En México, la transformación del sistema de justicia penal ha impulsado nuevas formas de atender los conflictos entre víctimas y ofensores, donde la mediación y la justicia restaurativa han adquirido un peso central al evitar procesos largos o innecesariamente punitivos. En este contexto, la intervención profesional del área de Trabajo Social comienza a ser determinante, aunque todavía es poco visible.
Ismael Aguillón León, académico del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), explicó que la mediación es un procedimiento donde un tercero imparcial acompaña a las partes para construir su propia solución. Señaló que el objetivo no es imponer una decisión, sino facilitar el diálogo desde la voluntad de quienes participan.
Aunque la mediación opera en distintos ámbitos, Aguillón León subrayó que su relevancia en el área penal creció tras la Ley Nacional de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias. Esta normativa reconoce figuras como la mediación, la conciliación y las juntas restaurativas, donde profesionales formados en Trabajo Social pueden asumir un rol clave como facilitadores.
Un perfil profesional orientado al acompañamiento
Aguillón León menciona que el Trabajo Social se sostiene en marcos humanistas que priorizan a la persona, su historia y sus condiciones sociales. Esto convierte a sus profesionales en “mediadores naturales”, pues su intervención tradicional implica trabajar con individuos, grupos y comunidades, además de comprender los factores que influyen en sus dinámicas.
En el sistema penal acusatorio, estos especialistas participan desde etapas tempranas del proceso. Cuando víctima y ofensor manifiestan interés en un acuerdo mediante mediación, el profesional revisa expedientes para confirmar que no existan incumplimientos previos. Si el ofensor ha reincidido, explica Aguillón León, la mediación no procede, lo que protege la integridad del proceso y la seguridad de las partes.
Esta labor se coordina con el Ministerio Público, donde conviven peritos, policía y personal especializado. Desde las primeras observaciones como el modo de expresarse, postura, comportamiento o incluso la manera de presentarse, el profesional analiza elementos que incidirán en el desarrollo de la mediación y en la toma de decisiones posteriores.
Más allá del castigo: justicia restaurativa
El investigador Garza indicó que la mediación penal no siempre ocurre en libertad, pues en algunos casos, la persona acusada está en un centro penitenciario por delitos menores, como los llamados robos famélicos. En estas situaciones, la junta restaurativa, un mecanismo alternativo de solución de controversias, cobra importancia, ya que reúne a víctima, agresor y actores comunitarios para propiciar un diálogo que favorezca la reparación y la reconstrucción del vínculo social.
Durante estas sesiones, cada participante expresa su perspectiva mientras el profesional investiga los factores que originaron la conducta, como el desempleo, consumo de sustancias, conflictos familiares, precariedad económica o influencias socioculturales. Este enfoque biopsicosocial, señaló el docente, permite comprender el contexto del delito y evaluar posibilidades reales de reinserción.
El análisis elaborado por el área social puede influir en decisiones judiciales, como determinar si la persona es candidata a beneficios de ley, incluida la amnistía en casos específicos. El propósito es impulsar procesos formales de reintegración y evitar sanciones que no resuelvan el problema de fondo.
Peritajes sociales, una mirada integral
Además de intervenir en mediaciones y juntas restaurativas, estos especialistas elaboran peritajes que funcionan como medios de prueba. Mediante informes socioeconómicos y sociojurídicos, analizan la situación de una persona desde una perspectiva integral. Esta información ayuda a entender cómo ocurrió el hecho y qué condiciones lo favorecieron.
Aguillón León explicó que este cambio ha sido relevante para el sistema penal. Antes se detenía y después se investigaba; ahora, el análisis interdisciplinario previo del trabajo social, psicología, área jurídica y medicina, permite decidir si la detención es necesaria o si el proceso puede continuar en libertad. Esto fortalece el respeto a los derechos humanos y evita encarcelamientos innecesarios.
Una vez dictada una sentencia, la intervención del área social continúa siendo relevante, ya que sus informes pueden influir en beneficios posteriores o revisiones del caso. La labor acompaña todo el proceso penal y aporta una comprensión más amplia del individuo y su contexto.
Una intervención valiosa, pero aún poco reconocida
Aguillón León reconoció que la situación laboral del Trabajo Social en México sigue siendo frágil, aunque en países como Inglaterra, España, Francia y Estados Unidos esta profesión goza de mayor reconocimiento, en México enfrenta limitaciones institucionales y escasa visibilidad. Incluso en convocatorias federales, no siempre se considera a este campo para funciones donde su formación sería decisiva, como la mediación penal.
Aún con estas dificultades, su intervención resulta indispensable para comprender la dimensión humana del conflicto y construir soluciones viables. Su formación en teorías humanistas y modelos de intervención, la resolución de tareas, el enfoque sistémico o la perspectiva psicosocial, les permite atender situaciones complejas con precisión técnica y sensibilidad.
Formación continua para una justicia más humana
Para el docente Garza, la actualización constante tanto en estudiantes como profesionales es fundamental para seguir incorporando herramientas teóricas y metodológicas que fortalezcan su capacidad de intervención. En un sistema de justicia que impulsa alternativas al proceso tradicional, estas competencias no son complementarias sino un pilar.
La mediación penal, la justicia restaurativa y los peritajes sociales muestran que el trabajo Social es un protagonista en la construcción de una igualdad orientada a la reparación y la reinserción. Aunque aún falta avanzar en reconocimiento institucional, su aporte ya es determinante para lograr la escucha, la comprensión y la transformación.