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Hongos medicinales y comestibles: Aliados de la salud humana

El descubrimiento de las propiedades farmacológicas de los hongos medicinales ha propiciado el auge de una industria dedicada a la obtención y venta de diversos productos

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Cultivo comercial de

Cultivo comercial de "Ganoderma lucidum".

A partir de las últimas décadas del siglo pasado y hasta la actualidad, la modificación de los hábitos alimenticios, aunado a la aparición de nuevas enfermedades y al incremento de pacientes con desórdenes metabólicos y emocionales, entre otros factores, ha propiciado la búsqueda de terapias alternativas y alimentos funcionales, es decir, que son a la vez nutritivos y con propiedades medicinales, que nos permitan tener una buena calidad de vida y mayor longevidad .

Si bien el origen de la mayoría de los fármacos con que contamos proviene de las plantas, el uso de hongos medicinales en terapias alternativas es un conocimiento ancestral, especialmente en las culturas orientales, aunque su práctica también está documentada en Europa, Norteamérica y África.

Actualmente, la industria dedicada a la elaboración de suplementos dietéticos y medicinales basados en extractos de hongos supera ventas a nivel mundial por 18 billones de dólares anuales, sin considerar que también se producen diversos productos para el control biológico de cultivos de plantas con acción insecticida, fungicida, bactericida, nematicida y antiviral, así como otros compuestos usados en cosmetología. Entonces, los hongos medicinales son comparables a las plantas medicinales, en términos de que se utilizan extractos o polvos para la prevención o alivio de molestias de diversas enfermedades. Para ello, se pueden utilizar las fructificaciones o el micelio deshidratados, extractos o incluso las esporas con fines de control biológico. Las preparaciones con hongos presentan, además, la clara ventaja de ser considerados productos seguros, ya que la mayoría provienen de cultivos comerciales, lo que garantiza pureza y certeza en la materia prima.

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"Chrysina victorina" en bosque mesófilo. Zongolica, Veracruz.

Se han adjudicado más de 200 propiedades medicinales a los hongos, siendo las más conocidas: antitumorales, inmunomodulatorias, antioxidantes, cardiovasculares, antivirales, antibacteriales, antiparasitarias, antifúngicas, antidiabéticas, neuroprotectoras y neuroregenativas. De éstas, la propiedad más reconocida es el fortalecimiento del sistema inmunológico, especialmente en pacientes con VIH, diferentes tipos de cáncer, hepatitis B, C y D, anemias, herpes, demencia, etc., o que pueden estar bajo tratamientos clínicos severos, como las quimio y radioterapias.

Con estos antecedentes, el consumo de productos a partir de hongos medicinales resulta una panacea, lo que ha favorecido la disponibilidad de múltiples productos de venta libre en el mercado. En algunos países, el crecimiento de esta industria ha ido a la par con el establecimiento de sistemas de regulación y legislaciones, derivadas de las usadas para sustancias obtenidas de plantas, con la finalidad de garantizar la calidad del producto comercializado. En ese caso, los países asiáticos, especialmente China, son más estrictos en la validación de sus productos, ya que deben contar con estudios clínicos. En México aún no se tiene un sistema de regulación específico para hongos medicinales.

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¿Por qué es importante garantizar la calidad del producto? Recordemos que los hongos no presentan estructuras u órganos que les permitan deglutir su comida, por lo que su alimentación se basa en absorber los nutrientes que están en su medio de crecimiento. ¿Cómo lo hacen?, secretando diversas enzimas que desdoblan grandes moléculas presentes en el medio para poder penetrar a las células. Como parte de este proceso, se generan múltiples compuestos químicos (metabolitos secundarios) responsables de sus propiedades medicinales. Hay que destacar que la disponibilidad de estos compuestos puede variar dependiendo de las condiciones de cultivo, así como del método de extracción utilizado para obtenerlos. Hasta ahora, no existen procesos estandarizados de extracción, por lo que los productos comerciales varían en su composición y consecuentemente, en su efectividad. Debido a lo anterior, las dosis recomendadas dependen de la presentación y formulación. Generalmente se sugieren de 4 a 6 cápsulas por día, lo que equivaldría a 0.5-1 g de extracto, o en el caso de los hongos deshidratados, lo equivalente a 100-150 g de hongos frescos.

A pesar de que el papel benéfico del consumo de hongos medicinales está ampliamente documentado y respaldado por estudios farmacológicos, moleculares y clínicos, existe aún un amplio sector de la población que desconoce sobre el tema. Por lo que recomendamos al lector que, si aún no lo ha hecho, considere probar esta terapia alternativa, teniendo en cuenta la importancia de comparar las presentaciones existentes en el mercado y decidir por aquellas que le ofrezcan mayor información sobre el origen y composición del producto.

Por otra parte, nos queda otra “sabrosa” alternativa, la incorporación de hongos en nuestra dieta. Si bien algunas especies medicinales presentan una consistencia y dureza no apetecible, como es el caso de los llamados técnicamente Ganoderma y comercialmente “reishi” o “ligzhi”, podemos deleitarnos con champiñones, setas, cuitlacoche, shiitake o especies silvestres, adecuándolos a nuestra gastronomía regional. Recordemos que además de sus propiedades medicinales, los hongos aportan proteínas, carbohidratos, ácidos grasos, fibra, vitaminas, minerales, entre otros compuestos de gran valor nutrimental.

Referencias

(1) Martínez-Carrera, D., M. Sobal, P. Morales, M. Bonilla, B. Pérez Armendáriz, Y. Mayett, W. Martínez, E. Montiel. 2010. Importancia de la producción de hongos comestibles, funcionales y medicinales en la alimentación y desarrollo nacional. Agroproductividad 3(3).

(2) Zied, D. C, A. Pardo Giménez (eds.). 2017. Edible and medicinal mushrooms: Technology and applications. Wiley. Oxford. 562 p.

* Red de Manejo Biotecnológico de Recursos