
Israel no podía esperar más tiempo para atacar a Irán. Diversos factores apremiaron la ofensiva. Por un lado, tenía que darse antes de que Estados Unidos y el régimen de los ayatolas pudieran llegar a un acuerdo nuclear. Por otro lado, el ataque ucraniano a Rusia el pasado 2 de junio puso al descubierto una estrategia de guerra semejante a la que el gobierno israelí había planeado desde meses atrás para Irán.
Irán es el mayor rival de Israel en la región de Medio Oriente, pues es uno de los pocos países que pueden hacerle frente militarmente en una guerra directa.
Aunque el gobierno israelí ha utilizado como justificación para su ofensiva el programa nuclear iraní, lo cierto es que no hay ninguna prueba de que Irán tenga planes de construir armas nucleares, que vale recordar, Israel sí posee.
El ataque sorpresa ucraniano a bases rusas utilizando drones plantados en su territorio y manejados en un trayecto por la inteligencia artificial (IA), captó la atención de la prensa internacional. Sin embargo, no fue la primera vez en que se utilizó esta tecnología, ni tampoco es una innovación ucraniana. Lo que sí reveló este episodio fue que las nuevas tecnologías desarrolladas y probadas en el frente ruso y palestino, se han dado en paralelo y se retroalimentan mutuamente. En los días que lleva el enfrentamiento entre Irán e Israel, se ha visto que las batallas se libran en el espacio aéreo con el uso de drones y misiles.
El 13 de junio, miles de mini drones salieron disparados de camionetas colocadas estratégicamente por Israel en el territorio iraní. Tenían como misión atacar los sistemas antimisiles y localizar a científicos y jefes militares para ser eliminados. Nadie se esperaba esta ofensiva porque Israel acompañó su agresión con una argucia diplomática: desde hace días la prensa israelí repetía que Trump había presionado al primer ministro Netanyahu a no atacar a Irán, lo que luego se reveló era una mentira (Times of Israel, 14/06/25).
Las Unidades Voladoras no Tripuladas, mejor conocidas como drones, se han utilizado desde hace décadas. Pero los drones modernos surgieron en Irán e Israel. El primero fue el AAI RQ-2 Pioneer, confeccionado por Israel Aircraft Industries y AAI Corporation, utilizado ya durante la guerra del Golfo en la década de los ochenta. Casi al mismo tiempo, Irán creó los modelos que sentaron las bases de su hoy floreciente industria de drones: el Ababil y el Qods Mohajer, ambos de la empresa estatal iraní Qods Aviation Industries, utilizados en la guerra contra Iraq. A pesar de que ambas industrias fueron desarrolladas a la par, desde un inicio los drones israelí-estadounidenses fueron mucho más caros que su contraparte iraní.
Sin embargo, en ese entonces solamente se usaban como aparatos destinados al espionaje y la vigilancia. El salto para convertir a estos pequeños dispositivos espías, -equipados con cámaras, sistemas de GPS y rayos infrarrojos- en armas de guerra, fue labor del ingeniero israelí Abraham Karem con su dron Albatros. Aquel dron fue el predecesor del Predator, que lanzó su primer misil en combate sobre Afganistán el 7 de octubre de 2001, este tenía un costo aproximado de 4.5 millones de USD. (Smithsonian Magazine, 2013).
Es importante señalar que las industrias estadounidenses e israelíes de fabricación de drones están estrechamente relacionadas. Los primeros equipos de drones en Israel fueron formados por el mismo Abraham Karem. Las innovaciones tecnológicas estadounidenses e israelíes suelen compartirse, ya sea por las empresas o por los sujetos que trabajan en ellas. Hoy Israel opera al menos tres tipos de drones armados: el Heron TP que alcanza un precio de 40 millones de USD, pues es un dron armado que puede recorrer grandes distancias y tiene gran autonomía de vuelo. También cuenta con el Hermes 450 un dron pequeño de bajo costo (2 millones de USD) y el Hermes 900 desarrollado por Elbit Systems que puede oscilar entre los 20 y 30 millones de USD. Los precios manejados aquí son aproximados pues el costo de un dron varía dependiendo de diversos factores como los acuerdos militares entre países, el tipo de arma del que están equipados, y no incluyen los costos por mantenimiento ni pilotaje.
En los últimos años este sector ha tenido grandes avances, además de las empresas estatales, los startups están jugando un papel preponderante en materia de innovación. En junio de 2019 se presentó el lanzador multicontenedor Hero-400 de la empresa UVision, que permite el lanzamiento de varios drones suicidas desde múltiples tubos en un vehículo u otra plataforma (Zona militar, 7/06/25).
Esta es la tecnología usada por Israel en Irán, que le ha permitido esconder miles de pequeños drones en camionetas y lanzarlos simultáneamente. Además, a esta innovación se sumó la desarrollada por la empresa israelí XTEND, que fue la pionera en emplear algoritmos basados en IA para construir drones que pueden localizar y rastrear objetivos a distancia con el Sistema Operativo XTEND (XOS), una interfaz basada en IA que hace que volar drones sea tan intuitivo como jugar a un videojuego. XTEND lanzó el dron Wolverine Gen2, que es un dron semiautónomo operado por IA. Estos drones comenzaron a probarse en la frontera entre los territorios israelíes y palestinos en 2019, y han jugado un papel preponderante en la actual ofensiva israelí sobre Gaza (The Defensed Post, 14/10/24).
Sin embargo, la idea de los drones suicidas, como el reseñado anteriormente, nació en la industria aeroespacial iraní. A finales de la década de 1980 el gobierno iraní vio que los drones podrían ser el futuro de su armada. Durante varios años se enfocó en perfeccionar los dos modelos de drones con los que había comenzado: el Ababil y el Mohajer. Sin embargo, se dieron cuenta de que sus modelos estaban quedando en desventaja frente a la industria israelí-estadounidense. Por ello decidieron vincular la industria de drones con universidades de todo el país. Así comenzaron a aparecer una gran variedad de modelos, como por ejemplo el Karrar (atacante) con un precio aproximado de 200 mil USD, capaz de lanzar dos misiles crucero C-705. Pero la innovación iraní más importante fue el desarrollo de los drones kamikaze, como el Raad-85 (Rubin, 2009).
Los drones suicidas no requieren la misma sofisticación técnica que los depredadores, pero tienen un alto rango de efectividad. Irán los ha utilizado con éxito en diversos conflictos y se los ha facilitado a los diversos grupos que forman parte de su área de influencia, llamada “El Eje de la Resistencia”.
La creciente sofisticación de estos aparatos ha hecho que los sistemas de detección y derribo de drones sean una necesidad apremiante para los países en conflicto. A principios de 2024 se anunció que empresas ucranianas e israelíes comenzaron a colaborar compartiendo sus experiencias en los frentes de guerra. Israel complementó recientemente su sistema de defensa con el sistema Iron Beam destinado a detectar pequeños aparatos voladores e interceptarlos. Este sistema —valorado en 500 millones de USD— ha podido desarrollarse debido a las innovaciones que trajo esta colaboración. Gracias a este sistema y a los ya existentes como la Honda de David, Israel ha podido enfrentar los ataques con drones iraníes. En contraparte Irán está sufriendo graves daños a manos de los drones israelíes (The Odessa Journal, 11/11/24).
Estamos ante una carrera tecnológica que puede incidir en la vida de millones de personas y que se juega en múltiples frentes. Detrás de ella se encuentran las grandes empresas armamentísticas en pugna para ganar un mercado en expansión. Pues podemos afirmar que en adelante los drones serán los grandes protagonistas de cualquier guerra.