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Estrategia busca que en 2030 no haya embarazos de menores de 15 años de edad en México

La ENAPEA plantea disminuir a cero los nacimientos en niñas de 10 a 14 años. El embarazo en menores causa el abandono de estudios, padecer segregación y lidiar con numerosas dificultades de salud mental

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La atención a las adolescentes que están embarazadas o ya son madres debe incluir apoyos médicos, psicológicos y de oportunidades educativas y laborales.

La atención a las adolescentes que están embarazadas o ya son madres debe incluir apoyos médicos, psicológicos y de oportunidades educativas y laborales.

Mauricio Ramos / UNICEF México

En México, cada año se registran más de 8 mil 800 embarazos de niñas menores de 15 años y a nivel mundial esta cifra rebasa los 2 millones de niñas embarazadas cada 12 meses. Esta experiencia puede tener desenlaces exitosos, pero la sociedad mexicana debe entender que cualquier embarazo de una mujer menor de edad genera numerosos impactos en su vida y menos oportunidades, pues un alto porcentaje abandona sus estudios, padece segregación y deben lidiar con numerosas dificultades de salud mental.

Para abordar este problema, asociaciones civiles, autoridades y médicos impulsan en México un plan de atención y acompañamiento para reducir el número de embarazos adolescentes y apoyar a quienes ya lo experimentan. Ese plan se basa en cuatro pilares: 1) Educación sexual integral; 2) Acceso a métodos anticonceptivos, 3) Apoyo Psicológico y Social, y 4) Empoderamiento económico.

PREVALENCIA PREOCUPANTE

De acuerdo con el Gobierno de la República, en el año 2021, México ocupó el primer lugar en embarazos de adolescentes entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad.

Asimismo, en México, 23 por ciento de las y los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años. De estos, 15 por ciento de los hombres y 33 por ciento de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual. Es así que, de acuerdo con estos datos, aproximadamente ocurren al año 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años.

Desde el punto de vista médico, la Organización Mundial de la Salud considera como embarazo de alto riesgo aquellos en mujeres menores de 19 años, por lo que recomienda que en esos casos se realice supervisión médica a lo largo de todo el proceso de gestación. Entre otras variables, los embarazos adolescentes son de alto riesgo porque el eje hipotálamo-hipófisis-ovarios no está totalmente alineado, ni está suficientemente maduro, lo que provoca aumentos y descensos exagerados en la producción de hormonas. Esto se agrega a los problemas durante la gestación por el tamaño y madurez del cuerpo femenino.

En una mujer joven, su matriz, útero y ovarios todavía están pequeños para albergar una nueva vida en formación. La exigencia fisiológica de este proceso puede provocar, entre otras cosas, problemas de presión arterial elevada, como la preclampsia, o enfermedades en los riñones, vejiga, aunados a las amenazas de aborto y trabajos de parto prematuro.

ESTRATEGIA NACIONAL

“El embarazo en las y los adolescentes afecta negativamente la salud, la permanencia en la escuela, los ingresos presentes y futuros, el acceso a oportunidades recreativas, sociales y laborales especializadas y de calidad y el desarrollo humano. Además del embarazo, tener relaciones sexuales sin protección implica un riesgo permanente de adquirir una infección de transmisión sexual”, indica el informe del Instituto Nacional de las Mujeres, del 22 de diciembre de 2021 en el que se anunció la puesta en marcha de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo de Adolescentes (ENAPEA).

La ENAPEA es producto del trabajo conjunto de 16 dependencias del Gobierno federal y de la participación de organizaciones de la sociedad civil, de organismos internacionales y de personas expertas del ámbito académico, en esta temática.

El objetivo general de la ENAPEA es reducir el número de embarazos en adolescentes en México con absoluto respeto a los derechos humanos, particularmente los derechos sexuales y reproductivos. Sus dos grandes metas son: 1) Disminuir a cero los nacimientos en niñas de 10 a 14 años y reducir en un 50 por ciento la tasa especifica de fecundidad de las adolescentes de 15 a 19 años (TEF15-19) para el año 2030.

