
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la presencia femenina en la investigación incrementó de forma importante entre el siglo XX y el siglo XXI. A principios del siglo pasado, muy pocas mujeres fueron reconocidas en investigación formal; con excepciones de mujeres famosas como Marie Curie que marcaron hitos individuales, no había una presencia generalizada ya que los espacios académicos eran mayoritariamente masculinos.
Hacia finales del siglo XX se presentó un notable incremento de la matrícula femenina que ha continuado hasta hoy, pero con baja incorporación en ciencias, en cátedras completas, como cabezas de grupo y en puestos directivos. La UNESCO ha reportado que en el periodo 2015–2018, aproximadamente el 33% de las personas investigadoras en el mundo eran mujeres (107 países).
El porcentaje varía por región y cada país ha establecido estrategias para atender esa brecha. En México la incorporación de mujeres a la educación superior y a la investigación se aceleró desde la segunda mitad del siglo XX. Actualmente existe una matrícula paritaria en las universidades mexicanas pero el porcentaje de mujeres disminuye en espacios de alta jerarquía y de más alto reconocimiento. Por ejemplo, la proporción femenina en el Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII) está entre 37–40%, con menor representación en los niveles más altos.
Por su parte, la representación femenina en rectorías y direcciones de universidades sigue siendo baja. A nivel global, en el ranking de las 200 universidades top, apenas del 17–20% son lideradas por mujeres. En México solo el 15% de las universidades públicas son encabezadas por rectoras y un 37% de mandos superiores o medios son ocupados por mujeres e investigadoras.
Es por ello que el reconocimiento público al trabajo y trayectoria de mujeres que han logrado sobresalir en su ámbito como investigadoras y que, además, han roto el “techo de cristal” para posicionarse al frente de una institución es altamente relevante. Uno de los primeros obstáculos que una académica enfrenta al aspirar a un cargo directivo es la falta de confianza. En este sentido, como mujer, es necesario superar escrutinios más agudos, demostrar capacidad de tomar decisiones y resolver problemas.
Es fundamental mostrar liderazgo y eliminar las dudas de que quien toma las decisiones, es un hombre detrás de la silla. Quienes hemos pasado por ahí lo sabemos, sucede hasta con la actual presidenta ¿o no? Las exigencias son mayores y se juzga con más dureza el poder en manos femeninas. Así entonces, la brecha histórica por falta de oportunidad, por inequidad y desigualdad, se convierte en un peligroso pantano infestado de pirañas que hay que cruzar a nado.
Cuando se reconoce el trabajo de mujeres exitosas, se demuestra que todos los obstáculos pueden ser librados y que, poco a poco, van quedando atrás. Los logros de unas son de todas. Una de estas valientes y brillantes mujeres es merecedora hoy del Premio Crónica.
La Dra. Laura Palomares es Ingeniera Bioquímica por el Tecnológico de Monterrey, con Maestría en Biotecnología y Doctorado en Ciencias por la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde 1999 forma parte del Instituto de Biotecnología (IBT)– UNAM como investigadora y dese 2021 es su Directora.
Su experiencia en la industria incluye su labor en la Cervecería Modelo, así como una estancia sabática en la empresa Protein Sciences Corporation en 2011-2012, como directora de Desarrollo de Procesos. La Dra. Palomares se especializa en biotecnología médico-farmacéutica, con enfoque en virotecnología, caracterización de proteínas recombinantes complejas, desarrollo de nanobiomateriales, vacunas y vectores para terapia génica.
Participó en el desarrollo de la primera vacuna recombinante contra influenza y en la de influenza aviar con registro en México. Es fundadora del Laboratorio Nacional para la Producción y Análisis de Moléculas y Medicamentos Biotecnológicos y ha recibido importantes reconocimientos como el Premio Universidad Nacional 2018 (por innovación tecnológica y diseño industrial), Interciencia Award for Life Sciences 2014 del Gobierno de Canadá, Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias 2009, Medalla Alfonso Caso, Premio Weizmann, Premio Casas Campillo, entre otros.
En su calidad de directora del IBT, la Dra. Palomares ha impulsado una visión institucional centrada en fomentar la investigación de excelencia, la formación académica de alto nivel, la vinculación social, la igualdad de género y la transparencia administrativa. Ha promovido procesos participativos, apertura de líneas de investigación innovadoras, y colaboración entre academia, industria y la sociedad.
Reconocer es visibilizar y hoy la Dra. Laura Palomares es merecedora de nuestra admiración como mujer y científica mexicana.