Con el aumento exponencial de la población era evidente que se necesitaba alimentar cada vez a más personas (aproximadamente 8 mil millones hasta ahora). Para que el campo lograra producir más alimentos, se comenzó a utilizar agroquímicos de manera intensiva (insecticidas, fungicidas, fertilizantes, etc.), y lo que comenzó como una estrategia para el control de plagas o un mejor crecimiento de cultivos, ahora genera serios problemas ambientales que requieren medidas urgentes. Los fenómenos naturales y las técnicas de aplicación ineficientes provocan que los agroquímicos no permanezcan en los cultivos durante mucho tiempo y encuentren camino hacia ríos, lagos y mantos acuíferos, resultando en daños al ecosistema que a primera vista pasan desapercibidos.
¿Cómo se mueven los agroquímicos?
Cuando el agroquímico se aplica a un cultivo, no se queda inmóvil: la lluvia, el viento y el propio suelo funcionan como carreteras invisibles que lo transportan hacia otros lugares alejándolo de su objetivo. Así, pequeñas cantidades de químicos pueden recorrer kilómetros y llegar a los distintos cuerpos de agua. Los principales mecanismos por los cuales se mueven estos agroquímicos son:
Lixiviación: Si el agroquímico en cuestión es soluble en agua, este se disolverá en el agua de riego o lluvia y, a medida que el agua penetra en la tierra, puede llevarse consigo estas sustancias, desplazando los pesticidas o fertilizantes hasta aguas subterráneas.
Escorrentía: Cuando el agroquímico en cuestión no es soluble en agua, estas moléculas pueden quedar adheridas en las partículas del suelo, las cuales son arrastradas por el escurrimiento natural del agua sobre la superficie, recorriendo kilómetros hasta alcanzar ríos y otras aguas superficiales.

Se estima que cerca del 90% del material aplicado se pierde en el ambiente y aunque la cantidad de agroquímicos que llega a las reservas de agua puede parecer poca, los problemas causados por los agroquímicos se originan por el riego excesivo y acumulación de los contaminantes; además suelen ser muy persistentes, provocando un impacto notable en la biodiversidad, así como en la calidad del agua. Se han observado peces con dificultades reproductivas, anfibios con malformaciones y una reducción en poblaciones de insectos, peces y crustáceos. Además, los insecticidas tienden a bioacumularse, es decir, se concentran en los tejidos de los organismos y se transfieren a lo largo de la cadena alimenticia. Se han documentado casos de aumento de cáncer, diabetes, problemas respiratorios, neurológicos y hasta reproductivos debido al consumo de alimentos contaminados con agroquímicos. Pero no solo los pesticidas ocasionan daños ecológicos, pues cuando los fertilizantes llegan a los cuerpos de agua, pueden generar eutrofización, provocando crecimiento excesivo de plantas y algas, agotando el oxígeno del agua y creando un desequilibrio ambiental.
Particularmente en el estado de Veracruz ha sido un problema notable en los últimos años. El uso de pesticidas en los cultivos cercanos a poblaciones rurales ha provocado enfermedades, cierre de escuelas e incluso movilización de la población, incluyendo casos de intoxicación, especialmente en niños, así como en los propios agricultores que, al estar expuestos directamente a los compuestos durante las aplicaciones, son envenenados accidentalmente cada año, en algunos casos con resultados fatales.
¿Qué alternativa ofrece la nanotecnología?
Se propone un método innovador para reducir el impacto causado por los agroquímicos: encapsular el ingrediente activo de las formulaciones en diminutas esferas de plástico (matriz polimérica) y liberándolo de manera controlada. Las esferas obtenidas poseen tamaños en el orden de los nanómetros, siendo cientos de veces más pequeñas que el grosor de un cabello. El uso de estas nanoesferas, que a su vez son biodegradables y no contaminan, podría ayudar a mitigar la contaminación de ríos y lagos, ya que liberan la molécula activa de poco en poco, lo cual disminuye la cantidad de agroquímico disponible para adherirse al suelo y que se desplace por escorrentías, aunado a que, al usar un plástico insoluble en agua, se resuelve el problema de las pérdidas por lixiviación. Además, al tener tamaños tan pequeños, las nanoesferas pueden aplicarse dispersas en agua, o en forma de polvos secos, haciéndolas muy versátiles.
La investigación y desarrollo de esta tecnología puede tomar años. Por ahora, la implementación de nuevas formas de cultivo y prácticas más conscientes que reduzcan el uso de agroquímicos es crucial para la salud ambiental.
Referencias:
Wei Zhou et al., A comprehensive review on environmental and human health impacts of chemical pesticide usage, Emerging Contaminants, Volume 11, Issue 1, 2025, https://doi.org/10.1016/j.emcon.2024.100410
Felipe Barrera Méndez et al., Nanoencapsulation of permethrin in polylactic acid to enhance insecticide persistence for scolytinae pest control. J. Nano R. 2021, 66, pp 143-152
Gan, J. et al., 2005. Distribution and persistence of pyrethroids in runoff sediments. J. Environ. Qual., 34, 836-841
México: comunidades denuncian que pesticidas para cultivo de papa amenazan su salud y un bosque de niebla, Rodrigo Soberanes, julio 2025, https://es.mongabay.com/2025/07/mexico-comunidades-denuncian-pesticidas-cultivo-papa-amenazan-salud-bosque-niebla/
“La opinión es responsabilidad de los autores y no representa una postura institucional”
- Red de Estudios Moleculares Avanzados, INECOL, A.C.
- Investigador por México SECIHTI