El Grupo Interinstitucional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (GIPEA) está integrado por: el Consejo Nacional de Población (CONAPO) en representación de la Secretaría de Gobernación como instancia coordinadora; el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) como Secretaría Técnica; la Secretaría de Salud con la participación del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGSR), el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/Sida (CENSIDA), y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP); la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) y con ella el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE), el Programa de Inclusión Social PROSPERA y el Instituto Nacional de Desarrollo Social (INDESOL); la Secretaría de Educación Pública (SEP); la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI); el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE); el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF), y el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA).

Desde fines de 2021 se integraron a esta estrategia representantes de tres organizaciones de la sociedad civil: Afluentes S. C., Elige Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos A.C., y Alliance For Freeddom, de cuatro organismos internacionales: el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), ONU Mujeres en México, la Organización Panamericana de la Salud, y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, así como la doctora Rosario Cárdenas Elizalde, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), como representante de la Academia.

La Estrategia Nacional parte de un diagnóstico del fenómeno, una revisión normativa nacional, internacional y programática. La ENAPEA tiene un objetivo general y 5 objetivos específicos, 19 líneas de acción y 90 acciones. Además, está diseñada desde 8 ejes rectores.

El Plan de Monitoreo y del Esquema General de Evaluación de la ENAPEA contiene tres documentos: 1) Evaluación del diseño de la ENAPEA, 2) Plan de Monitoreo, que contiene la matriz de marco lógico de la ENAPEA y la propuesta de matriz de indicadores y 3) Esquema General de Evaluación.

Estos documentos fueron realizados por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y tienen la revisión de los miembros del Grupo Interinstitucional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (GIPEA).

MEJORES CUIDADOS

Desde la sociedad civil, organizaciones como M de Mujer, impulsan acciones para informar a niñas, niños y adolescentes sobre su sexualidad, por eso organizan sus esfuerzos en cuatro grandes pilares, descritos por Mara Jazmín Aguilar, directora del Contact Center de M de Mujer:

Educación Integral: Que se enfoca en impartir y promover una educación sexual integral que incluya información sobre anticonceptivos, derechos sexuales y reproductivos.

Acceso a Métodos Anticonceptivos: Que realiza gestiones con autoridades e instituciones médicas para garantizar el acceso seguro y confidencial a métodos anticonceptivos para todas las adolescentes.

Apoyo Psicológico y Social: Que consiste en brindar apoyo emocional y social a las jóvenes embarazadas, sin juzgar ni estigmatizar.

Y Empoderamiento Económico: Que se concentra en fomentar oportunidades económicas para que las adolescentes puedan construir un futuro independiente.

La educación sexual va más allá de la biología y aborda temas como la comunicación, el consentimiento, las relaciones saludables y la prevención de enfermedades de transmisión sexual, como detalla Lizbeth Ortiz Castro, Psicóloga y Educadora de la Sexualidad en M de Mujer.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas, o UNFPA por sus siglas en inglés, señala que sólo el 6.68 por ciento de las mujeres que tuvieron un embarazo en edad temprana terminaron la secundaria, por lo que la mayoría de ellas no tienen escolaridad terciaria, limitando así sus oportunidades de trabajo en el futuro.

En el caso de la organización M de Mujer, gran parte de su energía se enfoca en ofrecer a las niñas y adolescentes información veraz, científica y actualizada sobre salud sexual y métodos anticonceptivos, a través de su de su sitio web http://www.mdemujer.org o sus redes sociales @mdemujer_mx, en Instagram y @mdemujermx en Facebook y TikTok.

Estudian el embarazo adolescente desde lo masculino

El Gobierno de México solicitó y apoyó la elaboración de un Estudio sobre la Prevención del Embarazo en Adolescentes desde las Masculinidades, el cual fue realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública, en conjunto con el Instituto Nacional de las Mujeres para identificar creencias, construcciones culturales, aspectos sociales de las masculinidades y aspectos de la sexualidad que influyen en las acciones de varones que residen en zonas urbanas, en relación a la procreación de hijas e hijos con mujeres adolescentes y las implicaciones que los llevan a compartir o no la responsabilidad de la crianza. Esto puede facilitar la construcción de políticas públicas relacionados al embarazo en los adolescentes.