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Alumnos del Tec de Monterrey crean sensor que identifica microplásticos en agua embotellada

Con su trabajo ganan medalla de oro en la competencia International de ingeniería Genetically Engineered Machine

Estudiantes de la Universidad de Guanajuato
El logro es compartido por un grupo de jóvenes estudiantes que enfocaron su atención a un problema que afecta a toda la humanidad. El logro es compartido por un grupo de jóvenes estudiantes que enfocaron su atención a un problema que afecta a toda la humanidad. (TEC DE MONTERREY)

Estudiantes de la Escuela de Ingeniería y Ciencias, del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, ganaron la medalla de oro en la competencia International de ingeniería Genetically Engineered Machine (iGEM) gracias a que crearon un sensor que puede determinar la existencia de microplásticos en el agua embotellada, mismos que pueden afectar seriamente a la salud humana.

Los microplásticos se generan cuando envases y objetos de plástico mayores comienzan a perder hojuelas o fragmentos menores a un milímetro, por envejecimiento o por exposición al sol.

La presencia de microplásticos dispersos en el medio ambiente es uno de los problemas emergentes de salud pública a nivel mundial porque su presencia ha aumentado de manera desmedida, al grado de que ya se han detectado dentro de animales comestibles, como peces y aves de corral, así como en lugares insospechados, como la arena de playas vírgenes e incluso en cima del Monte Everest.

El equipo que desarrolló el sensor se llama ‘IGEM TEC CEM’ y está conformado por Francisco Castañeda, Carlo Flores, Nadia Espinoza, Jorge Ortiz Loyola, Nayelhi Alcázar, Jairo Ramírez, Brenda Jiménez, Jossan Cardona, Valery Robles, Daniela Zavala, Tania Campa, María Monteagudo, Marianela Contreras, José del Ángel y Carlos Espejel.

“Queremos hacer que la gente conozca más sobre estos compuestos y los peligros que representan, principalmente queremos utilizar nuestro sensor para garantizar un acceso más seguro al agua potable. La manera en la que nuestro sensor funciona es midiendo químicos que pueden alterar el sistema endócrino.”, explicó Francisco Castañeda, líder del equipo.

La competencia iGEM es la más reconocida mundialmente en el ámbito de la biología sintética y brinda a los estudiantes la oportunidad de ampliar los límites de ésta al abordar problemas cotidianos que enfrenta el mundo. La ceremonia de premiación se llevó a cabo en un evento virtual transmitido en 14 países, reuniendo a más de 300 equipos de jóvenes de las universidades más reconocidas del mundo.

El proyecto continúa en desarrollo para ejecutar pruebas de biosensor, además de analizar el agua que consumimos en México y así poder saber la cantidad de microplásticos que se consumen y evaluar el impacto en la salud.

“El método utilizado trabaja a través de una proteína que es un receptor estrogénico que atrapa a los EDCs (químicos capaces de mimetizar nuestras hormonas y, por tanto, alterar el correcto funcionamiento corporal y afectar negativamente a nuestra salud) y queda inmovilizado en el sensor eléctrico, posteriormente, detecta la cantidad de EDCs que hay presentes en el agua”, indicó Nayelhi Alcázar.

México tiene en la mira a los microplásticos.

En 2017, un estudio pionero a nivel mundial de la científica mexicana Esperanza Huerta, del El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur-Conacyt), publicó en la revista Scientific Reports, de Nature, que las hojuelas de microplásticos de botellas de PET son consumidas por lombrices de tierra y luego éstas son consumidas por gallinas de huertos domésticos.

En ese momento, la Doctora Huerta explicó a los lectores de Crónica que dos de las partes del cuerpo de las gallinas donde se encontraron microplásticos de 5 milímetros y menos fue en los buches y las mollejas de las aves. A pregunta específica de este diario respondió que los plásticos sí podrían ser consumidos por seres humanos que coman esas gallinas, principalmente en los caldos de mollejas, que son muy consumidos en zonas rurales.

Anteriormente se habían publicado estudios sobre la incorporación de micro hojuelas de plásticos a las cadenas alimenticias del mar, cuando las crías de peces y otros organismos que están en el inicio de la cadena trófica consumen los plásticos. La diferencia y lo que hace especial este estudio es que se trata de contaminación en animales terrestres que consumen microhojuelas de plásticos.

Hay microplásticos en la

montaña más alta del mundo.

El 20 de noviembre de 2021, investigadores informaron que colectaron partículas de poliéster, acrílico, nylon y polypropileno cerca de la cima del Monte Everest, a 8 mil 440 metros sobre el nivel del mar. Pudieron ser transportadas por el viento o por personas que escalaron a la cumbre. La investigación, publicada en One Earth, fue dirigida por la Unidad Internacional de Investigación de Basura Marina de la Universidad de Plymouth, en colaboración con centros del Reino Unido, Estados Unidos, Nepal, National Geographic Society y Rolex.

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