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Con Biobanco busca salvar tortugas marinas en Latinoamérica

El proyecto es encabezado por el mexicano Miguel Ángel Reyes López, CBG-IPN, en en Reynosa, Tamaulipas

Red Biobanco Tortugas Marinas Latinoamericana

Las investigaciones en la red iniciaron en 2023 y el primer estudio consiste en identificar isótopos radioactivos para saber en dónde se han alimentado las tortugas.

Las investigaciones en la red iniciaron en 2023 y el primer estudio consiste en identificar isótopos radioactivos para saber en dónde se han alimentado las tortugas.

Miguel Ángel Reyes

Ante los riesgos históricos que enfrentan las tortugas marinas por causa del ser humano, un grupo de investigadores de toda Latinoamérica, liderados por un mexicano del Instituto Politécnico Nacional (IPN), creó una red de estudio que traza cada uno de sus movimientos por los océanos para salvarlas de una posible extinción.

En enero de 2022 nació la Red Biobanco Tortugas Marinas Latinoamericana, que busca generar lazos de investigación para conocer las rutas y conductas de seis de las siete especies en el mundo y que anidan en Latinoamérica, las cuales son catalogadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en peligro de extinción.

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), las especies que recorren los océanos latinoamericanos son la tortuga verde/negra del Pacífico (Chelonia mydas); la tortuga lora (Lepidochelys kempii); la tortuga golfina (Lepidochelys olivacea), la tortuga boba o también conocida como caguama (Caretta caretta); la tortuga carey (Eretmochelys imbricata) y la tortuga laúd (Dermochelys coriacea).

El objetivo de la red, conformada por 18 integrantes en 13 países, es facilitar la investigación de las tortugas para entender sus hábitats y planear acciones de conservación.

La misión es reducir el esfuerzo de captura y ampliar el horizonte del número de muestras, realizar una investigación más robusta y cercana a la realidad, puntualizó el presidente de la red, Miguel Ángel Reyes López, científico del Centro de Biotecnología Genómica (CBG) del IPN, en Reynosa, Tamaulipas.

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“En el caso de las tortugas marinas, el esfuerzo de muestreo es complicado, como están distribuidas por todo el mundo, no alcanza el tiempo y los recursos, pero entre colegas podemos compartir datos de manera remota en muchos países, este banco lo genera, no sólo de una especie, sino se puede replicar en muchas más y eso lo hace increíble”, afirmó Miguel Ángel en entrevista con la Agencia Informativa Conversus.

RASTREO DE TORTUGAS EN AL.

Las investigaciones en la red iniciaron en 2023 y el primer estudio consiste en identificar isótopos radioactivos para saber en dónde se han alimentado las tortugas. Estas moléculas se caracterizan por tener átomos que emiten radiación fácilmente visible y detectable.

“Cuando las tortugas marinas comen ciertos alimentos, los carbonos y el oxígeno generan una huella identificable de que la tortuga se mueve a través de ciertas rutas para que podamos trazar su población”, explicó Reyes López.

El segundo trabajo, a mediados de 2023, es sobre la identificación digital de tortugas negras a través de fotografiar la cabeza y el pico para registrar los rasgos de esta especie con inteligencia artificial.

“Son fotografías desde México hasta Chile, para ver qué tanto se parecen o si encontramos que alguna de México ha estado en Chile, y conocer sus rutas de migración, de apareo y de alimentación”, detalló el científico politécnico.

La red está conformada por 18 integrantes en 13 países de Latinoamérica.

La red está conformada por 18 integrantes en 13 países de Latinoamérica.

Miguel Ángel Reyes

Y el tercer trabajo, a finales de 2023, es para identificar las rutas de la tortuga Carey a través de muestras de sangre, lo que dio pie para crear el código de barras de Latinoamérica de esa especie y entender su importancia biológica, geográfica y crear planes de conservación.

“Por muchos años ha sido explotada por la belleza de sus huesos y utilizada como ornamentación para decorar, desde cabeceras de camas hasta brazaletes, anillos y lentes”, comentó el especialista.

El código de barras es un análisis genético que identifica los rasgos moleculares de una especie, “nos ayuda no solamente a diferenciar más individuos, sino además diferenciar grupos de especies entre ellas para saber si se están mezclando o si hay un equilibrio genético de la población”, enfatizó el investigador del Centro de Biotecnología Genómica.

EL FUTURO DE LAS TORTUGAS.

Actualmente, el proyecto pasó de ser una investigación local a una colaboración internacional y ha rendido sus primeros frutos. “Estamos terminando un artículo que tiene que ver con la tortuga Carey, pero sólo de la península de Yucatán. No se parece a ninguna del Atlántico, lo cual dice que hay que protegerla. Estas especies que habitan en nuestro país forman parte importante de todo el mapa de tortugas marinas del mundo”, declaró el experto politécnico.

Este tipo de análisis amplían el conocimiento científico de la diversidad marina y brindan datos para que las autoridades diseñen planes de conservación de las especies, pues son vitales para la salud de los ecosistemas del mundo.

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“Nos ayudará a reflexionar sobre la importancia, no sólo de las tortugas, sino de muchos otros animales de vida silvestre que deberían ser o necesitan ser protegidos”, aseveró Reyes.

Además, el trabajo colaborativo de la Red permite generar nuevos recursos humanos para el estudio marino al vincularse con estudiantes en formación, “nuestros alumnos del IPN pueden realizar estancias, muestreos, diferentes desarrollos en varios países y no sólo de tortugas, sino de otras especies”, informó.

La Semarnat denominó en 2022, como categoría de santuarios, a 17 playas en México para proteger sus zonas de anidación, desarrollo y conservación de las tortugas que antes no contaban con protección

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