
Científicos de la Universidad de Portsmouth han mapeado cómo los caballos usan sus rostros para comunicar emociones como alegría, agresión, curiosidad y atención.
Se trata de las primeras descripciones anatómicas (etograma o base de datos) del comportamiento facial equino, y los análisis están publicados en PeerJ, ofreciendo un valioso recurso para investigadores y profesionales.
Utilizando el Sistema de Codificación de Acciones Faciales Equinas, los investigadores catalogaron 805 expresiones faciales en 22 comportamientos distintos, que abarcan desde interacciones amistosas y juegos hasta conflictos. Cada movimiento facial se vinculó con acciones musculares específicas, lo que permitió una codificación precisa y objetiva. El equipo también aplicó una nueva herramienta estadística para analizar cómo estas expresiones se agrupan en diferentes contextos sociales.
“Esta es la primera vez que hemos podido documentar sistemáticamente cómo los caballos combinan los movimientos faciales en expresiones significativas”, afirmó en un comunicado la Dra. Leanne Proops, Profesora Asociada de Comportamiento y Bienestar Animal. “Esto abre nuevas posibilidades para comprender las emociones equinas y mejorar su bienestar”.
El estudio reveló que los caballos utilizan diversas señales faciales según la situación:
- Interacciones agonísticas: Los encuentros agresivos se caracterizan por orejas aplanadas y hacia atrás, cejas levantadas, fosas nasales dilatadas y cabezas agachadas. Estas expresiones sirven como señales claras de intención agresiva, lo que permite anticipar y evitar posibles conflictos.
- Estados atencionales: Cuando los caballos están alerta o investigando estímulos, sus orejas suelen estar hacia adelante y en aducción. Otros indicadores incluyen un mayor parpadeo y semiparpadeo, así como posiciones de la cabeza ajustadas para optimizar la información sensorial, como hacia arriba para la atención visual.
- Interacciones amistosas: Contrariamente a lo que se cree, los caballos suelen mostrar expresiones faciales neutrales durante las interacciones amistosas. Si bien las orejas hacia adelante se consideran tradicionalmente un indicador de emoción positiva, los investigadores no observaron este movimiento con regularidad en este contexto. Esto sugiere que la falta de movimiento facial evidente puede indicar un estado de ánimo positivo, lo que enfatiza la importancia de considerar el contexto conductual más amplio.
- Comportamiento lúdico: Las interacciones lúdicas implican una gama dinámica de movimientos faciales, incluyendo labios inferiores deprimidos, barbillas levantadas, labios entreabiertos, bocas bien abiertas, orejas rotadas y aplanadas, mayor visibilidad del blanco de los ojos y nariz adelantada.
Algunas expresiones lúdicas guardan una notable similitud con las caras de juego con la boca abierta observadas en primates y carnívoros, lo que sugiere una base evolutiva profunda para tales comportamientos en las especies de mamíferos.
MISMOS MOVIMIENTOS PERO CON COMBINACIONES E INTENSIDADES DISTINTAS
“Descubrimos que los caballos suelen utilizar los mismos movimientos faciales en diferentes contextos, pero las combinaciones e intensidades varían”, afirmó la Dra. Kate Lewis, autora principal. “Esta flexibilidad subraya la importancia de considerar el cuerpo y el contexto en su conjunto al interpretar el comportamiento equino”.
Los investigadores también identificaron un movimiento facial no documentado previamente, denominado AUH21, que involucra el músculo platisma. Esta acción, que provoca la tensión de un lado de la cara y, como consecuencia, hace que las estructuras subyacentes se vuelvan más prominentes, solo se ha observado en humanos y gibones dentro de especies con sistemas de codificación de acciones faciales existentes. Su descubrimiento podría mejorar las comparaciones entre especies y ayudar a evaluar los estados emocionales y el dolor en los caballos.
Con casi 60 millones de caballos en todo el mundo, esta investigación tiene importantes implicaciones para el bienestar equino, el entrenamiento y la atención veterinaria.
"Este trabajo es revolucionario para quienes trabajan con caballos“, afirmó la doctora Proops. “Nos brinda una nueva perspectiva para observar e interpretar su comportamiento, lo que en última instancia conduce a una mejor atención y a relaciones más sólidas entre humanos y animales”.