
Hoy en día, uno de los problemas más graves en Honduras, y probablemente en muchos otros países de Mesoamérica y Suramérica, es cómo afectan nuestras carreteras a los animales y al medio ambiente. Nos hemos acostumbrado a ver animales muertos
en las vías, ya sea cuando vamos al trabajo, de viaje o simplemente haciendo algún recorrido cotidiano. Es algo tan común que casi ni lo notamos, pero detrás de cada animal atropellado hay una historia: tal vez el animal solo estaba buscando comida, o quizás cruzaba buscando un lugar seguro, y en su camino, se encontró con una carretera que lo separa de su hogar o de su rutina ecológica. Es necesario plantearnos como sociedad: ¿qué estamos haciendo para proteger a los mamíferos de nuestras carreteras?
Hace un par de años, se inició un proyecto para investigar el atropellamiento de fauna en las carreteras de Honduras, ya que existe un alto número de animales que mueren al intentar cruzar las vías. Por ejemplo, en este anteproyecto que se comenzó desde 2020, en promedio hasta la fecha, se estima que cada semana un animal es atropellado cada 20 km en las carreteras de Honduras.
Los animales no buscan ser una amenaza ni ocasionar accidentes; simplemente están siguiendo sus instintos, ya sea en busca de comida, agua, un refugio o incluso para cuidar de sus crías. Lamentablemente, se ven obligados a cruzar las carreteras, exponiendo sus vidas, ya que su hábitat ha sido fragmentado por la infraestructura vial. Lo cierto es que, en muchos de estos “pasaderos”, podemos encontrarnos con una gran variedad de mamíferos, desde pequeños como ratas, ardillas y armadillos, hasta coyotes, zorrillos y jaguarundis; que tienen diferentes hábitos y territorios. Este problema afecta no solo a los animales, sino también al equilibrio del ecosistema, y es urgente que se tomen medidas para evitar que sigan perdiendo la vida de esta forma.
La construcción de caminos no solo corta los corredores de fauna, sino que puede cambiar el flujo del agua, destruir bosques, degradarlos y alterar el equilibrio ecológico de una región. Por ejemplo, si las carreteras no están bien diseñadas, pueden ocasionar erosión del suelo o contaminar fuentes de agua, lo que afecta tanto a los animales como a las personas que dependen de esos recursos; así que, esto va más allá de los animales atropellados. Lo que se hace cuando se construye un camino es interrumpir los lugares donde viven y por donde los animales se desplazan, muchas veces creando una gran barrera para su movimiento, lo que afecta directamente a su supervivencia. Por eso, antes, durante y después de construir una carretera, es fundamental realizar estudios para ver el impacto que estas tendrán en la fauna silvestre. En Honduras, la ley exige que se hagan estudios de impacto ambiental antes de realizar grandes proyectos de infraestructura, el problema es que muchas veces, estos estudios no toman en cuenta a los animales o no se les da la importancia que merecen a lo largo de los procesos técnicos-administrativos. No se construyen pasos adecuados para ellos, como túneles o puentes elevados, que les permitan cruzar de manera segura. En países vecinos, como Costa Rica y Panamá, se están construyendo pasos de fauna, como túneles o puentes especiales para que los animales pasen sin riesgo. En Honduras, no se han implementado estas alternativas para proteger a todas las especies que utilizan nuestros mismos “caminos”.
Es urgente que se den soluciones prácticas para proteger la fauna silvestre. Las autoridades hondureñas deben tomar en cuenta que las carreteras deben ser construidas de manera que no interfieran con los hábitats naturales de los animales; increíblemente, Honduras es de los pocos países en donde carreteras principales, o incluso no pavimentadas o secundarias, parcialmente atraviesan áreas protegidas (ej., Reserva Biológica Güisayote) – ¡más bien son pocas las áreas protegidas que no tienen redes viales primarias o secundarias en su zonificación! Afortunadamente, existen muchas alternativas que podrían ser implementadas para minimizar los impactos negativos.
Una de las primeras cosas que se podrían hacer, es crear y mantener pasos de fauna adecuados. Hay que asegurarse que los animales tengan opciones para cruzar las carreteras de forma segura, ya sea a través de túneles o puentes elevados, siendo como “paso peatonal” para animales. En algunos países, estos pasos han tenido éxito, reduciendo significativamente los accidentes de tráfico con fauna. Además, la señalización en las carreteras debe ser clara, indicando las zonas de mayor riesgo para los animales, de modo que los conductores puedan tener mayor precaución al conducir y estar más alerta.
Otra alternativa importante es la educación y sensibilización de la población. Debemos enseñar desde los más pequeños hasta los adultos, la importancia de respetar la fauna y de estar atentos cuando viajamos por las carreteras. A veces, con solo reducir la velocidad en ciertas zonas o estar más alerta al conducir, podemos salvar la vida de muchos animales.
Para abordar el problema del atropellamiento de fauna en Honduras, es fundamental que se implementen medidas concretas y sostenibles. Desde estudios científicos como este proyecto en ejecución (para conocer las especies que están siendo afectadas y priorizar áreas para la implementación de medidas de mitigación de atropellamientos) hasta la construcción de pasos de fauna. Sin embargo, la correcta planificación de carreteras y la educación ambiental también son claves para mitigar los impactos negativos en la biodiversidad. Ya que la protección de la fauna silvestre no solo beneficia a los ecosistemas, sino que también contribuye al equilibrio ambiental y al bienestar de las comunidades.
Es responsabilidad de todos, desde autoridades hasta ciudadanos, trabajar en soluciones que permitan una convivencia entre el desarrollo de carreteas y la conservación de la vida silvestre.
Therya ixmana 4(2):118-119
https://mastozoologiamexicana.com
1Laboratório de Etnoconservação e Áreas Protegidas, Programa de Pós-
Graduação em Zoologia, Universidade Estadual de Santa Cruz, Ilhéus, Brazil.
mtcasco.ppgzoo@uesc.br (MAT-C)
2Asociación para la Sostenibilidad e Investigación Científica en Honduras (ASICH),
Comayagüela M.D.C., Francisco Morazán, Honduras. cmlopez.ppgzoo@uesc.br (CML)
3Laboratório de Mastozoologia, Programa de Pós-Graduação em Zoologia,
Universidade Estadual de Santa Cruz, Ilhéus, Brazil.
*Autor de correspondencia