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“Muchos de nuestros átomos se formaron en otra galaxia”

Parte de nuestros átomos seguro provinieron de una nebulosa planetaria y antes estuvieron en una estrella en los fines de su vida, explica la astrónoma Mónica Rodríguez en El Colegio Nacional

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Las nebulosas planetarias se forman al final de la vida de una estrella gigante roja, como las de la imagen, explicó Mónica Rodríguez.

Las nebulosas planetarias se forman al final de la vida de una estrella gigante roja, como las de la imagen, explicó Mónica Rodríguez.

La materia no se crea ni se destruye, se transforma, dice ese mantra de la química en la Ley de la conservación de la materia. Aunque tuvo origen tras el big bang, esos átomos, esas moléculas, esa materia sigue pululando en el Universo. Mucho de ese origen primigenio se encuentra en nosotros y persistirá después de nuestra existencia.

Esta es la premisa de la charla “La danza cósmica de los elementos”, impartida por Mónica Rodríguez, investigadora del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), durante su participación en el ciclo “Noticias del Cosmos” de El Colegio Nacional.

Esos átomos que habitan nuestro cuerpo, añadió, no son los mismos desde que nacimos, van cambiando; por otra parte, asombrosamente un mismo tipo de átomo es exactamente igual que otro. En relación al título de la charla, la científica se preguntó ¿acaso los átomos bailan? “No, pero se parece más bien a un ‘slam’ donde unos chocan con otros, por ello decimos que pueden ‘bailar’”. En esta danza metalera los átomos pueden combinarse en moléculas que pueden dar paso a cosas más complejas, como la vida.

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Esta historia inició hace 13 mil 800 millones de años, cuando se formó el Universo con el big bang, dijo la científica, quien estuvo acompañada de Luis Felipe Rodríguez, uno de los coordinadores del ciclo. En esos momentos, el Universo era como una sopa de energía muy densa y caliente, que se expandió y enfrió, y a partir de la cual se formaron los primeros neutrones, protones y electrones. Eran los primeros minutos del Universo, cuando entonces surgió la nucleosíntesis primordial.

Esto permitió la formación de hidrógeno (90%) y helio (10%) en el Universo, elementos que generaron las primeras estrellas, aunque muy densas y masivas. No obstante, añadió la experta, dio paso a la formación de elementos más pesados que se incorporaron a otras estrellas y planetas, como la Tierra.

Pero antes de llegar a la Tierra, la astrónoma explicó cómo es que esos átomos pueden llegar desde el otro lado del Universo y desde otras galaxias. La más clara es la fusión de galaxias, fenómeno común en el Universo y que ha dejado rastros en nuestra Vía Láctea.

“Si se fusionan dos galaxias forman una nueva, entonces, las partículas y gas se incorporan. Por ello, muchos de nuestros átomos se formaron en otra galaxia”.

La galaxia grande se come a la pequeña y tras ese proceso deja corrientes de estrellas y gas, como “serpentinas”, que son restos de la galaxia enana que cayó. “En nuestra galaxia se han encontrado: al estudiar estrellas y sus propiedades estas serpentinas se asocian a galaxias que cayeron en nuestra Vía Láctea. Se estima que media docena (…) Es por ello que algunos de nuestros átomos provienen de esas galaxias”.

Otro ejemplo son aquellas galaxias que se encuentran dentro de cúmulos: resulta que dentro hay bastante gas, por lo que cuando una se mueve su gas choca con el de otras galaxias del cúmulo, con lo que pierde el propio. “Por eso, es gas (y átomos) que podría llegar a otra galaxia”.

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También se encuentra los agujeros negros super masivos que expulsan mucho material de una galaxia engullida a través de chorros que alcanzan tamaños incluso mayores a los de las propias galaxias. Así, esos átomos llegan desde otra parte del Universo, apunta la científica.

“Parte de nuestros átomos seguro provinieron de una nebulosa planetaria y antes estuvieron en una estrella en los fines de su vida”, apunta Mónica Rodríguez, sobre los orígenes extragalácticos de nuestra materia, y es que parece que nuestros átomos provienen de todos lados con menor acumulación del barrio local. Remanentes y explosiones de súper novas, gigantes rojas que dieron lugar nebulosas planetarias, colisión de estrellas de neutrones… donde se pudo cocinar el oro que hay en nuestro cuerpo.

“Todos esos átomos se juntaron hace cuatro mil 600 millones de años en una zona densa de la galaxia y empezaron a formar estrellas, entre ellas al Sol, el sistema solar y nuestro planeta. Todos esos átomos tuvieron esas historias y acabaron aquí en nuestros cuerpos, algunos estarían en la atmósfera, o en océanos, montañas o dentro de dinosaurios y sus historias no han acabado con nosotros porque van a seguir cuando ya no estemos”.