
Hace tiempo, cuando empezaba a obtener resultados en estudios de valorización de residuos para su uso como materiales adsorbentes, presentaba mi alumno el uso de cáscaras de frutas para la recuperación de metales en un congreso, y en la sesión de preguntas exclama un colega “pero ¿concentrar y recuperar el metal usando cáscaras? eso es alquimia”, y mi alumno, quien presentaba el trabajo, resaltó los resultados principales y habló del potencial del proceso al continuar el estudio. Como responsable del trabajo, me pareció genial que se viera el trabajo de esa manera, pero claro, ¡somos alquimistas! Nuestro trabajo es precisamente transformar, algo sin o con poco valor, en algo al alto valor o que genere valor.
¿Qué es Alquimia? Precisamente eso: transformar, con el objetivo en específico de lograr eso que buscamos de gran valor, transformar los residuos en biogás para su uso como combustible, transformar cáscaras y huesos de frutas en materiales para el tratamiento de agua y almacenamiento de energía, diseñar un nuevo proceso, un nuevo material antimicrobiano, o para captación de energía de la luz, lograr que esa idea científica funcione y llegar a ese aporte al conocimiento o a la tecnología, a resolver los problemas y dar ese salto científico/tecnológico/social.
¿Cómo hacemos? tomamos un material simple de carbón y lo transformamos mediante reacciones superficiales insertando moléculas específicas que nos ayudarán a mejorar la conversión que queremos y obtener el producto deseado. De esta manera, es posible transformar un material con una estructura que no es activa, en una superficie que es activa para objetivos específicos, como para mejorar la eficiencia de captación de luz para obtener energía o hacer descomponer un contaminante, porque con estos cambios, el material puede transportar energía (como electrodos), puede acumular estos contaminantes en su superficie (adsorción) de tal manera que se pueden concentrar y degradar o concentrar y recuperar (en el caso de metales); por ejemplo, En la Figura 1. se muestra la estructura de una tela de carbono, la cual se usa como material de electrodo en distintos procesos, y en la Figura 2. podemos ver la estructura de cáscara de naranja, que puede usarse como material adsorbente. De esta manera, podemos diseñar nuevos procesos energéticamente sustentables para tratar agua residual u obtener agua potable de manera que no nos genere costos económicos ni ambientales y se pueda implementar en cualquier lugar.
Entonces vamos avanzando hacia nuestras actuales “piedras filosofales” y nuevas metas “alquímicas”, que ya no se tratan de convertir el plomo en oro, se trata de tener opciones y procesos más amigables con el medio ambiente, y mejores métodos de análisis y diagnósticos, se trata de lograr una fuente de energía limpia e inagotable, de tener acceso a agua potable y saneamiento en todos los rincones de nuestro planeta. Y la alquimia de hoy nos lleva a eso, mismas filosofías, distintos objetivos, pequeñas transformaciones para lograr grandes sueños en beneficio de todos.
Copyright © 2022 La Crónica de Hoy .