
El libre comercio entre naciones implica que bienes y servicios circulan sin restricciones, ya sea arancelarias y no arancelarias. Esta libre circulación tiene entre sus ventajas ofrecer a los consumidores acceso a una mayor diversidad de productos a mejores precios. Para las empresas, el libre comercio les permite acceder a nuevos mercados, lo que puede estimular la innovación y el crecimiento económico al tiempo que se fomenta una mayor eficiencia y especialización productiva.
No obstante, en los últimos años, los beneficios del libre comercio se han cuestionado desde varios frentes. Esto se debe a que este esquema también tiene desventajas, como la vulnerabilidad de ciertos sectores nacionales a la competencia extranjera, la pérdida de empleos en industrias menos competitivas y la posible dependencia de productos esenciales provenientes del exterior. Estas desventajas han generado sectores inconformes en los países menos favorecidos, pero también en países desarrollados como Estados Unidos.
En este contexto, Estados Unidos ha estado imponiendo aranceles a sus socios comerciales para atender muchas de esas desventajas. Ha señalado una serie de razones económicas, políticas y estratégicas, entre ellas la protección de sus industrias y la preservación de empleos al frenar la deslocalización de actividades y empleos manufactureros hacia países con menores costos laborales. Entre sus razones también se encuentran el intento de disminuir el desequilibrio en la balanza comercial, especialmente con países como China o presionar para renegociar tratados, como ocurrió con el T-MEC.
Pero a todo esto ¿Qué son los aranceles? De acuerdo con la teoría del comercio internacional, los aranceles son impuestos o gravámenes que un país impone a los bienes y servicios importados, con el objetivo de encarecerlos en el mercado interno o de hacerlos menos atractivos. Estos instrumentos de política comercial buscan como ya se mencionó proteger la producción nacional frente a la competencia extranjera, además de generar ingresos para el Estado y, en ocasiones, influir en el equilibrio de la balanza comercial.
Los aranceles pueden ser ad valorem (un porcentaje sobre el valor del bien importado) o específicos (una cantidad fija por unidad física importada). Su aplicación puede tener efectos positivos, pero también negativos ya sea para la economía del país que los implementa, como en las economías de los socios comerciales.
Los aranceles impuestos por Estados Unidos a productos mexicanos han generado preocupación por la serie de efectos económicos significativos que pueden tener en México, tanto a corto como a mediano plazo. La principal preocupación se encuentra en el impacto en el crecimiento económico, se estima que los nuevos aranceles del 30% podrían provocar un descenso de alrededor de 1% en el producto interno bruto (PIB) de México en 2025[1].
La caída en el PIB se debe al descenso que se anticipa en las exportaciones mexicanas a Estados Unidos ya que al incrementar su precio se vuelven menos atractivas en ese mercado. La caída en las exportaciones se presenta en actividades como las manufacturas, el principal tipo de bienes que se exporta a Estados Unidos. Las manufacturas mexicanas, como se sabe, participan ampliamente en las cadenas globales de valor y los aranceles afectan sus exportaciones al elevar sus costos y reducir su competitividad. Adicionalmente, no hay que dejar de lado las actividades agroindustriales mexicanas, productos como jitomates, aguacates y frutas enfrentan menor demanda en Estados Unidos, afectando ingresos rurales.
Los efectos nocivos de los aranceles en la producción y exportaciones mexicanas a su vez generan otros impactos negativos como descensos en el empleo. Esto sucede porque las empresas exportadoras al reducir su producción ante menores ventas externas pueden requerir menos trabajadores. De igual manera, ante el panorama de menores ventas al exterior, las empresas pueden disminuir sus inversiones, la incertidumbre lleva a posponer decisiones de expansión o modernización y con ello disminuye la inversión y se generarán menos empleos en el futuro.
Incluso, el tan citado nearshoring o relocalización de empresas que buscan establecerse en México para estar más cerca del mercado de Estados Unidos puede no materializarse en la medida en que más aranceles a productos mexicanos disminuyen el atractivo de instalarse en México.
Es importante señalar que los efectos negativos de los aranceles sobre la economía mexicana se presentan en un momento en el que las expectativas sobre el crecimiento económico son adversas. Hay que recordar que, a finales de mayo, el Banco de México modificó su pronóstico oficial de crecimiento económico para 2025 al pasar de 0.6% a sólo 0.1%. Por lo tanto, además del recuento de los efectos negativos de los aranceles, es relevante generar alternativas que reviertan esos impactos, fortalezcan la economía y se vean reflejados en el bienestar de la población.
Entre las medidas que en la actual administración federal destacan por sus potenciales efectos positivos en la economía mexicana frente a escenarios adversos como el que implican los aranceles, se encuentra el Plan México. Dicho plan busca impulsar el crecimiento económico desde el mercado doméstico, con base en inversión pública, infraestructura, transición energética, y ciencia y tecnología. Fortalecer el mercado interno contribuirá a reducir la vulnerabilidad externa, sobre todo la asociada a las exportaciones a Estados Unidos.
Sin embargo, el impulso a un mercado interno más robusto y disminuir la dependencia externa que conllevan las exportaciones, implica rediseñar la participación de las actividades mexicanas en las cadenas globales de valor. Esto no es una tarea sencilla y desde la academia estamos trabajando propuestas. Se requiere generar insumos que sustenten una política industrial que diversifique y fortalezca el entramado productivo nacional. Esto implica promover que se sustituyan importaciones y se diversifiquen los productos y mercados de exportación. Un mercado interno más dinámico contribuirá no sólo a mitigar los efectos negativos de los aranceles, también ayudará a reducir los desequilibrios en el desarrollo económico de las regiones y a mejorar las condiciones de vida de la población con más y mejores oportunidades de empleo.

Investigadora Posdoctoral en el Departamento de Economía. Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa.
Contacto: lesbia.perez.santillan@xanum.uam.mx
[1] Moody´s (2025). Economic impact of the 30% tariff on México´s Exports to the U.S. Moody´s, 15 de julio de 2025.