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Los que vivimos en ciudades lo pasamos desapercibido, pero las plantas son la base de nuestra subsistencia; desde los alimentos que generaron las civilizaciones (maíz, fríjol, trigo, lentejas, arroz, soya, y un largo etc.), ropa (ej, algodón, lino), medicamentos, colorantes, entre otros

¡Las plantas van a las bibliotecas!

Plantas. Figura 3. Herbarios Jerzy Rzedowski y Graciela Calderón (IEB), Michoacán, México (Izq.) y Missouri Botanical Garden, Estados Unidos (MO) (der.)

No todas las plantas son tan “bonitas y beneficiosas”; realmente los procesos de coevolución con sus depredadores han hecho que algunas acumulen metabolitos que pueden acabar hasta con la vida de quien la consume. Muchos de los más poderosos venenos también vienen de las plantas: p. ej. la cicuta, pariente del hinojo, que contiene una neurotoxina. Los pueblos de todo el mundo han aprendido a reconocer estas plantas y, en algunos casos, manejarla como beneficio médico (p. ej. el aceite de ricino que proviene de la higuerilla); en pequeñas dosis suelta el estómago.

La historia del ser humano, entonces, es una de aprendizaje, ensayo y error. Pero los seres humanos tenemos la impronta de comunicar a nuestros congéneres y descendientes la experiencia y el conocimiento. Acumulamos saber; primero por ejemplo social y tradición oral y luego, a través de libros y escuelas. Los libros, valiosos por ser una pila de experiencias suelen ser protegidos en recintos llamados bibliotecas y… LAS PLANTAS que nos rodean también. ¿Cómo podemos recordar como son, cómo se les llama, usos, desusos, cómo se relacionan entre sí, como varían entre ellas, donde crecen?. Esa información, primariamente, se encuentra acumulada en un museo, que, a diferencia de la biblioteca, está compuesta de plantas secas, pegadas en cartones, y acompañadas de etiquetas con datos de observación ambiental o social. Se acumulan en estantes que abarrotan grandes salas; SON LOS HERBARIOS, bibliotecas de información puntual que permiten escribir historias naturales.

Plantas Figura 1. El Códice De la Cruz-Badiano, es el primer tratado de herbolaria mexica. Es una obra del médico indígena Martín de la Cruz (1552).

Las plantas vivas, nos ofrece una extraordinaria riqueza de imágenes, aromas, sabores, colores…muertas también. La historia de la humanidad está ligada a las especias, como condimento, alimento o medicina principalmente (fibras, colorantes, construcción, etc.)   Como las especias y los remedios médicos son fracciones de plantas generalmente, los comerciantes y boticarios formaban libros, llamados “herbolarios o herbarios”; que inicialmente contenían ilustraciones de las plantas donde provenía ese fragmento. Se sabe que los Sumerios (ca. 2500 a. C.), el antiguo papiro egipcio Ebers (data de 1550 a. C) y los Mexicas en México (El Libellus de medicinalibus indorum herbis, también conocido como Códice De la Cruz-Badiano o Códice Barberini), ya practicaban el registro de las plantas, sobre todo medicinales (Figura 1)

En la Edad Media la búsqueda de las especias y plantas medicinales motivaron los grandes viajes y en parte, los imperios. Roma fue de los primeros imperios y es famoso (aún hoy día) el libro que el médico P. Dioscórides recopiló en los pueblos colonizados. (siglo I d. C.), en su obra, "De Materia Medica“, describe cerca de 600 plantas, animales y minerales con sus propiedades terapéuticas. Otro médico, Luca Ghini (1490, Imola - 4 de mayo de 1566) recolectó porciones de plantas de interés para recordarlas, las prensaba entre pliegos de papel para que perdieran la humedad y se preservaran; este método fue el inicio de un cambio, de los tradicionales libros iconográficos a los denominados “jardines secos” (hortus siccus) de plantas “esqueletizadas” (Figura 2). Este método se extendió por toda Europa y adquirió importancia en los viajes a otros lugares del planeta, de los siglos XVI a XVIII, donde se descubrieron muchas plantas y animales, así como los usos que los nativos les daban. Actualmente se sigue usando, con algunas variantes.

El éxito de estos herbarios fue tal que se convirtieron en elementos de consulta para las personas que estudiaban las plantas. Con el descubrimiento de más plantas, surgió la necesidad de clasificarlas y ponerles un nombre universal, así surgió la taxonomía (véase la historia de C. Linnaeus, 1751). En la actualidad, la palabra “herbario” incluye también el lugar físico donde se depositan las plantas (Figura 3). En el pasado, los primeros herbarios estaban ligados a los jardines botánicos y a los museos de historia natural. Uno de los primeros herbarios de que se tiene noticia fue el ya desaparecido Museo de Historia Natural de Kassel, en Alemania, en 1569. Otro herbario importante en la historia es el de la Universidad de Bolonia, que se fundó 1567 y persiste hasta nuestros días.

Plantas Figura 2. De la colección Exsiccata de Kew, realizada por el maestro William T. Cripps, de Tooting, en 1858. Contiene plantas secas, prensadas y maravillosamente conservadas, con anotaciones manuscritas y algunos encartes curiosos. https://www.kew.org/read-and-watch/conserving-william-cripps-hortus-siccus

Literatura sugerida

https://www.aranzadi.eus/origen-e-importancia-de-los-herbarios

https://www-floridamuseum-ufl-edu.translate.goog/science/what-is-a-herbarium/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=sge

1 Centro Regional del Bajío del Instituto de Ecología, A.C., Pátzcuaro, Michoacán

karina.grajales@inecol.mx. 2 Facultad de Estudios Superiores Iztacala, Universidad Nacional Autónoma de México

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