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Estudia Universidad de Duke trabajos indígenas y campesinos para conservar bosques en Oaxaca

Vamos a contar la historia de cómo proteger el entorno mediante Integradora de Comunidades, a las personas en Estados Unidos, dice la bióloga  Sophia Palia


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Sophia Palia colecta datos, imágenes y entrevistas en México para una estrategia multimedia de comunicación que desarrolla la Universidad de Duke.

Sophia Palia colecta datos, imágenes y entrevistas en México para una estrategia multimedia de comunicación que desarrolla la Universidad de Duke.

Antimio Cruz

Tras una década de investigar las formas de organización y venta de bonos de carbono de comunidades indígenas y campesinas de Oaxaca, académicos de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, pusieron en marcha un proyecto para comunicar a diferentes públicos de Estados Unidos los logros de los silvicultores oaxaqueños para mitigar el cambio climático global.

Las doce comunidades en las que enfoca su atención la Universidad de Duke dedican 35 mil hectáreas de sus tierras comunales al manejo de bosques que capturan dióxido de Carbono (CO2) y liberan oxígeno respirable (O2)

En entrevista para los lectores de Crónica, la bióloga neoyorkina Sophia Palia, explicó que el proyecto universitario lleva por nombre “Comunicación de los procesos, valores e impactos de los Bonos de carbono por parte de los pueblos de la Integradora de Comunidades Indígenas y Campesinas de Oaxaca (ICICO)". Esta organización comenzó a construirse en el año 2000 y desde 2008 comenzó a realizar ventas de bonos de carbono en el mercado voluntario mexicano, para después ofrecer bonos de ese tipo al mercado internacional. En los últimos dos años, estos silvicultores han realizado ventas por 3.5 y 2 millones de dólares.

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Sophia Palia trabaja bajo la dirección de la doctora Elizabeth Shapiro, quien es profesora e investigadora de Prácticas de política y manejo ambiental, en la Escuela Nicholas sobre Medio Ambiente, de la Universidad de Duke. Shapiro Garza ha dedicado años al estudio de la organización ICICO, de Oaxaca.

Las doce comunidades indígenas y campesinas que integran ICICO han creado una red de viveros y dedican 35 mil hectáreas a la captura de Dióxido de Carbono.

Las doce comunidades indígenas y campesinas que integran ICICO han creado una red de viveros y dedican 35 mil hectáreas a la captura de Dióxido de Carbono.

Antimio Cruz

“El enfoque de esta visita es diferente porque tiene como objetivo entrevistar y colectar más imágenes para contar la historia de esta Integradora de Comunidades a personas en Estados Unidos, principalmente hacia audiencias externas a la investigación ambiental. Queremos que se conozca más la experiencia de estas comunidades entre el público general, pero también facilitar el conocimiento de este esfuerzo entre posibles compradores. Yo he trabajado en proyectos similares en otros lados del mundo y sé que tiene un alto impacto dar a conocer las voces directas de la gente que trabaja en el campo”, indicó la especialista que ha realizado trabajos en Indonesia y Perú.

La conexión de ICICO con Estados Unidos es importante porque entre sus compradores internacionales hay gobiernos locales, como la ciudad de Palo Alto, California, y compañías muy conocidas, como Disney. La venta internacional de bonos de carbono de las comunidades oaxaqueñas se realiza a través de la plataforma de financiamiento Cool Effect.

“Nuestro trabajo no se limita a dar a conocer una historia sobre captura de Dióxido de Carbono y venta de Bonos de carbono, que sí es bastante difícil. Lo que tenemos que hacer diferente es estructurar mensajes específicos para nuevas audiencias que no están en contacto con el tema: desde niños y adolescentes, hasta directivos que toman decisiones. Para poder comunicar con éxito a diferentes audiencias crearemos un portal de internet con contenido multimedia y trabajaremos en redes sociales, pero primero debes conocer lo que es valioso para cada audiencia e identificar cuáles son los valores que comparten con las personas que están trabajando directamente en el terreno forestal. No sólo queremos que entiendan a quienes cuidan los bosques, sino que sientan empatía y se preocupen por apoyar sus esfuerzos”, dice la bióloga a este diario.

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El proyecto de comunicación de la Universidad de Duke subraya mucho las bases científicas con las que trabajan las doce comunidades de ICICO que participan en la venta de bonos de carbono, que son San Bartolomé Loxicha, Santa María Tlahuitoltepec, San Juan Metaltepec, San Miguel Maninaltepec, San Juan Yagila, Santiago Teotlaxco, Santa María Zoogochi, Santiago Xiacuí, La Trinidad Ixtlán, Capulálpam de Méndez, Santa María Peñoles y San Juan Lachao. Esas comunidades pertenecen a cinco etnias: chinantecos, zapotecos, mixes, chatines y mixtecos. Sophia Palia entrevistó a representantes de estos grupos, en Trinidad Ixtlán, durante un encuentro por la Tercera venta de bono de carbono en el mercado internacional del proyecto Carbono, agua y biodiversidad indígena (Carbioin), de ICICO.

“Como científica, valoro mucho la solidez de los datos que hay detrás de cada mensaje que comunicamos; eso es una gran ayuda. Ahora intentamos ir un paso más allá y dar a entender lo que esos números y datos significan para la vida de las personas que cuidan los bosques y para quienes compran Bonos de carbono”, concluyó Palia.

ELIMINAR RUMORES Y DUDAS CON INFORMACIÓN VERAZ

El proyecto de comunicación de la Universidad de Duke busca ofrecer al público una mirada más clara sobre la cadena de acciones que hay detrás de la venta de bonos de carbono y los beneficios reales que genera para quienes cuidan los bosques. Sophia Palia explica que documentar y dar a conocer detalladamente el proceso es indispensable porque actualmente, en Estados Unidos y otros países altamente industrializados, existen críticas y acusaciones sobre la falta de transparencia y rigor en la manera como se paga y se usa el dinero para compensar las emisiones contaminantes de algunas compañías.