
En 1895 el Dr. Rudolf Diesel desarrolló un motor capaz de funcionar con aceites vegetales como combustible. En 1900 el motor Diesel fue presentado en la Feria Mundial de París operando con aceite de cacahuate. En 1912 el Dr. Rudolf Diesel dijo: “el uso de aceites vegetales como combustibles para motores puede parecer insignificante hoy, pero con el tiempo llegarán a ser tan importantes como lo son el petróleo y el carbón actualmente”.
El biodiésel es una mezcla de ésteres alcohólicos (principalmente metílicos) de ácidos grasos que puede sustituir al diésel en diversas aplicaciones. Se obtiene de la reacción de aceites vegetales o grasas con un alcohol y como subproducto se obtiene glicerina (que puede aumentar la rentabilidad de las plantas de biodiésel re-enfocadas como bio-refinerías).
Debido a que el motor diésel fue diseñado de origen para operar con materias grasas, en general no se requieren modificaciones mayores para poder utilizar biodiésel. Sin embargo, se debe cuidar la calidad del biodiésel y las especificaciones del fabricante del motor. El biodiésel, además de en automotores, se puede utilizar también en maquinaria agrícola (tractores, etc), barcos y trenes. Pudiendo tener diferentes especificaciones de calidad para esos tipos de motores.
El biodiésel puede utilizarse en mezclas con petrodiésel y en ese caso se representa con la letra B seguida del porcentaje de mezcla, siendo B100 biodiésel puro, B20 biodiésel al 20%, etc.
Además de ser un combustible renovable, el biodiésel tiene ventajas ambientales comprobadas. Por ejemplo, reducciones de huella de carbono del 70-80% y un balance de energía muy positivo, alrededor de 3 unidades de energía por cada unidad de energía invertida en su producción. Adicionalmente, al ser biodegradable el biodiésel, lo hace especialmente útil en el contexto de transporte marítimo, ya que posibles derrames no tendrían el negativo impacto ambiental que tendría un derrame de petrodiésel.
El biodiésel se ha utilizado con éxito en Europa por más de 20 años y más recientemente en países de América como Estados Unidos, Brasil, Argentina y Colombia. En el contexto internacional, se siguen teniendo previsiones de crecimiento de la demanda y uso de biodiésel al 2030, en un “escenario de desarrollo sustentable” (SDS, por sus siglas en inglés, www.iea.org/reports/world-energy-model/sustainable-development-scenario-sds). Ya que el biodiésel representa una buena opción para la descarbonización en el transporte, especialmente el de larga distancia como tráileres, barcos y combustibles de aviación, donde la electrificación no es una opción.
En México, la falta de incentivos y mandatos (además de tener el impuesto IEPS en caso de enajenación), ha ocasionado que el mercado formal del biodiésel no sea tan visible. Afortunadamente, las condiciones nacionales están cambiando y se están desarrollando macro-proyectos como los planes de cogeneración renovable en la CFE, que estarán incentivando la demanda y comercio de biodiésel.
En cuanto a las capacidades académicas, la inversión del CONACYT y SENER a través del Fondo de Sustentabilidad Energética para la Creación del Centro Mexicano de Innovación en Bioenergía (CEMIE-BIO) y sus cinco clústeres de biocombustibles, entre ellos el Clúster Biodiésel Avanzado (Clúster BDA, https://bdavanzado.org/), ha permitido establecer capacidades de innovación y de acompañamiento técnico, así como un laboratorio acreditado en normatividad de biodiésel para el ahora creciente mercado nacional del biodiésel.
En otro contexto positivo, se formó un grupo de trabajo por la DGEL-SENER (donde participó el Clúster BDA, que culminó en 2018 con la publicación en el DOF de los “Lineamientos por los que se establecen las especificaciones de calidad y características para etanol anhidro (bioetanol), biodiésel y bioturbosina puros”, ayudando a dar confianza para el uso de biocombustibles con calidad certificada.
Igualmente, impulsados por el Clúster Biodiésel Avanzado, algunas empresas nacionales se aglutinaron en el “Consejo Nacional del Biodiésel” (CNB), para promover aún más el uso del biodiésel y resolver conjuntamente algunas problemáticas del sector. El Clúster BDA también se ha sumado a iniciativas ambientales globales como I-GO (www.thegreenforum.org/group/179/about)
Adicionalmente, se han retomado pruebas nacionales del uso de biodiésel en transporte público, como la iniciativa que se tiene en CDMX. Experiencia que se puede replicar en otras ciudades como Puebla y Monterrey (en Guadalajara ya se habían realizado por CESJAL y publicado resultados en 2010). Por lo que se prevé un crecimiento en la demanda nacional de biodiésel.
El Sector Rural sería otro de los beneficiados, ya que según los datos del SIE (SENER, 2021), este sector consume casi el 17 % del diésel requerido en el país (los tractores utilizan biodiésel y también varios generadores eléctricos). Y con el biodiésel podrían auto-abastecer una parte de sus necesidades (o totalmente en los lugares alejados de la distribución de combustibles).
La disponibilidad de materia prima puede ser una limitante para el crecimiento del sector, sin embargo, los estudios del Clúster BDA indican que incluso una sustitución de petrodiésel por biodiésel en un 5% (20% de las importaciones), redundaría en grandes beneficios ambientales y calidad del aire, de hasta 70% de ahorro en huella de carbono (dependiendo de la tecnología). Por lo que es una herramienta muy valiosa en el contexto urgente de la lucha contra el cambio climático. Además, el Clúster BDA ha generado alternativas de materias primas, en biorrefinerías para la obtención de aceites microbianos utilizando residuos (www.tiny.cc/bioref).
Finalmente cabe señalar, que este biocombustible se ha consolidado como un impulsor del bienestar social con la creación de empleo y aumento del PIB que el biodiésel ha generado en países de todo el mundo, incluyendo en Latinoamérica a Brasil, donde el biodiésel ha apoyado la recuperación económica post-COVID-19 y se espera que este efecto positivo de los biocombustibles sobre las emisiones de gases dure al menos hasta 2050 en Brasil (biocombustivelavancado.com.br/es/2021/06/08/avanco-biodiesel-eua).
Además de los beneficios a la salud por una mejor calidad del aire, el biodiésel genera empleos y recursos económicos. Por ejemplo, el National Biodisel Board reporta que, por cada 100 millones de galones de biodiésel producidos en Estados Unidos, la industria crea alrededor de 3,200 empleos. El biodiésel generó 64,000 empleos a lo largo de ese país y redujo los GEI de 57 a 86% de acuerdo con la EPA (www.biodiesel.org/production/production-statistics). En Argentina la industria del Biodiésel generó divisas por USD$1,175 millones en 2016, mientras que en Colombia donde el incremento del 2% de Biodiésel por mandato generó 6,500 empleos directos y 16,300 más indirectos por los cultivos oleaginosos.
Estos ejemplos ilustran la potencial movilización económica que saldría a la luz al formalizar y fomentar la industria del Biodiésel en México. Desde el Clúster Biodiésel Avanzado seguiremos trabajando para ello.
* Investigadora de la Unidad de Biotecnología Industrial del CIATEJ
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