
Altos niveles de estrés crónico en las personas son un factor de riesgo para desarrollar trastornos del estado de ánimo, estudios a nivel celular han mostrado que esa condición reduce la serotonina (neurotransmisor importante en la regulación emocional) y como consecuencia su papel en la modulación de la excitabilidad de las neuronas del hipocampo, asociada con ansiedad y depresión.
Sin embargo, en un estudio reciente publicado en el European Journal of Neuroscience, un grupo científico encabezado por Carmen Vivar Estudillo, investigadora del Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias del Cinvestav, sugiere que el ejercicio puede revertir la depresión y la ansiedad generadas por el estrés crónico, al reducir la excitabilidad de las neuronas del hipocampo a través de la serotonina.
Funcionalmente, el hipocampo se divide en una parte dorsal y otra ventral, esta última involucrada con la regulación emocional, específicamente, en el giro dentado, una subregión del mismo, se incrementa la excitabilidad de las células granulares, lo cual se asocia a un estado similar a la ansiedad y depresión en roedores, pero al inhibir estas células, sucede un efecto contrario, se induce resiliencia al estrés; es decir, la ansiedad y depresión disminuyen.En los seres humanos, el ejercicio tiene efectos ansiolíticos y antidepresivos, por lo tanto, la pregunta planteada por el grupo de investigación fue cómo la actividad física los induce o reduce. Para responder se empleó un modelo animal, con el fin de analizar su hipocampo (involucrado en procesos de aprendizaje, memoria y regulación emocional), explicó Vivar Estudillo.Para generar el estrés crónico en el modelo animal fue necesario restringir su movimiento por dos horas durante 14 días, con el objetivo de medir su efecto a nivel conductual y fisiológico, eso desencadenó conductas similares a la depresión y ansiedad, asi como alteraciones en el consumo de alimento y peso corporal.
Un grupo de animales fue mantenido en condiciones control, es decir en su caja habitual, y al otro se le colocó una rueda para correr o realizar ejercicio de manera voluntaria, durante 30 días. Al evaluar la excitabilidad de las células granulares del hipocampo ventral de neuronas de los animales crónicamente estresados y mantenidos en condiciones control, se observó que la serotonina ya no es capaz de regular a las células del giro dentado y se vuelven propensas a ser más activas.
Sin embargo, cuando los animales crónicamente estresados realizaron ejercicio, se revirtió la pérdida de la regulación por serotonina, permitiendo que ese neurotransmisor regule la excitabilidad de las células granulares, tal como sucede en condiciones normales.Se considera que el estrés agudo, por periodos cortos, es benéfico porque ayuda a aprender y entender mejor ciertas acciones, pero cuando es crónico su circuito regulador se altera generando disfunciones en las neuronas. La serotonina desencadena una serie de respuestas que silencian o deprimen a las células del hipocampo y eso evita las conductas ansiosas, es decir, hay una respuesta benéfica del cuerpo ante el estrés, pero cuando se vuelve crónico, se convierte en algo patológico, porque la célula deja de responder a la serotonina.Con el ejercicio, el proceso alterado se revierte y la célula es capaz de responder nuevamente a la serotonina, restableciendo el control de la excitabilidad y haciendo a la célula menos activa. La investigación encontró que el ejercicio promueve un mecanismo donde participan los receptores a serotonina 5-HT1A y 5HT3, estos últimos localizados en interneuronas que liberan GABA, neurotransmisor que también inhibe a la célula.
Por tanto, el ejercicio promueve un mecanismo que ayuda a la célula muy activa a disminuir su excitabilidad, a través del restablecimiento de la participación de los receptores 5-HT1A, lo cual se pierde con el estrés crónico, y promueve la participación de los 5-HT3, favoreciendo con ello la resiliencia al estrés, explicó Vivar Estudillo.
El ejercicio aeróbico como correr, nadar, caminar, andar en bicicleta o todo aquello que incremente el consumo de oxígeno, activa los mecanismos de la serotonina, junto con sus receptores, lo que contribuye a revertir la ansiedad y la depresión; la cantidad de actividad física depende de cada persona, tomando en cuenta su edad, así como sus hábitos cotidianos. El conocimiento generado en el estudio es de ciencia básica, pero se podría aplicar en el diseño de terapias farmacológicas más eficientes a partir del ejercicio, lo que ayudaría a pacientes con ansiedad y depresión. Nuestro interés es saber cuáles son los mecanismos que se activan en el hipocampo a partir del ejercicio, con el objetivo de diseñar nuevos fármacos, sostuvo Carmen Vivar Estudillo.
