABSL-3 (Animal Biosafety Level 3) del laboratorio. (Cinvestav)

Esta es una característica de los laboratorios de bioseguridad nivel 3, apunta el académico, puesto que son una herramienta fundamental porque es en los modelos animales de donde parten muchos de los protocolos que convenga desarrollar. A diferencia de otros laboratorios, acotaron los científicos, este es el que ofrece mejores condiciones para albergar a los roedores y con un nivel de contención mayor.

Los académicos y la institución esperan que esta nueva infraestructura se convierta en el soporte para realizar proyectos científicos de investigadores del Cinvestav, de instituciones académicas diversas o de empresas que deseen evaluar, a nivel preclínico, vacunas, fármacos, antivirales y pruebas de inmunidad.

El laboratorio buscará integrarse al ecosistema de laboratorios y bioseguridad del país, añade Tapia, si bien para el desarrollo de proyectos nacionales, también para el uso de empresas farmacéuticas.

Desde este laboratorio se pueden compartir muestras con otros más, dice a si vez Martha Espinosa, quien enfatiza que este nuevo espacio también será repositorio de las nuevas generaciones de investigadores que podrán hacer frente a los retos y ciencia por venir. “Tenemos tecnología de punta para ello”.

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