
Carlos Alberto Aguilar Salinas es uno de los médicos e investigadores que mejor conocen las enfermedades metabólicas en México, uno de los más graves problemas de salud de este país.
Debido a sus líneas de investigación en fisiopatología de las dislipidemias y de la diabetes tipo 2, así como el desarrollo de herramientas predictivas o terapéuticas para las dislipidemias y la diabetes tipo 2, se conoce mejor sobre los aspectos genéticos que predisponen a la población mexicana a desarrollar esta diabetes, así como en la epidemiología de las dislipidemias –enfermedades que se expresan por concentraciones sanguíneas anormales de colesterol y/o triglicéridos que pueden ser causa de infartos y ateroesclerosis.
Por este tipo de trabajo, el médico y director de Investigación del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) ha sido galardonado con premios como el Nacional de Ciencias (2018). Por el impacto de su investigación y su trayectoria como médico e investigador, los miembros de El Colegio Nacional aceptaron su postulación –impulsada principalmente por Adolfo Martínez Palomo, Alejandro Frank, Diego Valadez, Julio Frenk y María Elena Medina Mora– para formar parte la institución.
“Asumo con profunda gratitud el privilegio que hoy se me otorga al ingresar a El Colegio Nacional. Es la más alta distinción del quehacer intelectual en México. Haré mi mayor esfuerzo para contribuir, con excelencia, al compromiso de El Colegio Nacional con nuestra patria”, dijo al inicio de su intervención en la ceremonia de ingreso se llevó a cabo la tarde del lunes en el Aula Magna del recinto ubicado en el Centro Histórico.
Tras la presentación del nuevo miembro de la institución, a cargo de Luis Felipe Rodríguez, y de la expresión de su agradecimiento a instituciones como el INCMNSZ, sus maestros y familia, expuso su discurso de ingreso, titulado “Las enfermedades metabólicas en México: un reto enorme y una oportunidad para mejorar”.
“Dedicaré esta intervención a reflexionar sobre un tema que ha guiado mi trayectoria científica: el desafío originado por las enfermedades metabólicas para la salud pública del país”, enfatizó.
Refirió los antecedentes de El Colegio Nacional y sus miembros en la discusión de los retos en salud pública que han atravesado el país, para enfatizar que, en la actualidad vivimos una paradoja:
“Por un lado, ha logrado avances en cobertura sanitaria y control de algunas enfermedades infecciosas; por el otro, enfrenta una creciente carga de enfermedades metabólicas, que amenazan con colapsar los sistemas de salud, las finanzas públicas y el tejido social”.

CRISIS DE SALUD.
Recordó que México es uno de los países más afectados por la pandemia silenciosa de las enfermedades metabólicas, donde más del 75% de la población adulta vive con un contenido de grasa corporal mayor a lo saludable. “Uno de cada ocho adultos tiene diabetes. La hipertensión afecta a uno de cada cuatro. Estas cifras son alarmantes no sólo por su magnitud, sino por sus consecuencias: pérdida de años de vida saludable, disminución de la productividad, aumento de la pobreza y saturación del sistema de salud”.
Estas enfermedades no aparecen de forma aislada ni arbitraria, señaló, son el resultado de un entorno que limita la actividad, de sistemas alimentarios desregulados, de entornos urbanos que no promueven el ejercicio, de políticas fiscales inadecuadas y, sobre todo, de una desigualdad estructural que condiciona los hábitos de vida desde la infancia.
“Sin embargo, por arriba del ambiente, está la decisión de cada uno de nosotros por el autocuidado y la preservación de la salud. Requerimos una estrategia de comunicación que no se limite a la diseminación del conocimiento. Hemos fallado en la aplicación de las ciencias sociales en las políticas de prevención. Se requiere de mensajes que motive al individuo a privilegiar su salud y que lo estimule a tomar decisiones conscientes e informadas en cada rubro de su estilo de vida”.

OPORTUNIDADES.
El médico refirió que la investigación de las enfermedades metabólicas es una de las áreas de la ciencia de mayor competencia, una tarea compleja de realizar en México debido a diversos rezagos tecnológicos y de información. Por ejemplo, pese a su riqueza informativa, encuestas nacionales como la ENSANUT no aportan información sobre la incidencia de las enfermedades metabólicas, puntualizó.
Ante tal escenario, dijo, es difícil que un país en desarrollo aporte evidencia que represente un parteaguas que cambie el curso de la pandemia. No obstante, “el estudio de los aspectos locales es una oportunidad única que nos dio la posibilidad de aportar evidencia global”, expuso.
“La expresión clínica de las enfermedades metabólicas tiene peculiaridades en nuestra población. Se expresan a edades tempranas, cuando el paciente acumula una cantidad de tejido adiposo menor al observado en otros grupos étnicos. Además, nuestra población tiene una mayor susceptibilidad para tener algunas comorbilidades y complicaciones como la nefropatía por diabetes. El gran número de casos, el origen multiétnico de nuestra población, la estructura y cercanía de las familias mexicanas son recursos difíciles de encontrar en otras latitudes y que nos ayudó a crear nuevo conocimiento”.
La naturaleza multiétnica de nuestra población, agregó, con un componente nativo americano predominante, es un área de estudio innovadora, ya que la población latinoamericana no estaba incluida en los grandes consorcios genéticos.
Por otra parte, grandes bases de datos de información genómica y epidemiológica, así como datos clínicos y sociales de las cohortes creadas en México, pueden “revolucionar la forma en que clasificamos, prevenimos y tratamos estas enfermedades”. La innovación de la investigación con estas nuevas herramientas permitirá el diseño de estrategias preventivas usando el enfoque de la medicina de precisión, puntualizó.
Pero para que estas oportunidades se concreten, se requiere más que tecnología e investigación, señaló el miembro nuevo de El Colegio Nacional. “Se requiere voluntad política, colaboración intersectorial y participación social. La ciencia sola no basta. Necesitamos una ciencia que dialogue con la política, con la economía, con la cultura. Una ciencia comprometida con la justicia social”.