
Ignacio Enrique Zaldívar Huerta.
El término WiFi (del inglés, Wireless Fidelity) se ha vuelto común en nuestro lenguaje cotidiano y es para referirnos a la tecnología que permite la interconexión inalámbrica a Internet a través de un punto de acceso para nuestros dispositivos electrónicos como teléfonos celulares, computadoras, tabletas, electrodomésticos inteligentes, etc. Ahora, el término LiFi (del inglés, Light Fidelity) empieza ya a aparecer en nuestro vocabulario para referirse al acceso a internet para nuestros dispositivos, solo que ahora por medio de la luz.
Sí, LiFi es una tecnología inalámbrica que demuestra que la luz puede ser mucho más que luz, y es que permite la transmisión de datos por medio de ésta. A diferencia del WiFi, que utiliza señales de radiofrecuencia, LiFi solo necesita una lámpara con un chip para propagar la señal de Internet a través de las ondas luminosas, gracias a esta tecnología, podremos conectarnos a Internet con la luz de los focos o luminarias con que nos iluminamos.
La primera vez que se escuchó el término LiFi fue en 2011 cuando Harald Hass, profesor de la Universidad de Edimburgo presentó esta tecnología. El principio de funcionamiento de esta tecnología se basa en modificar la frecuencia de la luz visible, se usan lámparas LED que parpadean a tal velocidad que es imperceptible para el ojo humano, pero no para un fotorreceptor que va conectado al dispositivo que se va a conectar. Es el equivalente a conectar una antena WiFi a una computadora, solo que, en lugar de descifrar la señal WiFi interpreta una bombilla encendida o apagada.
A la lámpara se le coloca un codificador, la señal de Internet llega a dicho codificador y la bombilla se enciende o apaga para transmitir los datos. El fotorreceptor se coloca en una zona a la que llegue la iluminación con esta luz, interpreta dichos datos y permite la conexión.
Las principales ventajas de tecnología LiFi comparada a WiFi, son:
Más rápida: la velocidad actual del WiFi se sitúa entre 11 y 300 Mbit/s mientras que la del LiFi se ha comprobado experimentalmente que podría llegar a 224 Gbit/s, esto significa poder descargar una película de 1.5 Gbit en milésimas de segundo.
Más económica: resulta hasta 10 veces más barata que el WiFi, necesita menos componentes y gasta menos energía. ¡Basta con encender un foco!
Más accesible: cualquier foco o luminaria puede convertirse con facilidad en un punto de conexión a Internet, ya que solo se requiere acoplar un emisor LiFi.
Más segura: la luz no atraviesa paredes como las ondas de radio, evitando con esto que los piratas informáticos puedan interceptar las comunicaciones.
Mayor ancho de banda: el espectro luminoso es 10,000 veces mayor que el radioeléctrico, lo que incrementa su velocidad para transmitir datos por segundo.
Más confiable: el LiFi transmite la señal sin interrupciones, por lo que hace que las comunicaciones sean más estables que las del WiFi.
Sin interferencias: la luz no interfiere en las comunicaciones por radio, no se acopla con otros sistemas ni compromete las transmisiones en los aviones.
Sin cables e invisible: el LiFi aprovecha los focos y evita el uso de un enrutador, por lo que trabaja sin necesidad de cables. Además, puede funcionar con luz infrarroja, imperceptible para el ojo humano, o con luz visible led a muy baja intensidad para no molestar.
Sin saturación: la conexión a Internet por luz podría impedir el colapso del espectro radioeléctrico que, según Harald Haas, inventor del LiFi, podría llegar en 2025.
Evidentemente sus desventajas son:
X No funciona bajo la luz solar directa.
X No atraviesa las paredes u objetos que bloqueen el fotorreceptor.
X No funciona con la luz apagada.
X El uso continuo de electricidad para el encendido de los focos o luminarias podría provocar un aumento en nuestro recibo de electricidad.
X Solo funciona con aquellos dispositivos que tengan un fotorreceptor compatible con esta tecnología, es decir, que cuenten con un receptor capaz de decodificar la señal luminosa.
La información sobre los avances relacionados con esta tecnología fluye muy lentamente. Actualmente, se sabe que es posible convertir una lámpara LED convencional en un sistema de transmisión de datos sin cables capaz de enviar más datos que una antena de telefonía actual. Evidentemente es necesario tener una conexión a internet para que la antena de la bombilla transmita la información al resto de receptores de una vivienda u oficina. La tecnología LiFi aún tardará un tiempo en llegar a todos los hogares. Eso sí, cuando se extienda, el LiFi no está pensado en que va a sustituir al WiFi, sino que se van a complementar.
Esto debido a que actualmente sólo se han desarrollado dispositivos que permiten el envío de datos en una sola dirección (descarga), por lo que ambas tecnologías van a continuar conviviendo hasta que sea posible que LiFi sea bidireccional. Aeropuertos, hospitales o las calles de una ciudad son otros espacios donde podría aplicarse la tecnología LiFi. Se prevé que el auge de los dispositivos móviles y la demanda creciente de sistemas con mayor ancho de banda impulsen el desarrollo del LiFi en los próximos años.
Lo bueno de esta tecnología es que la infraestructura para la tecnología LiFi ya existe, ya que hay miles de luces por todas partes, se estima que 14 mil millones. Ante este escenario, solo queda echar a volar la imaginación y pensar que pronto el solo hecho de pararnos bajo la lámpara que usamos para iluminarnos podremos navegar en internet a velocidades inimaginables.
* Investigador del INAOE.
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